Amatista se tambaleaba ligeramente, sintiendo el dolor recorrer su cuerpo. El golpe de Topacio copia la había dejado maltrecha, pero el verdadero dolor provenía del horror que tenía ante sus ojos. Todas estaban atrapadas. Sus amigas, las Crystal Gems, estaban desparramadas en el suelo, heridas, y las chicas humanas — Jasmin, Ashley, Nagisa, Karla, Mary y Sarah — estaban sujetas brutalmente por las Topacios, que las mantenían bajo control, asegurándose de que no pudieran escapar. La sala entera olía a desesperación, y el eco de los gritos sofocados resonaba en las paredes.
Amatista intentó dar un paso adelante, su corazón latiendo con fuerza. No podía permitir que esto siguiera. No podía ver cómo sus amigas y las niñas sufrían más. Pero antes de que pudiera acercarse más a Topacio copia, esta hizo un gesto apenas perceptible con la mano, y las Topacios respondieron de inmediato, apretando aún más su agarre sobre las chicas.
—"¡No!"—fue el pensamiento que cruzó por la mente de Amatista mientras veía el dolor reflejado en los rostros de las chicas.
Nagisa, que ya estaba herida gravemente en el abdomen, soltó un gemido gutural cuando una de las Topacios la apretó con más fuerza, agravando su herida. El dolor era insoportable, y no pudo evitarlo más; tosió, y un chorro de sangre salió de su boca, manchando su rostro y el suelo a sus pies.
—¿Ves lo que pasa cuando intentas resistirte?— se burló Topacio copia, con una sonrisa venenosa en los labios. —Cada paso que das hacia mí empeora las cosas para tus pequeñas amigas. Míralas, Amatista. Míralas sufrir por tu terquedad.
Amatista apretó los puños, sus uñas clavándose en sus palmas. Ver a Nagisa escupir sangre le hizo hervir la sangre. Las lágrimas de las niñas — Karla, Mary y Sarah — no hicieron más que alimentar su rabia. Estaban aterradas, y con razón. Cada vez que una de ellas hacía el más mínimo movimiento, las Topacios las apretaban más fuerte, como si estuvieran disfrutando de ese poder absoluto sobre los cuerpos pequeños e indefensos de las niñas.
Karla luchaba, intentando liberarse, su naturaleza impulsiva y enérgica sacando lo mejor de ella, pero sus esfuerzos eran inútiles. Una de las Topacios simplemente le tapó la boca con la mano, sofocando sus gritos desesperados. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras intentaba liberarse, pero no podía hacer nada contra la fuerza abrumadora de las gemas que la sostenían.
Ashley, por su parte, no podía dejar de mirar a Peridot, que yacía inerte en el suelo, apenas consciente después de los golpes recibidos. —¡Peridot!— su mente gritaba con desesperación, pero su boca estaba sellada por la mano de otra Topacio. Intentó luchar, pero el agarre era demasiado fuerte, y solo le quedaba el dolor de ver a la gema que amaba siendo maltratada y herida sin poder hacer nada.
Jasmin, aunque en pánico, intentaba mantener la calma. Sabía que si se mostraba demasiado aterrorizada, podría empeorar las cosas. Pero incluso ella, con su fuerza mental, no podía evitar que el miedo la invadiera. Cada grito de sus amigas, cada movimiento brusco de las Topacios, hacía que su corazón latiera con más fuerza.
Amatista no podía soportar más esa visión. Dio un paso más, pero antes de que pudiera decir algo, un golpe rápido la sorprendió. Topacio copia, con una velocidad asombrosa, había cerrado la distancia entre ellas y le propinó un fuerte puñetazo en la cara. El impacto fue tan violento que Amatista sintió cómo su cabeza giraba hacia un lado, y el sabor metálico de la sangre llenó su boca casi al instante. La sangre le brotó de la nariz, goteando sobre su ropa.
—¿Eso es todo lo que tienes, Amatista?— se mofó Topacio copia, observando la sangre que caía de la nariz de la gema. —Tienes que entender que no tienes ninguna posibilidad. Mira a tu alrededor. Todo está bajo mi control. Tus amigas, esas patéticas humanas, incluso tú... todo lo que tengo que hacer es un simple movimiento, y todas caerán.
Amatista levantó una mano hacia su rostro, limpiando la sangre que le caía de la nariz con el dorso de la mano. Sus ojos ardían con una furia renovada, pero esta vez, algo dentro de ella cambió. No podía simplemente lanzarse ciegamente hacia Topacio copia y esperar que las cosas mejoraran. No. Si quería salvarlas a todas, necesitaba una estrategia.
Tomó una respiración profunda, sintiendo el dolor punzante en su rostro, y lentamente levantó ambas manos en señal de rendición. Pero no era sumisión lo que reflejaba en sus ojos. Era desafío.
—"¿Crees que me tienes acorralada?"— pensó Amatista, con la mirada fija en Topacio copia. Sabía que esta no podía leer su mente, pero su postura lo decía todo. No había miedo en ella ahora. Solo determinación. Levantó sus manos lentamente, y con una chispa de valentía que no había mostrado antes, miró directamente a los ojos de Topacio copia. Desafiante.
Topacio copia arqueó una ceja, intrigada por el repentino cambio de actitud de Amatista. —Oh, ¿y qué vas a hacer ahora? ¿Rendirte?— se burló, riendo con desprecio. —Qué patético. Te dije que esto acabaría mal para ti. Y ahora, aquí estás, levantando las manos. ¿Finalmente aceptas tu derrota?
Pero Amatista no respondió con palabras. No podía. En su lugar, levantó la cabeza, sus ojos llenos de una determinación que parecía cortar el aire entre ellas. Y entonces, en un movimiento que desafiaba toda lógica, avanzó un paso más, levantando los puños hacia Topacio copia, como si la estuviera desafiando abiertamente a pelear.
Topacio copia la miró por un momento, desconcertada por la osadía de Amatista. Pero después, su rostro se distorsionó en una sonrisa malévola.
—¿Un desafío?— dijo, dejando escapar una risa seca. —¿De verdad crees que puedes derrotarme en una pelea?— Miró a las Topacios y luego de nuevo a Amatista. —Muy bien. Si eso es lo que quieres, entonces te lo concederé. Pero te advierto, Amatista... este será tu último error.
Amatista no retrocedió. Se plantó firmemente en el suelo, su cuerpo tenso, preparándose para lo que estaba por venir. Sabía que estaba en una posición de desventaja, que sus fuerzas estaban mermadas y que sus amigas dependían de ella. Pero no tenía elección. Si esta pelea era su única oportunidad para salvarlas, entonces pelearía hasta el último aliento.
Topacio copia alzó una mano, y con un simple gesto, hizo que las Topacios apretaran aún más a las chicas. Jasmin, Ashley, Nagisa, Karla, Mary y Sarah soltaron gemidos ahogados al sentir el aumento de la presión, pero ninguna podía liberarse. Nagisa escupió más sangre, su rostro cada vez más pálido por la pérdida de sangre.
—Mira lo que está en juego, Amatista,—dijo Topacio copia, con un tono que destilaba crueldad. —Si te equivocas, todas sufrirán. Pero si crees que puedes ganar...—La sonrisa en su rostro se amplió aún más. —Entonces, adelante. Inténtalo.
La tensión en la sala era insoportable. Amatista sabía que esta era su única oportunidad. Sus amigas y las chicas dependían de ella. Cerró los puños con fuerza, sintiendo la adrenalina correr por sus venas, y en ese momento, el caos se detuvo por un segundo.
Ambas, Amatista y Topacio copia, se prepararon para la batalla.
**Continuará....**
ESTÁS LEYENDO
Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1
FanficHan pasado más de 20 años desde que Ciudad Playa fue atacada por las personas y gobiernos más letales del mundo. Nadie sabe que pasó con las gemas que habitaban allí. Jasmin es una niña que creció en un mundo completamente aterrorizado por las gemas...