Capítulo 150

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Sarah, con las manos temblorosas y los ojos anegados en lágrimas, finalmente logró liberar sus pequeñas muñecas de las cuerdas que la mantenían inmovilizada. Había estado utilizando la piedra afilada que encontró en el suelo, frotando desesperadamente las cuerdas contra ella hasta que, con un chasquido, los lazos se rompieron. Respirando agitadamente, se levantó de golpe, su mente una mezcla de miedo y determinación.

Alzando la vista, vio cómo Aquamarina copia, en su monstruosa forma de dragón, se cernía sobre Rubí, cuya figura yacía inmóvil en el suelo, ensangrentada y cubierta de heridas. Sarah corrió hacia Rubí, ignorando el peligro inminente. Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro al ver el lamentable estado de la gema roja, que había sido como una guardiana silenciosa para ella.

—¡Para! —gritó Sarah con toda la fuerza que sus pequeños pulmones le permitían, su voz aguda reverberando en las paredes de la cueva—. ¡Déjala en paz!

Aquamarina copia, aún en su forma de dragón, se giró lentamente hacia la niña, su mirada fría y llena de desprecio. Una sonrisa cruel se formó en el hocico del dragón, y su risa retumbante llenó el espacio, resonando con burla y maldad.

—¿Tú, pequeña humana, me estás diciendo que me detenga? —su voz era como el sonido del hielo quebrándose—. ¿Acaso no sabes con quién estás hablando?

Sarah, incapaz de contener el miedo, se arrodilló al lado de Rubí, sus manos pequeñas tocando suavemente el rostro maltrecho de la gema, tratando de reanimarla. La visión de Rubí, herida y desprotegida, le rompía el corazón. La pequeña comenzó a sollozar mientras sacudía a Rubí con delicadeza.

—Por favor... por favor, despierta —susurraba entre lágrimas, sus manitas manchadas de la sangre de Rubí—. ¡No te rindas, Rubí!

Rubí no respondió. Estaba inconsciente, su cuerpo destrozado por los golpes y ataques de Aquamarina. El calor del dragón parecía haber drenado toda la energía que le quedaba. Pero Sarah no quería creer que fuera demasiado tarde. No podía perderla. No podía perder a alguien más.

—¡Rubí, por favor! —gritó Sarah, desesperada, mientras las lágrimas caían por su cara y mojaban el suelo polvoriento de la cueva.

Aquamarina copia, viendo la escena, alzó una garra inmensa hacia Sarah, disfrutando del terror que causaba en la pequeña niña. Su risa sádica llenó la cueva.

—Eres patética, pequeña —se burló mientras movía su enorme cuerpo—. ¿Realmente crees que puedes hacer algo? Tu querida Rubí no va a salvarte. Y yo... —hizo una pausa mientras sus ojos brillaban con maldad—... yo no tengo prisa en acabar contigo. Primero, quiero verte sufrir.

La garra de Aquamarina se movió hacia adelante, amenazando con aplastar a Sarah y Rubí. Sarah, aún sollozando, abrió los brazos, intentando de alguna manera proteger a Rubí con su pequeño cuerpo.

—¡No! —gritó con una mezcla de valentía y terror—. ¡No la lastimes más!

El dragón se detuvo por un momento, sorprendido por la audacia de la niña. Aquamarina copia sonrió nuevamente, esta vez con una crueldad más fría.

—Vaya, pequeña. Tienes coraje, pero... —sus ojos brillaron con malicia— eso no cambiará nada.

Sarah cerró los ojos, esperando el impacto. Pero, en ese preciso instante, un grito resonó en la cueva, tan fuerte que cortó el aire.

—¡Deja a mi hermana!

La voz de Nagisa cortó la tensión como un cuchillo. Al girarse, Aquamarina copia vio a las chicas, Esmeralda y Lapis, entrar corriendo a la cueva. La mirada de Nagisa era feroz, sus ojos llenos de una mezcla de rabia y miedo, y su cuerpo se tensó como si estuviera lista para lanzarse sobre Aquamarina en cualquier momento.

Jasmin, que iba justo detrás, captó los pensamientos de Esmeralda y Lapis: ambas gemas, aunque debilitadas, estaban listas para luchar. No podían hablar, pero su determinación era palpable en el aire.

Ashley y Ray también se detuvieron, jadeantes y con el miedo reflejado en sus rostros, pero con la misma determinación que las gemas. Aria, la cachorra, se colocó delante de todas ellas, gruñendo con todas sus fuerzas, mostrando los dientes a la gigantesca figura del dragón.

—¡Sarah! —gritó Nagisa, intentando acercarse a su hermana.

—¡Nagisa! —respondió Sarah, con la voz quebrada por el llanto.

Aquamarina copia, al ver la llegada del resto del grupo, dejó escapar un rugido ensordecedor que hizo temblar las paredes de la cueva. Se levantó sobre sus patas traseras, su forma draconiana extendiendo sus alas que llenaron el espacio.

—Así que vinieron todas... —dijo con desprecio mientras lanzaba una mirada venenosa hacia el grupo—. Esto será más divertido de lo que pensé.

Nagisa avanzó un paso, con los puños apretados y una furia ardiente en sus ojos.

—¡No te atrevas a tocar a mi hermana otra vez! —amenazó.

Aquamarina copia rió nuevamente, inclinando la cabeza para mirar a todas y cada una de las chicas.

—Qué conmovedor. Todas vinieron a salvar a la pequeña humana. —Sus ojos brillaron mientras su voz se volvía aún más peligrosa—. Pero nada puede detenerme. Y ahora, ustedes también compartirán su destino.

El aire en la cueva se hizo más pesado, cargado de tensión y miedo. Las chicas se miraron entre sí, preparándose para lo que estaba por venir. Sabían que no sería una batalla fácil, y que Rubí estaba gravemente herida. Pero no había opción. No podían dejar a Sarah en las garras de esa monstruosidad.

Jasmin cerró los ojos por un momento, intentando concentrarse en las palabras que venían de Esmeralda y Lapis. "Lucharemos. No podemos dejar que gane. No esta vez." Las palabras resonaron en su mente, llenándola de una determinación renovada.

Mientras tanto, Sarah, aún arrodillada junto a Rubí, secó sus lágrimas y miró hacia Aquamarina copia con los ojos llenos de valentía. Aunque era solo una niña, su deseo de proteger a Rubí y de no dejar que el monstruo se saliera con la suya era más fuerte que el miedo que sentía.

—No voy a dejar que lastimes a mis hermanas —dijo Sarah en voz baja, pero con una fuerza inesperada para su corta edad.

La cueva temblaba, el destino de todas ellas colgando en un hilo, mientras Aquamarina copia se preparaba para su próximo ataque.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora