Capítulo 141

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Sarah, aún con su brazo vendado, se sentó con las piernas cruzadas sobre una pequeña manta en el improvisado refugio de Rubí. Sus ojos grandes y curiosos seguían cada uno de los gestos que Rubí hacía con sus manos, tratando de entender el lenguaje de señas con el que se comunicaba. A pesar de su corta edad, Sarah ya empezaba a dominar algunos signos. Ruby le había estado contando sobre su vida con Steven y Zafiro, y cada nuevo detalle que aprendía fascinaba a la niña.

Rubí levantó las manos de nuevo, mostrándole un gesto particular que Sarah ya conocía: amor. Luego hizo un signo que representaba una gema, y luego otro que indicaba fusionarse. A pesar de no poder hablar, sus movimientos eran fluidos y expresivos, transmitiendo la intensidad de los sentimientos que había compartido con Zafiro.

—¿Te fusionabas con Zafiro? —preguntó Sarah, sus ojos brillando con asombro. Rubí asintió, una leve sonrisa en sus labios. Sarah dio unas palmadas emocionada—. ¡Guau! ¡Eso suena increíble! ¿Y cómo era eso de estar juntas en una sola persona?

Rubí hizo otro gesto, esta vez señalando hacia el corazón y luego moviendo las manos como si estuviera envolviendo a alguien en un abrazo. Sarah inclinó la cabeza, su cara llena de asombro e inocencia.

—¡Entonces eran como una sola persona muy fuerte! —Sarah frunció el ceño, pensativa, antes de levantar la mirada hacia Rubí—. ¿Y esa gema tenía un nombre?— Rubí asintió, formando lentamente el nombre con sus manos: Garnet.

Sarah repitió el nombre en voz alta, probando la palabra en su boca. —Garnet... ¡Me gusta ese nombre! ¿Y Garnet era la líder? —Rubí asintió de nuevo, su expresión se suavizó con los recuerdos de su tiempo como parte de las Crystal Gems, su mirada nostálgica.

La pequeña Sarah se quedó en silencio por un momento, mirando las manos de Ruby y asimilando toda la nueva información. Luego, con su típico tono inocente, dejó caer una bomba que hizo que el cuerpo de Rubí se tensara.

—A mi amiga Perla... —Sarah empezó a decir lentamente— le robaron la energía para hacer una fusión. Eso dijeron las otras gemas malas. —Al ver que Rubí se quedaba paralizada, con su única mirada fija en ella, Sarah continuó sin darse cuenta del peso de sus palabras—. Dijeron que el papá de una de mis amigas quería crear una fusión muy grande, pero creo que esa fusión es mala.

Rubí dio un paso hacia atrás, estremecida. El nombre de Perla resonaba en su mente, y la imagen de su vieja amiga —una amiga que había peleado a su lado, que había amado y protegido a Steven— le traía recuerdos dolorosos. Aunque Sarah no podía entender la profundidad de lo que acababa de decir, Rubí sí. Perla, una guerrera tan noble, había sido utilizada de la manera más cruel imaginable, y ahora entendía por qué Sarah estaba sola. El plan que había escuchado tantas veces, sobre la creación de una fusión gigante hecha de gemas capturadas, comenzaba a encajar en su mente.

Rubí llevó una mano a su frente, preocupada y temblando ligeramente, pero sin dejar que Sarah lo notara. ¿Qué estaba ocurriendo con las gemas que solían ser parte de las Crystal Gems? ¿Cómo había llegado todo a este punto?

—Rubí... —La voz pequeña y dulce de Sarah la sacó de sus pensamientos oscuros. La niña había gateado hacia ella y le tocó la mano, sus ojos inocentes fijos en los de Ruby—. ¿Qué es una fusión mala?

Rubí se arrodilló junto a Sarah, incapaz de responder con palabras, pero tratando de transmitir su angustia a través de sus gestos. Hizo un movimiento que representaba a varias gemas unidas, pero luego dibujó un gesto brusco y forzado, haciendo que Sarah frunciera el ceño.

—¿Eso significa que no quieren estar juntas? —preguntó Sarah, con tristeza en la voz. Rubí asintió con un gesto firme. Sarah bajó la cabeza, pensando en su amiga Perla. Le dolía pensar que alguien podría estar sufriendo de esa manera.

Luego, con el mismo tono dulce de siempre, Sarah levantó la vista y le sonrió a Rubí. —¡Tienes que venir con nosotras! Mis amigas y yo estamos con más gemas, y podemos ayudarte a encontrar a Zafiro. —Su entusiasmo era contagioso, pero Rubí sacudió la cabeza lentamente.

Sarah se quedó confundida por un momento. —¿Por qué no? ¿No quieres verlas otra vez? —preguntó, su inocencia haciendo que todo pareciera tan simple. Rubí levantó las manos de nuevo, esta vez más despacio, tratando de explicarse. Hizo el gesto de no puedo y luego se llevó la mano al pecho. A través de señas, Rubí le explicó que no podía volver a verlas, no hasta que encontrara a Zafiro.

—Oh... —murmuró Sarah, procesando lo que Rubí le estaba diciendo. Sus pequeños labios temblaron un poco—. Entonces... ¿Zafiro es tu familia, verdad? —Ruby asintió, una sonrisa melancólica asomando en su rostro.

Antes de que Sarah pudiera seguir haciendo más preguntas, un sonido fuerte interrumpió la calma. Se escucharon golpes sordos en la puerta del refugio. Rubí se tensó inmediatamente, poniéndose en guardia, y Sarah la imitó, aunque de una manera mucho más inocente, sin comprender del todo el peligro.

—¿Qué fue eso? —preguntó Sarah en un susurro, agarrando la mano de Rubí. Los golpes continuaron, ahora más intensos, como si algo o alguien estuviera tratando de entrar a la fuerza.

Rubí se levantó rápidamente y llevó un dedo a sus labios, indicándole a Sarah que guardara silencio. Se acercó a la puerta con pasos calculados, su única mirada fija en ella, mientras Sarah, a pesar de no entender del todo la situación, la observaba con los ojos bien abiertos, sin moverse ni un centímetro.

El refugio, que había sido un lugar de calma y seguridad para ambas, ahora estaba lleno de tensión. Rubí, sin poder hablar, solo podía hacerle gestos a Sarah, indicándole que se mantuviera detrás de ella, mientras los golpes en la puerta se hacían cada vez más fuertes.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora