Capítulo 24

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Los días pasaron como hojas arrastradas por el viento, y Jasmin se mantuvo fiel a su promesa de visitar a Perla cada día. La rutina se convirtió en un ancla para ambas, aunque lo que se desarrollaba entre ellas estaba lejos de ser rutinario. Cada mañana, Jasmin se despertaba temprano, empacando cuidadosamente una mochila con pequeños regalos, comida, y un abrigo nuevo para Perla, antes de dirigirse al bosque. En su mente, los pasos que daba hacia la cueva se habían convertido en un ritual, uno que la acercaba cada vez más a la misteriosa gema que se escondía en las sombras.

El primer día, Perla apenas reaccionó cuando Jasmin dejó la comida cerca de ella y se sentó en silencio al otro lado de la cueva. La gema se mantenía distante, observando a Jasmin con desconfianza, sin decir una palabra. A pesar del silencio tenso, Jasmin no se desanimó. Sabía que ganarse la confianza de Perla llevaría tiempo, y estaba dispuesta a esperar lo que fuera necesario.

El segundo día, Jasmin trajo un abrigo de lana, anticipando que la temperatura comenzaría a bajar en las noches. Cuando lo dejó cerca de Perla, la gema lo miró con una mezcla de sorpresa y recelo, sin acercarse a él al principio. Jasmin, sentada en su usual lugar en la cueva, no dijo nada, pero sonrió suavemente cuando notó que, después de un rato, Perla estiró una mano cautelosa y tomó el abrigo, envolviéndose en él sin apartar la mirada de Jasmin.

El tercer día, Jasmin trajo algunas frutas frescas y un pequeño libro, uno que había disfrutado de niña. Perla aceptó la comida sin hacer comentarios, aunque su mirada había suavizado un poco. Observó cómo Jasmin hojeaba el libro, leyendo en voz alta algunos pasajes cortos, tratando de romper la barrera invisible entre ellas. Aunque Perla no respondía, Jasmin podía sentir que algo estaba cambiando. La distancia que Perla mantenía no era tan marcada como antes; se sentía una ligera apertura, un indicio de que la desconfianza inicial estaba cediendo poco a poco.

Finalmente, llegó el cuarto día. Jasmin, habiendo agotado su suministro de regalos, decidió simplemente pasar el tiempo hablando con Perla. Se sentó cerca de ella, lo suficientemente cerca como para que la luz de la cueva alcanzara sus rostros, pero aún respetando el espacio de la gema.

—Perla,— comenzó Jasmin con voz suave, —sé que no confías en mí, y lo entiendo. Pero quiero que sepas que no estás sola. Si alguna vez quieres hablar, estaré aquí para escucharte.—

Perla la observó en silencio, sus ojos azules destellando bajo la luz tenue. Por un momento, pareció que no respondería, pero luego, con voz baja y ronca, como si no hubiera hablado en mucho tiempo, murmuró: —Es difícil confiar cuando todo lo que conoces se ha destruido.—

Jasmin la miró, sorprendida de que Perla hubiera hablado. —No tienes que contarme todo,— dijo suavemente. —Solo quiero que sepas que no te juzgo por lo que has pasado. Si hay algo que necesitas... cualquier cosa... estoy aquí.—

La gema la observó en silencio, con una expresión que era difícil de descifrar. Los recuerdos de Steven se mezclaban con la imagen de Jasmin, y aunque no quería admitirlo, la presencia de la niña había comenzado a romper las paredes que había construido a su alrededor. Finalmente, Perla apartó la mirada, pero no antes de decir en voz baja, casi como un susurro: —Eres muy diferente... pero en cierto modo, también muy parecida.—

Jasmin sonrió suavemente, sin comprender del todo a qué se refería Perla, pero aceptando sus palabras como un pequeño triunfo. El ambiente en la cueva se sentía menos tenso, y Jasmin continuó hablando, contándole a Perla sobre su vida, sobre sus amigas y las aventuras que habían tenido en los últimos días.

Mientras Jasmin hablaba, el cansancio comenzó a hacer mella en ella. La calidez del abrigo que había traído días antes, ahora envuelto alrededor de Perla, hacía que el ambiente fuera acogedor. Sin darse cuenta, la niña comenzó a parpadear lentamente, sus palabras se hicieron más suaves y espaciadas hasta que, finalmente, sus ojos se cerraron y se quedó dormida junto a Perla.

Perla se quedó quieta por un momento, observando a la niña acurrucada a su lado. Era la primera vez en días que se permitía bajar la guardia por completo, y al hacerlo, los recuerdos de Steven volvieron a inundar su mente. Jasmin se parecía tanto a él en algunos aspectos: su determinación, su amabilidad, y sobre todo, esa extraña capacidad de encontrar lo bueno en las personas, incluso cuando ellas mismas habían perdido la fe.

Con movimientos lentos y calculados, Perla se acomodó junto a Jasmin, permitiendo que la niña se acurrucara contra su costado. Suavemente, pasó una mano por el cabello de Jasmin, en un gesto que le era tan familiar, pero que no había realizado en mucho tiempo. Al hacerlo, no pudo evitar pensar en Steven, en los momentos en que él se quedaba dormido junto a ella después de un día agotador. Había una paz en esa cercanía que Perla había olvidado, una conexión que había enterrado junto con sus recuerdos más dolorosos.

Mientras la luz del día comenzaba a desvanecerse fuera de la cueva, Perla miró a la niña que dormía a su lado, y por primera vez en mucho tiempo, sintió una especie de esperanza. Sabía que no podía quedarse con Jasmin, que el mundo al que la niña pertenecía era peligroso para alguien como ella, pero eso no cambiaba lo que había comenzado a sentir.

Con cuidado, Perla levantó a Jasmin en sus brazos, con la misma delicadeza con la que había sostenido a Steven en tiempos pasados. Sabía que debía llevarla de regreso a su hogar, a la seguridad de su cama y su vida. Y aunque deseaba protegerla, sabía que Jasmin también debía ser protegida del mundo en el que Perla había vivido.

Al salir de la cueva, con Jasmin en brazos, Perla decidió que la dejaría en su casa. Era lo mejor para ambas. Aunque la niña nunca había mencionado directamente su apellido, Perla sabía perfectamente quién era. La hija de Maximiliano. Un nombre que traía consigo una tormenta de emociones y recuerdos, pero que también la obligaba a tomar la decisión correcta.

El bosque se sumió en la oscuridad mientras Perla caminaba, pero esta vez, no estaba sola. Con cada paso, la determinación de Perla se fortalecía. La conexión que había comenzado a forjar con Jasmin no se rompería tan fácilmente, y aunque su camino aún era incierto, sabía que no se rendiría. No esta vez.

**Continuará**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora