Capítulo 80

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El grupo de LapisLázulis se movía como un solo cuerpo entre las sombras del campamento. Las nubes grises que cubrían el cielo reflejaban el ánimo sombrío de la situación. Había una tensión palpable en el aire, y la incomodidad era evidente en los rostros de las LapisLázulis mientras se aglomeraban en torno a una de las suyas: Lapis.

El silencio se rompió cuando una de las LapisLázulis, con una expresión severa, dio un paso al frente. Sus ojos azul oscuro estaban fijos en Lapis, que se mantenía apartada del grupo, su mirada perdida en la distancia. -Lapis,- comenzó, con un tono que no permitía evasiones, -tienes que explicarnos qué estás haciendo. Nosotras tenemos una misión clara, y tú no pareces estar comprometida con ella.-

Lapis permaneció inmóvil, su mirada todavía ausente, como si las palabras de la otra no la hubieran alcanzado. Pero por dentro, sus pensamientos eran un torbellino. La misión que les habían asignado era simple: capturar a sus antiguas compañeras de batalla, las gemas que alguna vez habían sido parte de su propia familia. Pero Lapis no podía, no quería hacerles daño. Su corazón estaba dividido, desgarrado entre la lealtad a sus compañeras de LapisLázulis y su amor por Esmeralda, la gema que una vez había significado todo para ella.

Otra Lapis, más impaciente, intervino. -¿Qué te pasa? ¿No entiendes que si fallamos en esta misión, seremos castigadas? No podemos permitirnos el lujo de ser sentimentales. ¡Eran nuestras compañeras, sí, pero ahora son enemigas!-

Las palabras se agolpaban en la mente de Lapis, queriendo salir, pero no podían. Su voz había sido silenciada desde aquel fatídico día, y la impotencia de no poder expresar lo que sentía solo aumentaba su angustia. Quería gritarles que no era traición, que simplemente no podía lastimar a Esmeralda. Quería decirles que todavía la amaba, a pesar de todo, a pesar de las cicatrices del pasado. Pero no había forma de que pudiera hacerles entender lo que sentía. Sus manos se apretaron en puños mientras intentaba mantener la compostura, pero la lucha interna era casi insoportable.

La líder del grupo de LapisLázulis cruzó los brazos, mirándola con dureza. -Lapis, necesitamos tu lealtad. Sin ella, no tenemos ninguna oportunidad. Debes decidir ahora: ¿estás con nosotras o contra nosotras?-

Antes de que Lapis pudiera siquiera intentar responder con sus gestos, una sombra oscura cayó sobre el grupo. Un aura pesada y opresiva llenó el aire, haciendo que todas las LapisLázulis se tensaran al instante. Lentamente, desde las sombras del campamento, emergió la figura imponente de Jaspe copia, la gema copia principal que estaba al mando de ese lugar. Su presencia era suficiente para silenciar cualquier murmullo de duda entre las LapisLázulis. Sus ojos brillaban con un odio frío y calculador mientras caminaba hacia Lapis, su paso firme resonando en el suelo.

 Sus ojos brillaban con un odio frío y calculador mientras caminaba hacia Lapis, su paso firme resonando en el suelo

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Lapis sintió su corazón detenerse por un instante al verla. Jaspe copia era una de las gemas más temidas, no solo por su poder, sino por su crueldad implacable. Sabía que cualquier indicio de debilidad podría costarle caro.

Jaspe copia se detuvo frente a Lapis, y por un momento, la examinó con desprecio. -Así que, aquí estás,- dijo con una voz que, aunque no era realmente audible, vibraba en la mente de las otras gemas como un eco oscuro. -He oído que no estás cumpliendo con tus deberes, Lapis. Que dudas en atacar a tus... antiguas compañeras.-

Sin previo aviso, Jaspe copia extendió su mano y agarró a Lapis del cuello, levantándola del suelo con una fuerza que hacía que las otras LapisLázulis retrocedieran instintivamente. La presión en su cuello era asfixiante, y Lapis sintió cómo el pánico comenzaba a tomar el control de su cuerpo. La mirada de Jaspe copia era pura malevolencia, y su agarre no dejaba lugar a dudas sobre su intención.

-Escúchame bien, Lapis,- siseó Jaspe copia, acercando su rostro al de Lapis para que pudiera sentir su odio. -No me importa lo que alguna vez fuiste, o lo que sentiste por esas gemas. Lo único que importa ahora es la misión. Vas a capturarlas, y no me importa si tienes que romperles cada uno de sus fragmentos para hacerlo. ¿Entendido?-

Lapis intentó asentir, pero el agarre de Jaspe copia se lo impedía. Las lágrimas se acumulaban en sus ojos, no solo por el dolor físico, sino por la impotencia de la situación. No podía gritar, no podía suplicar. Sólo podía mirar a Jaspe copia con una mezcla de miedo y desesperación. Su mente gritaba disculpas, promesas de que cumpliría la misión, de que no las fallaría, pero esas palabras se quedaban atrapadas en su garganta muda.

Finalmente, Jaspe copia soltó su agarre, dejando caer a Lapis al suelo como si fuera un objeto desechable. Lapis cayó de rodillas, tosiendo y jadeando por aire, sus manos instintivamente fueron a su cuello, tratando de calmar el dolor. Las otras LapisLázulis la miraban con expresiones de miedo y compasión, pero ninguna se atrevió a acercarse.

Jaspe copia se inclinó hacia Lapis, su rostro apenas a unos centímetros del de ella. -Recuerda lo que te dije,- susurró con una voz fría. -La próxima vez, no seré tan indulgente. Captura a esas gemas, Lapis, o te aseguraré de que te arrepientas.-

Lapis, temblando, asintió débilmente, sin poder levantar la mirada. Sabía que no tenía otra opción. No podía permitir que Jaspe copia la destruyera, pero la idea de traicionar a Esmeralda y a las otras gemas la desgarraba por dentro. Las disculpas que no podía expresar se repetían en su mente, una y otra vez, mientras intentaba calmar la tormenta de emociones que la sacudía.

Jaspe copia se enderezó y miró al grupo de LapisLázulis con una expresión de disgusto. -Hagan su trabajo,- ordenó antes de girar sobre sus talones y marcharse, dejando a las LapisLázulis en un silencio opresivo.

Lapis, aún en el suelo, cerró los ojos con fuerza, luchando por mantener la calma. Sabía que el tiempo se estaba acabando. Necesitaba encontrar a Esmeralda, necesitaba encontrar una manera de salvarla, de salvarse a sí misma. Pero por ahora, no tenía más opción que seguir las órdenes. Con el corazón roto, Lapis se levantó lentamente, sintiendo las miradas de sus compañeras sobre ella.

Aunque no podían escuchar sus pensamientos, Lapis les hizo un gesto débil con la cabeza, un intento de mostrar que seguiría adelante, aunque cada paso la llevaba más lejos de lo que una vez fue. Sabía que la misión estaba por comenzar, y que tendría que enfrentarse a sus antiguas compañeras.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora