Han pasado más de 20 años desde que Ciudad Playa fue atacada por las personas y gobiernos más letales del mundo. Nadie sabe que pasó con las gemas que habitaban allí. Jasmin es una niña que creció en un mundo completamente aterrorizado por las gemas...
En lo alto de la torre de Concordia, una estructura imponente que se alzaba como el corazón del control humano sobre las gemas, Maximiliano observaba el vasto paisaje que se extendía bajo él. Desde su oficina, una sala rodeada de pantallas y dispositivos de alta tecnología, podía monitorear todas las operaciones que se llevaban a cabo en la Tierra, manteniendo un control estricto sobre los movimientos de las gemas copia y las gemas capturadas.
Las luces parpadeaban suavemente en los paneles de control, proyectando sombras frías y mecánicas en las paredes metálicas de la sala. Maximiliano se inclinó hacia el micrófono central, su rostro reflejado en el vidrio polarizado, con una expresión seria y determinada. Sabía que, aunque tenían el control en la mayoría de las áreas, las Crystal Gems seguían siendo una amenaza potencial, una chispa que, si no se apagaba, podría encender un fuego que consumiera todo lo que habían construido.
Su voz resonó en el sistema de comunicación, activando las pantallas en distintas ciudades y ubicaciones estratégicas alrededor del planeta. En cada pantalla, aparecieron los rostros de las gemas copia principales, cada una desde su propio territorio, donde supervisaban la captura y contención de las gemas rebeldes.
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La Esmeralda Madre apareció primero, su figura esbelta y majestuosa destacándose entre los edificios destruidos de una ciudad en ruinas. Sus ojos brillaban con un tono verde intenso, y su semblante reflejaba una calma peligrosa, como una serpiente al acecho. Era la líder más calculadora, conocida por su capacidad de anticipar los movimientos de sus enemigos.
Bismuto 7R1 fue la siguiente en aparecer, su figura robusta y poderosa ocupando la pantalla con una presencia imponente. Sus brazos mecánicos y su armadura pesada la hacían parecer más una máquina de guerra que una gema, y su reputación de ser despiadada en combate era bien conocida por todos. Desde su posición en una ciudad industrializada, donde las fábricas rugían día y noche, mantenía a raya a cualquier intento de rebelión.
Jaspe copia y Aquamarina copia aparecieron simultáneamente en otras pantallas, ambas rodeadas de los frutos de sus labores: gemas capturadas y sometidas, listas para ser usadas como combustible o para realizar trabajos forzados en las minas y fábricas humanas. Jaspe copia, con su estatura imponente y su fuerza bruta, era la más temida en el campo de batalla. Aquamarina copia, en cambio, manejaba las situaciones con una frialdad calculadora, utilizando su ingenio para someter a sus oponentes antes de que pudieran reaccionar.
Finalmente, Topacio copia hizo su aparición, desde las profundidades de una región costera, donde las aguas saladas y el viento fuerte parecían reflejar su carácter. Su figura era tan firme como la roca, su determinación inquebrantable. Tenía bajo su mando a un batallón de gemas copia, que patrullaban constantemente las costas, impidiendo cualquier intento de escape o infiltración.
Maximiliano los observó a todos, permitiendo que el silencio se asentara por un momento, marcando la importancia de lo que estaba a punto de decir. La tensión en el aire era palpable, cada líder de las gemas copia esperando las palabras que seguirían, sabiendo que cualquier error podría ser catastrófico.
—Las Crystal Gems siguen vivas, —comenzó Maximiliano, su voz grave y controlada—, y aunque hemos logrado avances significativos, no debemos subestimarlas. Son astutas, desesperadas y, lo más importante, tienen un conocimiento profundo de cómo operamos.
Los rostros en las pantallas permanecieron inmutables, pero Maximiliano podía sentir la atención concentrada de cada una de las gemas copia principales. Sabían que, aunque las Crystal Gems estaban debilitadas, seguían siendo una amenaza real.
—Las niñas, —continuó Maximiliano, sus ojos estrechándose ligeramente—, han logrado liberar a Peridot y a otras gemas. Esto no es un simple error; es una señal de que están organizándose, que están buscando una manera de contraatacar. No podemos permitir que esto continúe.
La Esmeralda Madre fue la primera en hablar, su voz resonando con una mezcla de seguridad y frialdad.
—¿Qué sugieres, Maximiliano? —preguntó, su tono reflejando una confianza en su propia habilidad para manejar cualquier situación.
Maximiliano no se inmutó ante su tono.
—Lo que sugiero, Esmeralda, —dijo, enfatizando su nombre con una precisión que cortaba el aire—, es que todas refuercen sus defensas y redoblen sus esfuerzos para capturar a las Crystal Gems. No podemos permitir que recuperen más de su fuerza. Y sobre todo, debemos asegurarnos de que los fragmentos de las diamantes estén completamente asegurados.
Bismuto 7R1 hizo un gesto de asentimiento, sus ojos brillando con una determinación feroz.
—Mis fábricas están seguras, —aseguró, su voz resonando como el metal golpeando contra el metal—. Ninguna gema rebelde podrá acercarse a los fragmentos sin que lo sepamos.
Jaspe copia mostró una sonrisa feroz, casi anticipando el enfrentamiento.
—Que vengan, —dijo con una risa oscura—. Estoy deseando enfrentarme a ellas. No tendrán ninguna oportunidad.
Maximiliano permitió que una pequeña sonrisa, más bien un rictus, se formara en la comisura de sus labios.
—Que su confianza no las ciegue, —advirtió—. Estas gemas han enfrentado desafíos mayores antes. Si hay algo que he aprendido sobre ellas es que nunca deben subestimarse. No debemos dejar cabos sueltos. Mantengan los fragmentos seguros y manténganse alertas. No quiero sorpresas desagradables.
Aquamarina copia, quien había permanecido en silencio hasta ahora, finalmente habló, su tono afilado como un cuchillo.
—Las mantendremos vigiladas, —dijo—. Pero Maximiliano, si estas niñas son tan peligrosas, ¿no sería mejor eliminarlas de una vez por todas?
La pregunta colgó en el aire, haciendo eco en la sala mientras Maximiliano meditaba la respuesta. Había algo en esas niñas que aún no comprendía del todo, algo que lo hacía querer mantenerlas bajo su control en lugar de simplemente eliminarlas. Pero sabía que era cuestión de tiempo antes de que tuviera que tomar una decisión definitiva.
—Por ahora, —respondió finalmente—, se las dejaré a ustedes. Si se cruzan en su camino, no duden en actuar. Pero no busquen el enfrentamiento directo a menos que sea necesario. Atraerlas hacia nosotros será mucho más efectivo.
Las gemas copia principales asintieron en silencio, cada una procesando las órdenes y ajustando sus estrategias para asegurarse de que no habría fallos.
Maximiliano cortó la comunicación, permitiendo que las pantallas volvieran a la oscuridad, sus pensamientos girando en torno a las Crystal Gems y a la peligrosa posibilidad de que estuvieran más cerca de unificar sus fuerzas de lo que él había previsto.
Mirando el vasto paisaje de Concordia, donde los soldados humanos patrullaban y las gemas capturadas eran llevadas a las fábricas y laboratorios, Maximiliano se permitió un momento de reflexión. La victoria aún estaba en sus manos, pero la sensación inquietante de que algo grande se estaba gestando no lo abandonaba.
El futuro estaba lleno de incertidumbres, pero una cosa era segura: no dejaría que nada ni nadie pusiera en peligro lo que había construido. Su mirada se endureció, y con una última mirada a las pantallas apagadas, salió de la sala, sus pasos resonando en el pasillo vacío.
La guerra aún no había terminado, y Maximiliano estaba decidido a ser el vencedor.