Rubí descendía por el oscuro túnel subterráneo, sus pasos resonaban con fuerza en el silencio de la cueva. Aunque no podía hablar, su determinación se reflejaba en sus ojos ardientes. En una de sus manos, sostenía la bolsa con los verdaderos fragmentos de las diamantes, el único recurso que Aquamarina copia quería, pero en su mente, sólo había un objetivo claro: rescatar a Sarah.
El camino hacia el interior de la cueva era retorcido y empinado. Cada rincón parecía susurrar ecos inquietantes de las maldades que Aquamarina copia había cometido. Rubí apretó los puños, cada paso más firme que el anterior. Sabía que cada segundo contaba, y que cualquier retraso podía costarles caro. No podía permitirse el lujo de dudar.
Finalmente, llegó a un espacio más amplio dentro de la cueva, un área iluminada por la siniestra luz azul que emanaba de la propia Aquamarina copia. Y allí estaba ella, alzándose con una sonrisa maliciosa mientras jugueteaba con las cuerdas que ataban a Sarah. La pequeña estaba sentada en el suelo, con lágrimas surcando su rostro y su cuerpo temblando por el miedo. Pero lo que detuvo por completo el corazón de Rubí fue ver el estado en el que se encontraba Zafiro.
Zafiro estaba al otro lado de la cueva, inmóvil y cubierta de ácido, sus colores apagados, su cuerpo rígido y lleno de quemaduras. Aquello era más de lo que Rubí podía soportar. Su amada Zafiro, quien había sido la mitad de su ser, ahora estaba a merced de una cruel burla de lo que alguna vez fue una antigua enemiga. El dolor y la furia llenaron el corazón de Rubí, su sangre ardía de rabia. Pero no podía lanzarse de inmediato. Tenía que ser cuidadosa... no podía arriesgar a Sarah.
Aquamarina copia, como si sintiera el cambio en el aire, volteó lentamente y sus ojos se encontraron con los de Rubí. Una sonrisa malévola se dibujó en su rostro mientras se acercaba lentamente a Sarah, colocándose detrás de ella con un gesto casi teatral.
—¡Oh, Rubí! Sabía que vendrías. Qué predecible eres. —la voz de Aquamarina copia era cargada de burla, resonando con malicia en el espacio cavernoso—. ¿Qué? ¿Viniste a salvar a esta pequeña inútil? —dijo, señalando a Sarah con desprecio—. O tal vez... —susurró mientras sus ojos brillaban de crueldad—, ¿viniste por Zafiro?
Rubí permaneció inmóvil, sus ojos centelleaban con ira. No podía responder, no podía hablar, pero todo en su lenguaje corporal mostraba una furia contenida, una desesperación que amenazaba con desbordarse en cualquier momento. Aquamarina copia lo sabía, y disfrutaba cada segundo.
—¿Crees que podrás salvarlas a las dos? —continuó Aquamarina copia mientras tiraba de las cuerdas que mantenían a Sarah atada, causando que la niña soltara un pequeño gemido de dolor—. Mira lo que le hice a Zafiro. ¿Lo ves? Está completamente rota... —señaló con una sonrisa sádica—. ¡Y si intentas algo estúpido, esta pequeña compartirá el mismo destino!
Rubí tensó sus músculos, cada fibra de su ser rogaba por atacar, por acabar con aquella criatura que se atrevía a amenazar a quienes más amaba. Pero sabía que no podía actuar precipitadamente. El estado de Zafiro era devastador, y Sarah... su pequeña Sarah estaba atrapada entre las manos de ese monstruo. Debía encontrar una forma de rescatar a ambas sin ponerlas en peligro.
—Ah, veo que trajiste algo para mí... —dijo Aquamarina copia, notando la bolsa que Rubí llevaba consigo. Sus ojos se iluminaron con codicia—. ¿Los verdaderos fragmentos de las diamantes, supongo? —preguntó mientras caminaba lentamente hacia Rubí, sin soltar a Sarah, quien seguía atada y temblando.
Rubí asintió con la cabeza, pero sus ojos no dejaban de observar la escena con cautela. No podía bajar la guardia ni por un segundo. Sabía que Aquamarina copia no cumpliría su palabra. Era un ser retorcido, y cualquier promesa que hiciera estaría llena de mentiras.
—Ah, claro... qué obediente. —se burló Aquamarina copia—. Pero sabes, no necesito los fragmentos si tú no colaboras... ¿O prefieres ver cómo aplasto a Zafiro y a esta pequeña con mis propias manos? —dijo, su voz resonando con un tono de amenaza, mientras apretaba aún más las cuerdas que inmovilizaban a Sarah.
Sarah dejó escapar un pequeño grito de dolor, y Rubí sintió que su corazón se rompía en mil pedazos. No podía soportar ver sufrir a la niña, ni a Zafiro en ese estado lamentable. Todo en ella deseaba saltar hacia Aquamarina y acabar con su maldad, pero sabía que un solo paso en falso podría significar la perdición para ambas.
—Vamos, Rubí, —continuó Aquamarina copia, con una sonrisa cruel en su rostro—. Entrégame los fragmentos, y quizás... sólo quizás... considere liberarlas. —dijo, aunque su tono traicionaba sus verdaderas intenciones.
Rubí, respirando pesadamente, extendió la bolsa con los fragmentos. Sus ojos nunca abandonaron los de Aquamarina copia, y sus pensamientos iban a mil por hora, buscando desesperadamente alguna forma de salvarlas sin caer en la trampa de la gema copia.
Pero antes de que pudiera hacer cualquier otra cosa, sus ojos se desviaron por un segundo hacia Zafiro, que yacía en el suelo. Ver a Zafiro así, completamente indefensa y rota, hizo que un grito silencioso brotara desde lo más profundo de su ser. La furia que sentía era casi incontrolable, y todo su cuerpo temblaba de rabia. Aquamarina copia había ido demasiado lejos, y Rubí estaba al borde del abismo.
Sin embargo, no podía actuar precipitadamente. Tenía que ser inteligente, tenía que encontrar una forma de darle la vuelta a la situación, de salvar tanto a Sarah como a Zafiro. Pero el reloj estaba en su contra, y Aquamarina copia no tenía intención de esperar mucho más.
El silencio en la cueva era ensordecedor, roto únicamente por la respiración pesada de Rubí y el gemido bajo de Sarah, que intentaba no sollozar mientras el miedo la consumía por dentro. Rubí sabía que tenía que actuar, pero no podía permitirse fallar. No esta vez.
**Continuará...**
ESTÁS LEYENDO
Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1
FanfictionHan pasado más de 20 años desde que Ciudad Playa fue atacada por las personas y gobiernos más letales del mundo. Nadie sabe que pasó con las gemas que habitaban allí. Jasmin es una niña que creció en un mundo completamente aterrorizado por las gemas...