Capítulo 107

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El aire se llenó de tensión y miedo cuando las chicas se agruparon en un rincón, observando con horror cómo sus amigas gemas caían una a una bajo el implacable ataque de Esmeralda. Cada golpe resonaba en sus corazones, intensificando el pavor que sentían al ver la brutalidad con la que Esmeralda, ahora controlada por la Esmeralda Madre, golpeaba sin piedad a las gemas que alguna vez habían sido sus aliadas, sus amigas.

Ashley, con los ojos llenos de lágrimas, se arrodilló junto a Peridot, quien yacía inconsciente después del ataque. La chica intentaba reanimarla, sacudiéndola suavemente mientras murmuraba palabras de aliento, desesperada por verla abrir los ojos. Pero Peridot no respondía, su cuerpo estaba débil y sus signos vitales apenas perceptibles.

-Peridot... por favor, despierta...- susurró Ashley, su voz temblorosa mientras sus manos acariciaban la mejilla de la gema, intentando aferrarse a la esperanza de que su querida amiga, su amor, volviera a levantarse. El miedo y la impotencia la invadían, pero no podía dejarla sola. Se negaba a aceptar que su amada Peridot quedara fuera de combate, no cuando más la necesitaban.

Karla, que había estado observando el enfrentamiento con los ojos bien abiertos, finalmente no pudo soportarlo más. Su voz, quebrada por la desesperación y el miedo, se elevó por encima del caos.

-¡Lapis, aléjate de ella!- gritó Karla, su voz cargada de pánico mientras las lágrimas corrían por su rostro. Las palabras resonaron en el campo de batalla, pero Lapis no se movió. Estaba congelada en el lugar, sus ojos fijos en Esmeralda, la gema que había sido su amor, ahora transformada en una sombra peligrosa de lo que alguna vez fue.

Las dos gemas se miraron en silencio, atrapadas en un momento que parecía eterno. Lapis, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, vio cómo Esmeralda bajaba la cabeza, sus ojos verdes, ahora amarillos, brillando con una frialdad que la aterrorizaba. Esmeralda levantó la mano lentamente, su intención clara: atacar a Lapis con la misma brutalidad con la que había derribado a las otras gemas.

Pero Lapis no se movió. Sabía que no podía huir, no de esto. Esta era Esmeralda, la misma Esmeralda a la que había amado con todo su ser, y a la que había perdido en medio del caos y el dolor de tantas batallas pasadas. Sabía que no podría soportar ver a Esmeralda destruirse a sí misma, o destruirla a ella, sin intentar al menos llegar a su corazón, a lo que quedaba de la gema que conocía.

"Esmeralda," comenzó Lapis, su voz suave pero cargada de emoción. Sus ojos azules se encontraron con los de Esmeralda, buscando en ellos algún rastro de la gema que había conocido. "Sé que estás ahí. Sé que todavía puedes escucharme."

La mano de Esmeralda tembló ligeramente, pero no bajó. Lapis continuó, dando un paso más cerca, ignorando los gritos de advertencia de Karla y las demás.

"Lo siento," susurró Lapis, su voz quebrándose al recordar las palabras que había lanzado en su última discusión, antes de que todo esto comenzara. "Siento haberte dicho esas cosas horribles. No quería herirte... No sabía cuánto te lastimaban mis palabras."

La mirada de Esmeralda pareció suavizarse, pero sus ojos seguían vacíos, dominados por el control de la Esmeralda Madre. Sin embargo, Lapis continuó, sabiendo que debía luchar no solo con sus palabras, sino con el amor que aún sentía por Esmeralda.

"Te he extrañado, Esmeralda. Todos estos años... no ha habido un solo día en que no pensara en ti," confesó Lapis, sus ojos llenos de lágrimas. "Pero más que nada, me duele saber que fui yo quien te alejó. Quiero que sepas que te amo... que siempre te he amado."

Las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de Esmeralda, un rastro de humanidad y emoción que se filtraba a través del trance. Lapis, viendo esto, sintió una chispa de esperanza. Lentamente, levantó la mano y, con una delicadeza infinita, secó las lágrimas de Esmeralda, sus dedos rozando la suave piel verde de la gema.

"Por favor, Esmeralda," murmuró Lapis, sus palabras llenas de ternura y desesperación. "Tranquilízate... vuelve a ser tú. Estoy aquí. No dejaré que te vayas de nuevo."

Esmeralda tembló visiblemente, su mano que sostenía el ataque se detuvo en el aire, sus ojos llenos de confusión y dolor. Lapis sabía que estaba llegando a ella, que detrás de ese trance, Esmeralda seguía luchando.

Finalmente, en un acto de pura desesperación, Lapis hizo lo único que le quedaba por hacer. Se inclinó hacia adelante y, con todo el amor que aún albergaba por Esmeralda, la besó suavemente en los labios. Fue un beso que transmitió todo lo que no podían decirse, un beso que hablaba de redención, de arrepentimiento y, sobre todo, de amor.

En el instante en que los labios de Lapis tocaron los de Esmeralda, algo cambió. Lapis, con delicadeza, movió sus dedos hacia el pecho de Esmeralda, donde se encontraba el dispositivo que la mantenía bajo el control de la Esmeralda Madre. Con una determinación que emanaba de su amor por Esmeralda, Lapis lo destrozó, dejando que las chispas y el metal cayeran al suelo, inservibles.

El cambio fue inmediato. Los ojos de Esmeralda, antes vacíos y controlados, recuperaron su color normal. La gema, ahora libre, parpadeó, como si despertara de un mal sueño. Sus piernas flaquearon, y estuvo a punto de caer, pero Lapis la sostuvo, abrazándola fuertemente contra su pecho.

Las otras gemas, las chicas, incluso la Esmeralda Madre, quedaron en silencio mientras miraban la escena. Había algo casi sagrado en el amor que compartían Lapis y Esmeralda, algo que momentáneamente había puesto fin a la batalla.

Lapis sostuvo a Esmeralda en sus brazos, abrazándola con toda la fuerza que tenía. "Estoy aquí, Esmeralda," susurró, mientras acariciaba su cabello suavemente. "Ya estás a salvo."

Esmeralda, aún temblando, se aferró a Lapis, sus lágrimas cayendo silenciosamente mientras susurraba palabras inaudibles, pero llenas de arrepentimiento y amor. La Esmeralda Madre, por primera vez, parecía haber perdido la compostura, observando con un brillo de rabia en sus ojos mientras veía cómo su control sobre Esmeralda se desmoronaba ante el poder del amor.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora