Capítulo 22

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El calor del sol matutino iluminaba el patio del colegio, un lugar donde normalmente los estudiantes se reunían para charlar, estudiar, o simplemente pasar el tiempo entre clases. Sin embargo, la atmósfera en torno a Jasmin, Ashley, Nagisa y Ray era distinta. Habían acordado reunirse ahí para discutir qué pasos tomarían después de lo que había sucedido días atrás, pero un aire de incertidumbre y tensión flotaba sobre ellas.

Jasmin estaba distraída, con la mirada perdida en la distancia. Había pasado días intentando procesar todo lo que había vivido, desde la captura de Aquamarina en la torre presidencial hasta el extraño encuentro con las Jaspes salvajes en el bosque. Aunque intentaba actuar con normalidad, el peso de sus experiencias recientes la consumía.

Ashley, por otro lado, parecía más concentrada que nunca. Había asumido un papel de protectora entre sus amigas, especialmente después de la charla que había tenido con Jasmin sobre sus propias luchas personales. La cicatriz en su mejilla, normalmente una fuente de inseguridad, ahora la veía como una marca de fortaleza, un recordatorio de lo que había soportado y de lo que estaba decidida a superar.

Ray, más reservada, observaba a sus amigas con una mezcla de preocupación y lealtad. Había aprendido a ser fuerte desde muy joven, después de todo, había sobrevivido sola en un internado desde que tenía seis años, pero esta situación era diferente. Sentía que, por primera vez, no tenía todas las respuestas, y eso la inquietaba.

Nagisa, aunque siempre parecía la más tranquila del grupo, no dejaba de pensar en sus hermanas. Las había protegido desde la muerte de sus padres, y el reciente incidente con Perla había añadido un nuevo nivel de preocupación a su vida. Sabía que, para mantenerlas a salvo, tendría que tomar decisiones difíciles.

Mientras las cuatro chicas estaban en medio de su conversación, tratando de decidir qué hacer a continuación, un grupo de chicos se acercó. Eran del tipo que siempre andaban buscando problemas, con sonrisas arrogantes y miradas burlonas que irradiaban una confianza falsa. Uno de ellos, un chico alto con el cabello desordenado, habló primero.

—¿Qué tenemos aquí? Las chicas raras del colegio, siempre apartadas del resto,— dijo con una voz cargada de sarcasmo.

Ashley fue la primera en reaccionar. Dio un paso adelante, poniéndose frente a sus amigas como una barrera. —¿Tienes algún problema con nosotras?— preguntó, su voz firme y desafiante.

El chico se rió, claramente no esperaba que alguien se le enfrentara. —¿Problema? No, para nada. Solo nos preguntábamos por qué siempre están tan calladas. ¿Guardando algún secreto?—

Ashley apretó los puños, pero mantuvo la calma. —No es asunto tuyo lo que hagamos o no. ¿Por qué no te ocupas de tus propios asuntos?—

El chico levantó las manos en un gesto de fingida rendición. —Tranquila, solo estábamos bromeando.— Pero había algo en su tono que sugería que no se iba a retirar tan fácilmente.

Antes de que la situación pudiera escalar, una de las amigas del chico lo tiró del brazo. —Vamos, deja de molestar. No queremos problemas,— dijo, mirando a Ashley con una mezcla de respeto y cautela.

Con una última mirada burlona, el grupo se retiró, dejando a las chicas en paz.

Ashley exhaló lentamente, liberando la tensión acumulada en su cuerpo. —Nunca dejan de intentar hacernos sentir incómodas,— murmuró, girando para ver a sus amigas. —No podemos permitir que nos afecten.—

—Lo manejaste bien,— dijo Nagisa, admirando la manera en que Ashley había defendido a todas.

—Gracias,— respondió Ashley, aunque su mirada aún era dura. —No podemos permitirnos distracciones ahora. Tenemos cosas más importantes de qué preocuparnos.—

El resto del día pasó en una especie de neblina. Las clases seguían su curso, pero las chicas apenas podían concentrarse. Sabían que tenían que tomar una decisión sobre qué hacer, pero las opciones eran limitadas y peligrosas. Hablar con alguien de confianza significaba arriesgarse a exponerse, pero no hacer nada también tenía sus riesgos.

Al final de la jornada, cuando la mayoría de los estudiantes ya se había ido a casa, Nagisa se acercó a Ashley con un gesto de preocupación en su rostro. —Ashley, ¿podrías hacerme un favor?—

Ashley, que estaba organizando sus libros, levantó la mirada. —Claro, ¿qué necesitas?—

Nagisa miró a sus hermanas, que estaban ocupadas jugando a unos metros de distancia. —Mis hermanas y yo vamos a salir por unos días. Karla ha estado muy insistente con lo que le prometí, y creo que un cambio de aire nos haría bien.—

Ashley asintió, comprendiendo la necesidad de Nagisa de mantener a sus hermanas seguras y distraídas. —Por supuesto, no hay problema. ¿Qué necesitas que haga?—

—¿Podrías cuidar de Aria mientras no estamos? No quiero llevarla con nosotras, sería demasiado para manejar. Además, sé que le gustas mucho.—

Ashley sonrió al recordar cómo la pequeña perrita siempre corría hacia ella cada vez que llegaba a la casa de Nagisa. —Será un placer. Aria estará bien conmigo, no te preocupes.—

Nagisa le dio un apretón de manos agradecido. —Gracias, Ashley. Significa mucho para mí.—

Con eso arreglado, Nagisa se despidió de sus amigas, llevando a sus hermanas a casa para preparar el viaje. Las chicas se quedaron en el colegio un rato más, conversando sobre lo que podrían hacer en los próximos días, pero algo en el ambiente sugería que todas estaban cansadas y necesitaban un descanso.

Finalmente, cuando el sol comenzaba a ponerse, Jasmin se levantó de la mesa donde estaban sentadas. Había estado callada durante la mayor parte de la conversación, pero ahora parecía haber tomado una decisión.

—Voy a dar un paseo por el bosque,— dijo, su voz suave pero determinada.

Ray la miró con preocupación. —¿Estás segura? No es seguro ir sola por allí, especialmente después de lo que pasó.—

Jasmin asintió, su mirada fija en algún punto distante. —Lo sé, pero necesito pensar. No me tardaré mucho.—

Ashley se levantó para detenerla, pero algo en la expresión de Jasmin la hizo reconsiderar. —Solo ten cuidado,— dijo, su tono lleno de advertencia.

Jasmin les dedicó una pequeña sonrisa antes de salir del colegio, dirigiéndose hacia el bosque que bordeaba el pueblo. Sabía que necesitaba aclarar su mente, y el único lugar donde podía hacerlo era en el corazón del bosque, lejos del ruido y las distracciones.

Las chicas la observaron irse en silencio, comprendiendo que Jasmin necesitaba su espacio, pero preocupadas por lo que podría suceder.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora