Mientras todo eso sucedía con Nagisa y sus hermanas, Jasmin había tenido un día agitado en la escuela. Aunque había intentado concentrarse en sus clases, su mente no dejaba de vagar hacia sus recientes encuentros con Perla. Las palabras de la gema y la tristeza en sus ojos la habían dejado preocupada, como si algo mucho más profundo estuviera ocurriendo detrás de su callada apariencia.
La campana finalmente sonó, marcando el final del día escolar. Jasmin recogió sus cosas con rapidez, deseando salir del edificio y dirigirse al bosque como había hecho en los días anteriores. Mientras caminaba por el pasillo principal, se dio cuenta de que no tenía que preocuparse por encontrar a Perla en el bosque esta vez, pues sentía que algo diferente iba a suceder.
Al salir del edificio, el bullicio de los estudiantes que se dirigían a casa llenaba el aire. El sol de la tarde comenzaba a descender en el cielo, tiñendo las calles con un cálido resplandor anaranjado. Jasmin cruzó el umbral de la puerta, y en cuanto lo hizo, escuchó una voz familiar llamándola.
—Jasmin…— la voz era suave, apenas un susurro en su oído, pero lo suficientemente clara como para detenerla en seco. Jasmin se giró rápidamente, buscando a la dueña de esa voz. Allí, de pie en la sombra de un árbol cercano, estaba Perla.
La gema llevaba una capucha oscura que cubría su característico cabello y parte de su rostro, asegurándose de que nadie pudiera reconocerla. A pesar de su intento de ocultarse, la elegancia natural de Perla aún era evidente. Su porte era impecable, y aunque trataba de pasar desapercibida, su presencia seguía siendo inconfundible.
“Perla,” susurró Jasmin, su corazón acelerándose de emoción y alivio al verla. Se apresuró a acercarse, notando cómo Perla se mantenía en las sombras para evitar llamar la atención.
Perla, con un leve gesto, indicó que caminaran juntas. Jasmin asintió y comenzó a andar junto a ella, alejándose del bullicio de la escuela. A medida que avanzaban por las calles más tranquilas, la presencia de Perla a su lado le brindaba una extraña sensación de seguridad y comodidad.
El silencio entre ellas era palpable, pero Jasmin no sentía la necesidad urgente de romperlo. Sabía que cuando Perla estuviera lista, hablaría, y mientras tanto, disfrutaba de la compañía de su enigmática amiga.
A mitad de camino, un grupo de chicos que conocían a Jasmin se cruzó en su camino. Eran del tipo que solía molestar a los demás por diversión, y al ver a Jasmin acompañada de una figura desconocida, su curiosidad y malicia se encendieron. —Hey, Jasmin, ¿quién es tu nueva amiga?— preguntó uno de ellos con una sonrisa burlona.
Otro de los chicos se acercó, intentado apartar la capucha de Perla para ver su rostro. —¿Por qué te escondes? ¿Qué tienes que esconder?—
Pero antes de que pudiera tocarla, Perla dio un paso al frente. No dijo una palabra, pero su mirada intensa, fría y calculadora fue suficiente para hacer que el chico retrocediera. Los demás, viendo la expresión de Perla, también dieron un paso atrás, sintiendo un miedo inexplicable.
Jasmin observó con asombro cómo Perla, sin pronunciar una sola palabra, logró intimidar a los chicos con solo una mirada. Los matones, confundidos y asustados, finalmente se apartaron, murmurando entre ellos mientras se alejaban.
Perla miró a Jasmin, y aunque no habló, la joven sintió que Perla la estaba reconfortando, asegurándole que todo estaba bien. Continuaron caminando en silencio, hasta que finalmente llegaron a un parque tranquilo, lejos del bullicio de la ciudad.
Jasmin se sentó en un banco, y Perla la acompañó, manteniendo su capucha puesta para evitar ser reconocida. Después de un rato, Jasmin sintió que Perla estaba lista para hablar.
—Steven,— comenzó Perla, y Jasmin casi se sobresaltó al escuchar el nombre salir de la boca de la gema. Era la primera vez que Perla mencionaba a Steven desde que se habían conocido. Jasmin se quedó en silencio, esperando a que Perla continuara.
Perla fijó su mirada en el horizonte, sus ojos llenos de un dolor que parecía haber estado guardado durante mucho tiempo. —La última vez que lo vi con vida… estaba tan lleno de esperanza, tan seguro de que todo saldría bien. Creía en un futuro donde humanos y gemas pudieran vivir en paz, donde todas las heridas del pasado pudieran ser sanadas.—
Jasmin escuchó atentamente, sintiendo el peso de las palabras de Perla como si fueran una carga que la gema había estado llevando sola durante años.
—Luchamos tanto, hicimos tantos sacrificios… Steven… él siempre fue el corazón de todo. Sin él… no sé cómo pudimos seguir adelante. Perdimos algo más que a un líder, perdimos a un amigo, a alguien que nos enseñó a ver el mundo de manera diferente.—
Perla hizo una pausa, sus ojos brillando con lágrimas no derramadas. —La última vez que lo vi, me dijo que todo estaría bien. Que tenía un plan. Pero… todo se vino abajo tan rápido. No pudimos salvarlo… No pudimos salvar a ninguno de ellos.—
Jasmin sintió un nudo en la garganta, pero no dijo nada, dejando que Perla continuara.
—Cuando Steven cayó, fue como si el mundo se detuviera. Las gemas… todas estábamos perdidas. Las Diamantes intentaron mantenernos unidas, pero… la humanidad no nos dejó en paz. Nos temían, nos odiaban. Y así, poco a poco, todo se desmoronó.—
Jasmin podía sentir el dolor en cada palabra que Perla decía. La tristeza, la culpa, la desesperación. Todo lo que la gema había guardado en su corazón durante esos veinte largos años.
—Intenté mantener la esperanza, intenté seguir adelante… pero todo lo que veía era la destrucción. Steven nos dejó con una misión que no pudimos cumplir, y eso… eso me ha roto más de lo que puedo describir.—
Perla finalmente volvió la mirada hacia Jasmin, sus ojos encontrando los de la joven. —Pero ahora… te veo a ti. Y veo algo en ti, Jasmin. Algo que me recuerda a él. La misma determinación, la misma luz. Y eso… eso me da un poco de esperanza.—
Jasmin se sintió abrumada por las palabras de Perla, sintiendo una conexión profunda con la gema, como si el destino las hubiera unido por alguna razón. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo en respuesta, Perla se puso de pie.
—No puedo quedarme aquí mucho tiempo,— dijo, aunque Jasmin sabía que solo ella podía escucharla. —Pero estaré cerca. No te preocupes, Jasmin. Todo estará bien.—
Perla le dedicó una última mirada, una que estaba llena de una tristeza melancólica pero también de una promesa no dicha. Luego, con la misma elegancia con la que había llegado, comenzó a alejarse, desapareciendo entre las sombras del parque.
Jasmin la observó irse, sintiendo que una parte de su corazón se iba con Perla. Sabía que esta no sería la última vez que la vería, pero la tristeza en las palabras de Perla la dejaron con una sensación de impotencia. Quería hacer algo para ayudar, para aliviar el dolor de la gema, pero no sabía cómo.
Mientras se quedaba sola en el parque, Jasmin no podía evitar pensar en lo que Perla le había contado. Las imágenes de Steven, de las batallas, de la caída de las gemas… todo se mezclaba en su mente, dejándola con más preguntas que respuestas.
El sol comenzó a ocultarse, y la oscuridad empezó a envolver el parque. Jasmin finalmente se levantó, con la cabeza llena de pensamientos. Caminó de regreso a casa, con la determinación de no dejar que la historia de Perla terminara en tragedia.
**Continuará…**

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Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1
FanfictionHan pasado más de 20 años desde que Ciudad Playa fue atacada por las personas y gobiernos más letales del mundo. Nadie sabe que pasó con las gemas que habitaban allí. Jasmin es una niña que creció en un mundo completamente aterrorizado por las gemas...