Capítulo 70

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El silencio en las alcantarillas era ensordecedor tras la batalla. Las chicas y las gemas estaban exhaustas, algunas heridas, otras aún en estado de shock por lo ocurrido. Jasmin, con el corazón palpitante y los pensamientos desordenados, sabía que tenía que actuar rápidamente. Las lágrimas aún brillaban en sus ojos, pero no era momento para detenerse. Las vidas de quienes amaba estaban en peligro, y ella tenía en sus manos la única esperanza de sanarlas.

Jasmin se arrodilló junto a Aria, la perrita que había intentado protegerlas con tanta valentía, pero que ahora yacía herida. Sus pequeños ojos, normalmente brillantes y llenos de vida, ahora estaban apagados por el dolor. Jasmin sacó la gema de cuarzo rosa que guardaba celosamente, la misma que perteneció a Steven, su poder latente dentro de ella. Sosteniendo la gema con manos temblorosas, la acercó a Aria.

—Por favor, sana a Aria —susurró Jasmin, sus palabras cargadas de desesperación y esperanza.

La gema brilló con una luz suave, envolviendo a Aria en un resplandor cálido. El tiempo pareció detenerse mientras Jasmin observaba cómo las heridas de la perrita comenzaban a cerrarse, el dolor en sus ojos disipándose lentamente. El brillo en sus ojos regresó, y Aria movió la cola débilmente, lamiendo la mano de Jasmin con gratitud.

—Lo lograste... —murmuró Jasmin, sintiendo que una parte de la tensión en su pecho se disipaba—. Estás a salvo, pequeña.

Aria se levantó lentamente, sus patitas tambaleándose un poco antes de recuperar el equilibrio. Dio unos pasos hacia Jasmin, quien la abrazó con fuerza, sintiendo el calor de la pequeña criatura que había arriesgado tanto por ellas.

—Gracias, Aria. Gracias por protegernos —dijo Jasmin en voz baja, acariciando a la perrita antes de ponerse de pie. Sabía que aún tenía más por hacer.

Jasmin se dirigió hacia Nagisa, que aún estaba inconsciente en el suelo, rodeada por sus hermanas. Karla y Mary la miraban con preocupación, pero Sarah, con sus ojitos llenos de lágrimas, no podía dejar de abrazarla, temblando por el miedo que había sentido al ser atrapada.

—Nagisa... —dijo Jasmin suavemente, arrodillándose junto a ella mientras las lágrimas empezaban a rodar por su rostro—. No puedo perderte, no después de todo lo que has hecho por nosotras.

Karla intentaba mantenerse fuerte, pero sus ojos traicionaban el miedo y la angustia que sentía. Mary, abrazando a Aria, observaba a Jasmin con esperanza, mientras Sarah seguía aferrada a su hermana mayor como si temiera que desapareciera en cualquier momento.

Jasmin colocó la gema de cuarzo rosa sobre el pecho de Nagisa y la luz sanadora volvió a brillar. El resplandor envolvió a Nagisa, y lentamente, sus heridas comenzaron a cerrarse. Jasmin podía sentir el poder de la gema trabajando, restaurando la vida en el cuerpo de su amiga.

Los párpados de Nagisa comenzaron a moverse y, finalmente, abrió los ojos. Se incorporó lentamente, su respiración aún irregular, pero viva. Karla, que había estado conteniendo el llanto, finalmente se dejó llevar por la emoción y corrió a abrazar a su hermana.

—¡Nagisa! —gritó Karla, envolviéndola en un abrazo fuerte—. ¡Pensé que te habíamos perdido!

Nagisa, todavía aturdida, sonrió débilmente y acarició la cabeza de Karla, sintiendo el calor del abrazo de su hermana.

—Estoy aquí, Karla. No voy a ninguna parte —dijo Nagisa con voz ronca, sintiendo una mezcla de alivio y dolor en su pecho.

Sarah, que había estado abrazándola todo el tiempo, apretó aún más fuerte, sin decir una palabra, simplemente dejando que las lágrimas cayeran por sus mejillas. Mary, que había estado observando en silencio, finalmente soltó a Aria y se unió al abrazo, rodeando a Nagisa con sus pequeños brazos.

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora