Nagisa despertó al tercer día de su captura, sus muñecas todavía enrojecidas por las ataduras. El campamento militar de las esmeraldas era un lugar sombrío, un laberinto de tensiones y temores ocultos bajo la aparente disciplina. El aire estaba impregnado del olor metálico del acero, mezclado con el aroma agrio del ácido que había visto cubrir a varias gemas, incluida la que ahora la mantenía bajo su constante mirada: Esmeralda.
Esmeralda permanecía cerca, nunca demasiado lejos, siempre observando en silencio. Su figura alta y esbelta se movía con una gracia que apenas disimulaba la tensión que se apoderaba de su cuerpo. Los ojos de la gema no se apartaban de Nagisa, pero había algo más profundo, algo que ni siquiera la gema más endurecida podría ocultar por completo: un conflicto interno que desgarraba su propia esencia.
Nagisa se incorporó lentamente, apoyando su espalda contra la fría pared de piedra que delimitaba su prisión. Sus ojos se encontraron con los de Esmeralda, y por un momento, el tiempo pareció detenerse. La mirada de Esmeralda estaba cargada de algo indescriptible, algo que Nagisa no había visto en ninguna otra esmeralda hasta ahora. No era hostilidad, pero tampoco era bondad. Era una especie de tormento silencioso, un dolor profundo que solo alguien que ha perdido mucho podría comprender.
-Sé que no quieres hacer esto,- dijo Nagisa con suavidad, rompiendo el silencio que había reinado entre ellas. -Puedo verlo en tus ojos. No eres como las otras.-
Esmeralda no respondió, pero sus dedos se apretaron ligeramente, un gesto automático que traicionaba sus verdaderos sentimientos. Sus ojos no dejaban de observar a Nagisa, como si intentara leer sus pensamientos, encontrar alguna mentira oculta en sus palabras.
-Tienes la oportunidad de elegir,- continuó Nagisa, su voz serena pero cargada de urgencia. -Podrías liberarme. Podríamos escapar de este lugar, lejos de la Esmeralda Madre y su crueldad. Podrías unirte a nosotras... ser una Crystal Gem de nuevo.-
Los ojos de Esmeralda se estrecharon, y por un momento, Nagisa pensó que había logrado atravesar la dura fachada de la gema. Pero entonces, Esmeralda negó con la cabeza, sus movimientos tensos y precisos. Con una mano temblorosa, hizo una serie de señas que Nagisa tardó un segundo en entender.
"No puedo," decían las señas. "No puedo traicionar a las esmeraldas. No después de todo lo que hemos pasado."
Nagisa suspiró, pero no se rindió. -Sé que tu corazón no está en esto, Esmeralda. Vi cómo mirabas a Lapis. Vi el dolor en tus ojos cuando te acercaste a ella. La amas, ¿verdad?-
Esmeralda titubeó, su expresión endureciéndose por un instante. Luego, bajó la mirada, incapaz de sostener la de Nagisa por más tiempo. Sus manos se movieron lentamente, como si cada palabra que formaba le costara un mundo.
"Lapis... mi amor... no puede ser. La herí demasiado. Nunca volveré a ser una Crystal Gem. No después de lo que pasó con Steven, con las otras. Perdí ese derecho."
Nagisa sintió una punzada de compasión al ver la lucha interna de Esmeralda. -No tienes que cargar con esa culpa para siempre. Todos cometemos errores. Pero tienes la oportunidad de hacer lo correcto ahora. ¿No quieres al menos intentar enmendarlo? Intentar vivir una vida diferente, una vida mejor, con Lapis y con nosotras.-
Por un momento, el silencio volvió a caer entre ellas. Esmeralda parecía perdida en sus pensamientos, su mirada distante mientras consideraba las palabras de Nagisa. Era evidente que las dudas y los miedos la consumían, pero también lo era que sus sentimientos por Lapis seguían siendo una fuerza poderosa en su vida.
-Si vienes conmigo,- dijo Nagisa con suavidad, -podríamos encontrar una forma de curar a Lapis, de sanar las heridas que ambas llevan. No tienes que hacerlo sola. Lapis te necesita, Esmeralda. Y tú también la necesitas a ella.-
Esmeralda cerró los ojos, su rostro tenso por la lucha interna que la dividía. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, abrió los ojos de nuevo y asintió, pero solo una vez. No era una promesa de liberación, pero era una pequeña señal de que las palabras de Nagisa habían calado hondo.
Con movimientos lentos y casi vacilantes, Esmeralda se inclinó hacia Nagisa y, por primera vez desde que la había capturado, extendió una mano hacia ella. Fue un gesto tierno y vacilante, como si Esmeralda no estuviera segura de si debía o no tocar a la humana, pero la necesidad de contacto superó su duda.
Nagisa pasó su mejilla contra la mano de Esmeralda, notando el frío de la piel de la gema contra la calidez de la suya. -No estás sola, Esmeralda,- murmuró Nagisa. -No tienes por qué estarlo.-
Esmeralda retiró su mano con cuidado, levantándose y dirigiendo una última mirada a Nagisa. Sus ojos aún reflejaban un mar de emociones encontradas, pero había algo más, algo que Nagisa interpretó como una promesa silenciosa.
"Volveré," parecía decir Esmeralda con sus ojos antes de alejarse, saliendo de la pequeña celda sin hacer ruido, dejando a Nagisa con sus pensamientos.
El campamento volvió a sumirse en el silencio tras la partida de Esmeralda, pero Nagisa no pudo evitar sentir una pequeña chispa de esperanza en su pecho. Sabía que el camino hacia la redención de Esmeralda sería largo y difícil, pero si lograba hacerla ver que aún había esperanza, entonces tal vez, solo tal vez, podrían cambiar el curso de los acontecimientos.
Sin embargo, mientras Esmeralda se alejaba, su expresión volvió a endurecerse. Sabía que no podría ocultar sus dudas por mucho tiempo, y que la Esmeralda Madre no sería tan comprensiva como Nagisa. Tenía que ser cuidadosa, muy cuidadosa, porque cualquier error podría significar la destrucción de todo lo que aún le importaba.
"¿Qué haré cuando regrese?" pensó Esmeralda mientras caminaba por el campamento, su mente dividida entre sus obligaciones y sus deseos. "¿Podré realmente volver a ser una Crystal Gem? ¿O mi destino está sellado junto a la Esmeralda Madre?"
Esa pregunta quedó sin respuesta mientras se desvanecía en la oscuridad de la noche, sabiendo que la decisión más importante de su vida aún estaba por llegar.
**Continuará...**

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Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1
FanfictionHan pasado más de 20 años desde que Ciudad Playa fue atacada por las personas y gobiernos más letales del mundo. Nadie sabe que pasó con las gemas que habitaban allí. Jasmin es una niña que creció en un mundo completamente aterrorizado por las gemas...