Capítulo 143

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El ambiente en las ruinas del laboratorio se había vuelto más pesado y lleno de incertidumbre. Mientras Peridot descansaba, su cuerpo apenas comenzaba a sanar, y Perla seguía inconsciente, aunque su aspecto había mejorado, lo que aliviaba a Jasmin y a Bismuto. La energía en la sala era una mezcla de ansiedad y determinación, especialmente después de los últimos eventos. Jasmin, observando a Peridot, suspiró y se volvió hacia el grupo, consciente de que había algo aún más urgente que resolver.

—Tenemos que encontrar a Sarah —dijo Jasmin en voz baja, pero con firmeza, mientras sus ojos recorrían a sus amigas—. No podemos dejar que esté sola por más tiempo.

Nagisa, que se había mantenido en silencio durante un buen rato, finalmente rompió su propia barrera de preocupación. Su expresión estaba endurecida, pero sus ojos delataban su angustia. —No... no puedo perderla. Ya he perdido demasiado... —murmuró, sin ser capaz de ocultar el dolor en su voz.

Ashley, quien estaba acurrucada al lado de Peridot, asintió con una expresión seria, pero antes de levantarse, se inclinó hacia la gema aún débil y, en un gesto inesperado, le dio un beso suave en la mejilla. Los ojos de Peridot se abrieron ligeramente, sorprendidos por el contacto. Sus mejillas, aunque aún pálidas por el cansancio, parecieron sonrojarse ligeramente. Ashley se puso de pie con rapidez, sin dejar de mirar a Peridot con una mezcla de cariño y preocupación.

—Descansa, estarás bien —susurró Ashley, con una sonrisa pequeña y nerviosa, antes de volverse hacia las demás—. Tenemos que encontrar a Sarah.

Lapis y Esmeralda, que hasta ese momento habían estado observando la situación, intercambiaron miradas cómplices. Aunque no podían hablar, ambas sentían la urgencia de la misión. Esmeralda asintió con determinación y tocó el brazo de Jasmin para transmitirle que estaba lista. Lapis se movió hacia el frente, siempre manteniendo una postura tranquila pero alerta.

—Esmeralda y Lapis vendrán con nosotras —dijo Jasmin, notando el compromiso en las miradas de las gemas—. Peridot necesita tiempo para recuperarse y Perla... bueno, todavía no está lista.

Nagisa se acercó a Karla y Mary, su preocupación era palpable. Ambas niñas la miraban con ojos grandes, queriendo ser parte de la búsqueda, pero Nagisa negó con la cabeza antes de que pudieran decir algo. —No. Quiero que se queden aquí, con Peridot y Bismuto. —La voz de Nagisa era firme, pero cargada de una tristeza profunda—. No quiero perderlas también. Quédense a salvo.

Karla, con su típica energía desbordante, intentó protestar. —¡Pero yo puedo ayudar! ¡Puedo hacer algo para ayudar a Sarah!

Nagisa la interrumpió con un abrazo rápido y fuerte, casi aplastándola contra su cuerpo. —No, Karla. Confía en mí, es mejor que te quedes aquí con Mary. —Luego, mirando a su hermana pequeña, agregó—. Cuídense, ¿de acuerdo? Y cuiden a Peridot.

Mary, más serena que Karla, asintió, aunque su mirada reflejaba preocupación. —Te prometo que estaremos bien, pero... tú también cuídate, Nagisa.

Nagisa les sonrió tristemente antes de separarse, y Ray, que había permanecido en silencio todo este tiempo, se acercó y puso una mano en su hombro. —Encontraremos a Sarah —dijo Ray en un tono de voz tranquilo pero firme, su apoyo hacia Nagisa evidente en su expresión—. No estás sola en esto.

Con el grupo formado y las responsabilidades asignadas, el equipo partió. Aria, la cachorrita de las hermanas de Nagisa, lideraba el camino, olfateando con entusiasmo. Aunque era pequeña, parecía decidida a ayudar, y su instinto de rastreo era impresionante para su corta edad. Iba saltando por delante del grupo, moviendo la cola y olfateando el aire.

A medida que se alejaban del laboratorio, la tensión entre las chicas crecía. El terreno era cada vez más rocoso y difícil de atravesar, pero todas avanzaban con determinación. La preocupación de Nagisa era palpable, su mirada fija en el horizonte, casi como si esperara ver aparecer a Sarah en cualquier momento. Cada crujido de las hojas o cada sombra parecía ponerla al borde de un ataque de nervios, pero seguía adelante, sabiendo que no podía permitirse el lujo de flaquear ahora.

—¿Crees que esté bien? —preguntó Ashley, rompiendo el silencio mientras caminaban. Miró a Jasmin, esperando alguna palabra de consuelo.

Jasmin, que podía escuchar los susurros silenciosos de Esmeralda y Lapis, intentó mantenerse positiva. —Sí, la encontraremos —dijo, con más seguridad de la que realmente sentía—. Esmeralda y Lapis están de acuerdo, no podemos rendirnos.

Lapis, siempre en su postura calmada, tocó ligeramente la espalda de Jasmin, transmitiéndole una especie de tranquilidad silenciosa que la hizo sentir un poco más segura. 

El grupo continuó caminando, siguiendo el rastro que Aria dejaba tras sus huellas. El cielo comenzaba a oscurecerse, y el viento helado agitaba las ramas de los árboles, creando sombras inquietantes a su alrededor. La tensión no hacía más que crecer, pero el propósito era claro: encontrar a Sarah.

Ray, quien se mantenía cerca de Nagisa, percibía el peso que su amiga cargaba. No solo estaba preocupada por Sarah, sino también por todas las decisiones que había tomado, por la responsabilidad que sentía sobre sus hombros. Ray quería decir algo reconfortante, pero no sabía si era el momento adecuado, así que simplemente le ofreció su compañía silenciosa.

—Tiene que estar cerca —dijo Nagisa en un momento, su voz quebrada por la angustia. Sus pasos eran rápidos, casi tropezando con las rocas y raíces del suelo. La desesperación comenzaba a apoderarse de ella, pero las demás chicas mantuvieron el paso.

Esmeralda se adelantó un poco, su mirada aguda recorriendo el paisaje. Aunque no podía hablar, su presencia era un constante recordatorio de que no estaban solas. Lapis también mantenía su ritmo, sus ojos siguiendo cada movimiento en el entorno, buscando alguna pista del paradero de Sarah.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Aria se detuvo en seco, ladrando suavemente y moviendo la cola en una dirección. El grupo se detuvo, intercambiando miradas esperanzadas. Jasmin se acercó y acarició la cabeza de Aria, mientras miraba en la dirección que señalaba la cachorrita.

—Es por aquí —dijo Jasmin, con un leve temblor en su voz.

Nagisa apretó los puños, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Habían avanzado mucho, pero el miedo de lo que podían encontrar seguía creciendo. Sabía que estaban cerca, pero aún no podían bajar la guardia.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora