El sol comenzaba a ocultarse sobre Green City, lanzando largas sombras sobre las ruinas de la ciudad, mientras el grupo se preparaba para dividirse en busca de Ray. El ambiente era tenso; sabían que la ciudad no era segura para ellas, especialmente con las gemas bajo constante amenaza. Perla aún estaba débil y apenas podía caminar, por lo que Jasmin decidió quedarse a su lado.
—Nosotras nos quedamos aquí —anunció Jasmin, con una voz firme, pero claramente preocupada—. Perla no puede seguir adelante.
Nagisa asintió, tomando la iniciativa de encabezar al resto del grupo hacia la región oeste de la ciudad, donde esperaban encontrar alguna señal de Ray. Con ella estaban Karla, Mary, Sarah, Rubí y Zafiro, estas últimas bajo sus capuchas, tratando de pasar desapercibidas.
El viento frío soplaba por las calles desoladas, trayendo consigo recuerdos de un pasado que ninguna quería enfrentar. Mientras caminaban, el ambiente de la ciudad se volvía cada vez más opresivo, con edificios a medio derrumbarse y carteles viejos que crujían al ser azotados por el aire.
Rubí y Zafiro, bajo sus capuchas, intentaban moverse con cautela, conscientes de que cualquier atención no deseada podría resultar desastrosa. Pero no pasó mucho tiempo antes de que empezaran a notar algo inquietante. La gente de la ciudad, quienes hasta ahora parecían ignorar su presencia, comenzaba a fijarse en ellas. Las miradas se volvían inquisitivas, como si sospecharan que algo estaba fuera de lugar.
—Esto no me gusta... —murmuró Nagisa, mirando de reojo a la multitud.
Sarah, inocente como siempre, se aferraba a Nagisa con fuerza, sin entender del todo lo que sucedía. Mientras avanzaban, un hombre en particular comenzó a acercarse demasiado a ellas. Su mirada se fijó directamente en Zafiro, como si algo en su figura le resultara sospechoso.
Zafiro bajó la cabeza aún más, intentando ocultarse dentro de su capa, pero el hombre siguió avanzando. Cada paso que daba aumentaba la tensión en el aire. Rubí, que caminaba junto a ella, comenzó a agitarse. No podía hablar, pero su cuerpo irradiaba una rabia que era imposible ignorar.
—¿Qué está haciendo ese hombre? —preguntó Karla, mirando curiosa la escena.
Nagisa le lanzó una mirada de advertencia, pero era demasiado tarde. El hombre se acercó tanto a Zafiro que parecía estar a punto de descubrir su identidad. Sus ojos recorrían su figura, intentando ver bajo la capucha. Zafiro, con una expresión de pánico, dio un paso hacia atrás, chocando contra Rubí.
El miedo de Zafiro encendió la ira de Rubí. Sin previo aviso, Rubí agarró al hombre del brazo con fuerza. Antes de que nadie pudiera reaccionar, lo lanzó por los aires con una fuerza descomunal. El hombre gritó de horror mientras volaba varios metros, cayendo de manera estrepitosa cerca de un escenario donde se estaba celebrando un pequeño concierto.
—¡Rubí, no! —gritó Nagisa, pero ya era demasiado tarde.
El hombre se levantó lentamente, claramente aturdido por la caída, pero con suficiente conciencia para señalar a Rubí y Zafiro.
—¡Ellas! —gritó, su voz resonando en la plaza—. ¡Ellas son gemas!
La multitud que hasta ese momento había estado disfrutando del concierto comenzó a voltear la cabeza hacia Ruby y Zafiro, quienes, en la confusión, habían dejado caer sus capuchas, revelando sus identidades. Un murmullo de sorpresa y temor se extendió por la plaza, transformándose rápidamente en gritos de alarma.
—¡Gemaaaaas! —gritó alguien desde el fondo de la multitud.
Ruby y Zafiro retrocedieron, sus rostros mostrando puro pánico. No podían hablar, pero sus ojos se comunicaban claramente: estaban en peligro.
—¡Nagisa! —dijo Sarah, mirando a su hermana mayor con ojos grandes y preocupados—. ¿Por qué todos están tan enojados? ¿No podemos solo pedirles que se calmen?
Nagisa miró a su hermanita con una sonrisa tensa, sabiendo que la situación era mucho más peligrosa de lo que Sarah podía entender.
—Sarah, no creo que eso funcione esta vez... —murmuró, mientras la multitud comenzaba a reunirse, algunos armados con antorchas y herramientas improvisadas.
Nagisa se paró frente al grupo, levantando las manos como un intento desesperado por calmar a la turba.
—¡Escuchen! —comenzó, su voz firme pero con un toque de desesperación—. ¡No son lo que piensan! Estas gemas no son sus enemigas, ¡por favor, entiendan!
Pero sus palabras parecían caer en oídos sordos. La multitud, aterrada y enfurecida, seguía avanzando, sus gritos llenando el aire.
Karla, siempre la más impetuosa, lanzó un suspiro exasperado.
—¡Por favor, ya es la cuarta vez que nos emboscan! ¡Estoy harta de esto! —se quejó, mirando con frustración a la gente que las rodeaba.
Rubí y Zafiro comenzaron a retroceder, su miedo palpable. Sarah intentaba agarrarse a Nagisa aún más fuerte, mientras Mary se mantenía cerca de Karla.
La situación se volvía insostenible. Nagisa sabía que sus palabras no estaban funcionando, pero no podía permitirse el lujo de perder la calma. Miró a sus hermanas, a las gemas, y luego a la multitud que avanzaba lentamente hacia ellas. Estaba claro que solo había una opción.
—Nagisa... —susurró Karla, con una mezcla de ansiedad y anticipación—. ¿Qué vamos a hacer?
Nagisa los miró a todos, su mente trabajando a toda velocidad. Y luego, con una expresión completamente seria, dijo:
—Corran.
Las chicas y las gemas no tardaron en reaccionar. Rubí y Zafiro fueron las primeras en moverse, seguidas de Nagisa, Karla, Mary y Sarah. Comenzaron a correr a través de las calles de Green City, dejando atrás a la multitud furiosa, que las perseguía con antorchas y gritos amenazantes.
El sonido de los pies golpeando el pavimento y las respiraciones agitadas llenaba el aire, mientras el grupo se adentraba en los callejones oscuros de la ciudad, buscando desesperadamente una forma de escapar.
Desde las sombras, Amatista observaba todo en silencio, su expresión impasible mientras el caos se desataba a su alrededor.
**Continuará...**
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Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1
FanficHan pasado más de 20 años desde que Ciudad Playa fue atacada por las personas y gobiernos más letales del mundo. Nadie sabe que pasó con las gemas que habitaban allí. Jasmin es una niña que creció en un mundo completamente aterrorizado por las gemas...