Capítulo 156

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El aire fresco de la noche envolvía a Ashley y Peridot mientras se alejaban del grupo, buscando un poco de intimidad bajo el cielo estrellado. Las ramas de los árboles susurraban suavemente con la brisa, creando una atmósfera tranquila que contradecía el caos que habían vivido. Por primera vez en mucho tiempo, ambas sintieron un respiro de paz.

Caminaron en silencio, disfrutando de la compañía mutua mientras el cielo oscuro se extendía sobre ellas. Las estrellas brillaban intensamente, y el brillo plateado de la luna iluminaba suavemente sus rostros. Ashley no podía evitar mirar de reojo a Peridot, la gema alta que caminaba a su lado con una calma que contrastaba con su habitual actitud analítica y energética. Peridot estaba más relajada, aunque la preocupación en sus ojos aún no se había disipado por completo.

Después de unos minutos de caminar, encontraron un claro en el bosque, un pequeño espacio rodeado de árboles, donde las estrellas parecían aún más cercanas y el mundo se sentía más inmenso y mágico.

Peridot, apoyada contra un tronco, levantó la mirada hacia el cielo, sus ojos reflejando las estrellas como si recordara algo distante, algo doloroso. Ashley, percibiendo el cambio en su actitud, se acercó lentamente y tomó asiento a su lado, inclinando la cabeza hacia ella.

—¿Qué es lo que te preocupa? —preguntó Ashley en voz baja, casi temiendo romper la tranquilidad del momento.

Peridot, sin poder hablar, solo bajó la mirada por un momento antes de levantar una mano lentamente, rozando con sus dedos la cicatriz que compartían, esa misma cicatriz que ambas llevaban como una marca de su pasado. Sus ojos verdes se llenaron de una melancolía profunda.

Ashley, observando el gesto, comprendió. La cicatriz que Peridot tenía en su mejilla no era solo un recuerdo físico. Era un dolor más profundo, uno que no podía borrarse con el tiempo. Con la mano temblorosa, Peridot señaló su cicatriz y luego hizo un gesto hacia las estrellas, su mirada perdida en el firmamento. De alguna manera, Ashley supo que quería contarle una historia, una historia que Peridot no podía decir con palabras, pero que intentaba transmitir a través de sus gestos.

Peridot señaló hacia las estrellas nuevamente, y luego hizo un gesto con sus manos, como si trazara una línea en el aire. Las estrellas, pensó Ashley, el cielo... y entonces, en un momento de comprensión, todo encajó.

—¿Te refieres a la batalla de Beach City? —murmuró Ashley, recordando los relatos que había escuchado sobre la guerra entre las gemas y la caída de Steven.

Peridot asintió lentamente, sus ojos entrecerrados mientras recordaba. Levantó una mano hacia su cicatriz nuevamente y, esta vez, trazó una línea descendente por su rostro, como si volviera a sentir el golpe que la marcó. Sus ojos se oscurecieron, y Ashley comprendió que estaba recordando algo horrible, algo que la había cambiado para siempre.

Peridot continuó moviendo sus manos, recreando la escena en su mente. Primero, mostró cómo había corrido, cómo había peleado, y luego cómo Steven, la luz de esperanza que representaba todo lo bueno y pacífico en su mundo, cayó. Peridot señaló su cicatriz, la cual no solo era un recordatorio de la batalla, sino también de la pérdida de alguien a quien había amado profundamente.

Ashley, conmovida, extendió una mano hacia Peridot, tocando suavemente su brazo. No necesitaba más explicaciones, lo entendía. Ambas compartían una herida, tanto física como emocional. Peridot había visto morir a Steven, y esa cicatriz en su mejilla era el testimonio de aquel día devastador.

El silencio se mantuvo entre ellas por unos instantes, pero no era incómodo. Era un silencio cargado de significado, de empatía. Sin pensarlo mucho, Ashley tomó la mano de Peridot, entrelazando sus dedos con los de ella. Peridot se sorprendió un poco al principio, pero luego permitió el contacto, dejando que esa conexión física hablara por ella.

El bosque a su alrededor parecía lleno de vida, pero en ese claro, solo ellas existían. Ashley levantó la mirada al cielo, admirando las estrellas junto a Peridot. El aire parecía más ligero, y por primera vez, notaron la belleza tranquila que el mundo les ofrecía.

Después de un rato, Peridot hizo algo inesperado: comenzó a tararear suavemente una melodía, una que Ashley reconoció de inmediato. Era la canción que Steven solía cantar: "Paz y Amor (en la Tierra ver)". Peridot tarareaba con suavidad, como si el recuerdo de Steven y su mensaje aún estuviera vivo dentro de ella.

Ashley, conmovida por el gesto, se dejó llevar por la melodía. Sin decir una palabra, se levantó y tiró suavemente de la mano de Peridot, incitándola a hacer lo mismo. Peridot se levantó con ella, un poco desconcertada al principio, pero no tardó en entender lo que Ashley quería hacer.

Bajo las estrellas, en medio del claro del bosque, comenzaron a bailar. Peridot, aunque un poco torpe al principio por su diferencia de altura, pronto se ajustó al ritmo lento que Ashley marcaba. Era un vals suave, improvisado, pero lleno de gracia y ternura. El sonido de la melodía tarareada por Peridot llenaba el aire, mientras ambas giraban lentamente bajo la luz de las estrellas.

Ashley sonrió mientras sentía el calor de la mano de Peridot en la suya, y con su otra mano descansando suavemente en el hombro de la gema más alta, se sintió segura. Cada paso que daban era una danza de comprensión, de cercanía. Los momentos de lucha, de dolor, parecían desvanecerse con cada giro.

Peridot, por su parte, se dejó llevar. Era la primera vez en mucho tiempo que se permitía sentir algo más que dolor. Junto a Ashley, sintió que el pasado, aunque imborrable, no la definiría para siempre.

El vals continuó durante unos minutos más, hasta que ambas, cansadas pero felices, se dejaron caer suavemente en el césped, respirando con tranquilidad. Se sentaron una al lado de la otra, con el claro ahora completamente iluminado por la luz de las estrellas. El silencio era cómodo, y ambas sentían cómo algo profundo comenzaba a florecer entre ellas.

Peridot y Ashley se miraron por un largo momento, y poco a poco, se fueron acercando. No había necesidad de palabras, solo una conexión silenciosa que había crecido con el tiempo. Ashley sentía su corazón latir con fuerza mientras sus rostros se acercaban, y Peridot, aunque inexperta en estas emociones, no retrocedió.

El viento soplaba suavemente, y las estrellas seguían brillando sobre ellas, testigos de un momento único e irrepetible.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora