Capítulo 149

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El camino hacia el refugio improvisado había sido largo y lleno de tensión. Nagisa apenas podía disimular su preocupación mientras caminaba con pasos rápidos, apretando los puños. Sus ojos, normalmente llenos de firmeza, ahora reflejaban un miedo palpable por su pequeña hermana. A su lado, Ashley permanecía en silencio, su rostro endurecido mientras su mente no dejaba de pensar en Peridot, pero sabía que tenía que concentrarse. La búsqueda de Sarah era lo más importante ahora.

Esmeralda y Lapis las acompañaban, moviéndose con la misma agilidad que siempre, pero aún más silenciosas, como si la gravedad de la situación las hubiera sumido en una seriedad absoluta. Aunque no podían hablar, sus miradas intercambiadas transmitían una profunda comprensión. Jasmin, que iba un poco más adelantada, escuchaba en su mente los susurros de ambas gemas. Podía sentir la urgencia en sus pensamientos, pero también el miedo, especialmente el de Lapis, quien estaba visiblemente afectada.

Aria, la pequeña cachorra, iba olfateando el suelo, guiando el grupo hacia lo que esperaba fuera el paradero de Sarah. El viento frío que soplaba en la tarde hacía que el pelaje de la cachorra se moviera, pero nada podía detenerla. A pesar de su corta edad, parecía saber que algo estaba mal.

Al cabo de un rato, se toparon con lo que parecía una pequeña estructura de piedra casi oculta entre la vegetación. Estaba desgastada, como si hubiera sido abandonada hace tiempo, pero aun así mantenía su forma, algo que sugería que quien la había hecho la había reforzado varias veces. El exterior estaba cubierto de musgo y hojas, como si la naturaleza misma hubiera intentado tragarse el refugio. Las chicas y las gemas se acercaron con cautela, sus pasos resonando en el suelo húmedo.

Nagisa fue la primera en empujar la puerta improvisada, que crujió de forma ominosa al abrirse. El interior estaba sumido en la penumbra, iluminado solo por la luz tenue que se filtraba a través de las grietas. Al principio, no vieron nada fuera de lo común, pero a medida que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, el desorden se hizo evidente. La pequeña habitación estaba destrozada, con objetos esparcidos por el suelo. Era como si alguien hubiera salido de allí de manera apresurada o, peor aún, como si hubiera habido una pelea.

Esmeralda y Lapis fueron las primeras en moverse, recorriendo la habitación con una precisión meticulosa. Lapis se acercó a una mesa donde yacían fotos viejas, su mirada se suavizó al reconocer los rostros que aparecían en las imágenes. Jasmin observó cómo Lapis levantaba una fotografía de Zafiro y Rubí, ambas abrazadas con sonrisas serenas en sus rostros. Bajo la imagen, había una frase escrita a mano con letra temblorosa que decía: "Por siempre juntas". Jasmin sintió un nudo en la garganta al escuchar los pensamientos de Lapis. Aunque la gema no podía hablar, sus emociones resonaban con fuerza: un profundo dolor y añoranza por las relaciones y la vida que alguna vez conocieron.

Esmeralda, por su parte, encontró más fotos, esta vez de Steven, esparcidas por el suelo. Se arrodilló para recoger una en particular que mostraba a Steven riendo con Garnet a su lado, ambos claramente felices. Aunque Esmeralda no podía expresar sus pensamientos en palabras, Jasmin podía oír su tristeza y nostalgia. "Ellos creían en algo más grande... Algo que ya no tenemos...", murmuró en su mente.

Ashley se acercó a la esquina de la habitación donde parecía haberse colocado un pequeño altar improvisado. No era nada lujoso, pero el espacio había sido cuidadosamente dispuesto con objetos que claramente eran importantes para Rubí. Había una pequeña figura de Steven hecha de piedras y, al lado, un pañuelo que parecía haber sido bordado a mano. Aunque todo estaba cubierto de polvo y tierra, estaba claro que alguien había cuidado de ese lugar hasta no hace mucho.

—Rubí... ella estuvo aquí, ¿verdad? —dijo Nagisa en voz baja, rompiendo el silencio que había caído sobre ellas.

Jasmin asintió. Aunque no había oído una respuesta clara, los pensamientos de Esmeralda y Lapis confirmaban lo que ya todas sabían. Rubí había estado en ese refugio, tal vez ocultándose o preparándose para algo. Pero, ¿dónde estaba ahora? Y, lo más importante, ¿dónde estaba Sarah?

Antes de que pudieran discutirlo más, Aria, que había estado explorando el lugar con su hocico, comenzó a ladrar de manera insistente. El grupo se giró para ver a la cachorra parada frente a la puerta de nuevo, olfateando el aire con energía renovada. Sin esperar a que las chicas reaccionaran, Aria salió corriendo por el sendero que continuaba más allá del refugio.

—¡Aria! —gritó Ashley, comenzando a correr detrás de ella.

—¡Tenemos que seguirla! —Nagisa urgió, sus ojos brillando con determinación.

Sin dudarlo, las chicas, Esmeralda y Lapis siguieron a la cachorra, dejando atrás el desorden del refugio. El terreno se volvió más irregular a medida que avanzaban, con rocas y raíces que parecían querer hacerlas tropezar a cada paso. Aria no dejaba de ladrar, sus pequeñas patas moviéndose con agilidad entre las piedras, y el grupo apenas lograba seguirle el ritmo.

Después de lo que parecieron horas de correr, llegaron a un área donde la tierra se hundía hacia lo que parecía ser la entrada de una cueva subterránea. La entrada era oscura y amplia, un agujero en la tierra que exudaba una sensación ominosa. Jasmin sintió un escalofrío recorrerle la espalda, pero no era por el frío. Algo dentro de esa cueva estaba mal.

—¿Aquí es...? —Ashley comenzó a decir, pero sus palabras se desvanecieron cuando Aria se detuvo justo en la entrada y comenzó a ladrar con más fuerza.

Jasmin se acercó un poco más, intentando escuchar los pensamientos de las gemas a su alrededor, pero lo único que captó fue una ola de preocupación. Esmeralda y Lapis estaban tan alertas como ella. Aria, con sus orejas levantadas y su cuerpo rígido, estaba segura de que habían llegado al lugar correcto.

—Tiene que estar aquí... —murmuró Nagisa, con la voz rota por la preocupación.

Las chicas, junto con Esmeralda y Lapis, miraron la oscura entrada de la cueva con miedo en sus corazones, sabiendo que lo que les esperaba dentro no sería fácil. Pero no podían detenerse. Sarah estaba allí, y no descansarían hasta traerla de vuelta.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora