Capítulo 109

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El aire alrededor del campo de batalla estaba cargado con la tensión de lo inevitable. La Esmeralda Madre, con una sonrisa siniestra, sujetaba a Nagisa, alzándola como un trofeo y un escudo. Las gemas del Cuarteto de Crystal se enfrentaban a su mayor desafío hasta la fecha. Aunque sus poderes habían sido sellados, la fuerza de su vínculo y la determinación en sus corazones eran inquebrantables.

Perla, quien se apoyaba en las chicas para mantenerse de pie, observaba con una mezcla de preocupación y esperanza. Las chicas y Aria estaban en un rincón, temblando de miedo mientras la titánica batalla se desataba ante sus ojos. Ashley, Karla, Mary, Sarah y Aria se mantenían lo más juntas posible, intentando encontrar valor en la cercanía de las otras. Peridot, a pesar del dolor que todavía sentía, se unió al cuarteto, su rostro serio y decidido.

La Esmeralda Madre rió con malicia, su voz resonando en todo el campo de batalla. -¡Vengan, Crystal Gems! ¡Luchen conmigo si se atreven, pero sepan que esta humana no sobrevivirá si se acercan!- Sus palabras eran veneno puro, cada sílaba una amenaza afilada.

Lapis, que ya había recobrado su compostura después del enfrentamiento emocional con Esmeralda, fijó su mirada en la Esmeralda Madre. No podía permitir que Nagisa sufriera más. A su lado, Bismuto temblaba, su miedo palpable mientras apretaba los puños con fuerza. Aunque tenía una fuerza sobrehumana, la presencia de la Esmeralda Madre y las amenazas contra Nagisa la llenaban de pavor.

Peridot intercambió una mirada con Lapis, luego con Esmeralda y finalmente con Bismuto. Con un asentimiento silencioso, las cuatro se lanzaron a la ofensiva, cada una cargando hacia la Esmeralda Madre con toda la velocidad que podían reunir.

La Esmeralda Madre, todavía sosteniendo a Nagisa, lanzó un rayo de energía esmeralda que cortó el aire como una cuchilla. Lapis reaccionó rápidamente, creando una barrera de agua que absorbió parte del impacto, pero el golpe fue tan fuerte que la lanzó hacia atrás, chocando contra el suelo con un fuerte golpe. Sus poderes estaban tan debilitados que al crear la barrera de agua, sus manos empezaron a quemarle.

-¿Es esto todo lo que tienen?- se burló la Esmeralda Madre, acercando a Nagisa más a su cuerpo, usándola como escudo mientras lanzaba otra ráfaga de energía hacia Peridot, quien apenas pudo esquivarla. La explosión de energía dejó un cráter humeante en el suelo, pero Peridot se mantuvo firme, su mirada fija en la Esmeralda Madre, dispuesta a seguir luchando.

Bismuto, aunque temblaba, reunió toda su fuerza y corrió hacia la Esmeralda Madre, lanzando un poderoso golpe. Pero la Esmeralda Madre era rápida, mucho más rápida de lo que Bismuto había anticipado. Con un movimiento fluido, giró a Nagisa hacia el golpe de Bismuto, obligando a la gema a frenar su ataque en el último segundo para no herir a la chica.

-¡Van a tener que hacerlo mejor que eso!- rugió la Esmeralda Madre, su sonrisa se tornó más cruel mientras lanzaba a Nagisa hacia el suelo, usando su propio cuerpo como un escudo mientras preparaba otra descarga de energía. Nagisa cayó al suelo, su cuerpo golpeando la tierra con fuerza, y su ropa ya desgarrada, mostrando heridas superficiales en su piel.

Esmeralda, viéndose forzada a luchar contra su propio miedo, miró a Nagisa con una mezcla de culpa y determinación. Sus ojos se endurecieron mientras la Esmeralda Madre se preparaba para otro ataque. No podía dejar que esto continuara. Esmeralda se lanzó hacia adelante, interceptando el próximo ataque con su propio cuerpo, el rayo de energía esmeralda rebotando en su pecho mientras sus ojos brillaban con una resolución renovada.

Lapis, recuperándose del golpe anterior, se levantó con dificultad. Sus ojos se encontraron con los de Esmeralda, y en un instante compartieron una comprensión silenciosa. Esta lucha no se trataba solo de sobrevivir; se trataba de proteger a aquellos que amaban, a aquellos que eran su familia.

La Esmeralda Madre, sintiendo la creciente amenaza, comenzó a aumentar la intensidad de sus ataques. Los rayos de energía volaban en todas direcciones, y cada movimiento de las gemas era respondido con una contraofensiva brutal. Sin embargo, a pesar de la ferocidad de los ataques, el Cuarteto de Crystal comenzó a coordinar sus movimientos. Aunque sin palabras, sus acciones eran perfectas, como si fueran una única entidad luchando al unísono.

Peridot, con una precisión milimétrica, se movía rápidamente por el campo, esquivando los ataques y lanzando golpes calculados. Cada vez que la Esmeralda Madre intentaba usar a Nagisa como escudo, Peridot encontraba un ángulo para atacar sin ponerla en peligro.

Bismuto, aunque asustada, reunió todo su coraje y utilizó su fuerza bruta para mantener la presión sobre la Esmeralda Madre, forzándola a defenderse constantemente. La Esmeralda Madre se tambaleaba bajo la fuerza de los ataques combinados, pero aún así, se mantenía firme, sus ojos brillando con una mezcla de odio y locura.

La lucha se intensificó cuando la Esmeralda Madre, desesperada por mantener su control, lanzó un ataque feroz que envolvió a todo el campo de batalla en un resplandor esmeralda. El Cuarteto de Crystal se vio obligado a retroceder, sus cuerpos marcados por la batalla, pero la determinación en sus ojos no vacilaba.

Finalmente, viendo que la única manera de terminar la batalla era arriesgarlo todo, las gemas compartieron una mirada final. Sin necesidad de palabras, comprendieron lo que debían hacer. Juntaron todas sus fuerzas restantes para un ataque combinado, una maniobra que solo podían realizar gracias a los años de experiencia y a su profunda conexión.

Con un rugido de pura voluntad, el Cuarteto de Crystal se lanzó hacia la Esmeralda Madre. Peridot lideró el ataque, usando su habilidad para desviar los ataques de la Esmeralda Madre mientras Bismuto cargaba con un golpe demoledor que destrozó las defensas de la gema copia. Lapis, utilizando lo que quedaba de su poder sobre el agua, creó un torrente que envolvió a la Esmeralda Madre, desorientándola.

Esmeralda, con lágrimas en los ojos pero con una determinación férrea, lanzó el golpe final. Su ataque fue un símbolo de su redención, una mezcla de fuerza física y emocional que rompió la resistencia de la Esmeralda Madre.

Con un grito de dolor y furia, la Esmeralda Madre soltó a Nagisa, que cayó al suelo, debilitada y herida, pero viva. La Esmeralda Madre se tambaleó, su cuerpo ahora vulnerable y dañado, antes de mirar con odio a las gemas y, en un último acto de desesperación, lanzó una bala de ácido directamente hacia Nagisa.

El tiempo pareció ralentizarse mientras la bala volaba hacia su objetivo. Pero Esmeralda, movida por el amor y la necesidad de proteger, se interpuso en el camino de la bala, recibiendo el impacto en su brazo izquierdo. Un grito silencioso de dolor escapó de sus labios mientras el ácido quemaba su piel, pero ella no se apartó.

La Esmeralda Madre, ahora debilitada, aprovechó la confusión para escapar, su figura desapareciendo en la oscuridad. Su amenaza aún resonaba en el aire, pero la victoria pertenecía al Cuarteto de Crystal.

Las gemas cayeron al suelo, agotadas, sus cuerpos llenos de heridas, pero con la satisfacción de haber logrado proteger a aquellos que amaban. Lapis se arrodilló junto a Esmeralda, sosteniéndola mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, una mezcla de alivio y dolor. Ashley, ayudando a Peridot a levantarse, miró la escena con el corazón latiendo con fuerza, sabiendo que la batalla no había terminado, pero al menos, por ahora, estaban a salvo.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora