Karla y Sarah estaban acurrucadas juntas en un rincón de la cueva, sus pequeños cuerpos temblaban de miedo y agotamiento. El cuerpo inconsciente de Lapis yacía a su lado, y aunque no lo dijeran en voz alta, ambas niñas sentían una mezcla de miedo y gratitud hacia la gema que las había protegido. Karla, la mayor de las dos, mantenía a Sarah envuelta en sus brazos, acariciando suavemente su cabello para intentar calmarla. El silencio pesado y la oscuridad apenas rota por unos rayos de luz que se filtraban entre las grietas de la cueva aumentaban la tensión en el aire.
Karla, con los ojos llenos de lágrimas que se negaban a caer, se esforzaba por mantener la calma. Su mirada iba una y otra vez hacia Lapis, que parecía tan frágil en su estado inconsciente. A pesar de todo el miedo que sentía, Karla sabía que debía actuar, por el bien de su hermanita y por respeto a Lapis, quien, sin poder hablar ni defenderse, se había lanzado contra Jaspe copia para protegerlas.
-Sarah,- susurró Karla, su voz apenas un murmullo en la oscuridad, -necesitamos desatarte. No quiero que estés atada... No quiero que nada te haga daño.-
Sarah, con sus grandes ojos llenos de miedo, asintió lentamente. Karla, con manos temblorosas, comenzó a trabajar en los nudos que sujetaban las muñecas de su hermana pequeña. Sus dedos se movían con torpeza por la presión del momento, pero no se detuvo. La respiración entrecortada de Sarah se hacía eco en la cueva, y Karla la consolaba como mejor podía, hablándole con suavidad, diciéndole que todo estaría bien, aunque en su interior una parte de ella no estuviera tan segura.
Finalmente, los nudos cedieron, y las muñecas de Sarah quedaron libres. Karla suspiró aliviada y abrazó a su hermanita con más fuerza, sintiendo cómo el pequeño cuerpo de Sarah se aferraba a ella con desesperación. -Ya estás libre,- le dijo, susurrando contra el cabello de su hermana. -No dejaré que te pase nada malo.-
Sarah, apenas entendiendo la magnitud de lo que había ocurrido, solo asintió, su miedo aún palpable. Miró a Lapis, la gema azul que yacía a su lado, y en su inocencia infantil, comenzó a llorar en silencio. -Ella nos ayudó, Karla... ¿estará bien?-
Karla, aún en shock por todo lo que había sucedido, no sabía cómo responder. Se limitó a abrazar más fuerte a su hermana, protegiéndola del horror de la situación tanto como podía.
En ese preciso momento, los sonidos de pasos apresurados y voces familiares rompieron el silencio de la cueva. -¡Karla! ¡Sarah!- Era la voz de Nagisa, llena de desesperación y preocupación. Karla levantó la cabeza, su corazón acelerándose. Por fin, su hermana mayor y las demás habían llegado.
Jasmin, Ray, Nagisa y Mary entraron en la escena, seguidas por la pequeña perrita Aria, que ladró en cuanto vio a las niñas. El alivio en el rostro de Nagisa fue inmediato al ver a sus hermanas, aunque su expresión se oscureció al notar el estado en que se encontraban.
-¡Karla! ¡Sarah!- gritó Nagisa, corriendo hacia ellas, ignorando el dolor de su herida. Mary la seguía de cerca, con lágrimas en los ojos. Ambas hermanas se lanzaron sobre Karla y Sarah, abrazándolas con fuerza, como si no quisieran soltarlas jamás.
Karla, que había intentado mantenerse fuerte durante toda la terrible experiencia, finalmente dejó que sus lágrimas cayeran. Sentir el calor de su familia la hizo sollozar de alivio. Sarah también se aferró a sus hermanas, susurrando palabras de consuelo mientras Nagisa y Mary las rodeaban con sus brazos.
-Pensé... pensé que no volvería a verlas,- dijo Nagisa, su voz rota por la emoción mientras besaba la frente de cada una de sus hermanas. -No voy a dejar que nada las separe de mí otra vez.-
Mary, con los ojos rojos de tanto llorar, no dejaba de abrazar a Karla y Sarah, agradeciendo en silencio que estuvieran a salvo. Pero su atención fue rápidamente captada por el cuerpo de Lapis, que yacía inmóvil en el suelo. -¿Qué pasó aquí?- preguntó, su voz temblorosa mientras señalaba a la gema.
Sarah, con su vocecita apenas audible, fue la primera en responder. -Lapis... Lapis nos ayudó. Se enfrentó a la gema mala para que nosotras estuviéramos bien.-
Karla, aún temblando, señaló con la cabeza el cuerpo de Jaspe copia, que también yacía inconsciente a pocos metros de Lapis. -Esa... esa gema mala,- dijo con esfuerzo, recordando el terror de la situación. -Ella... ella quería hacernos daño. Lapis intentó protegernos, pero no pudo más.-
Nagisa, con el rostro endurecido, se acercó al cuerpo de Jaspe copia. Observó con frialdad la figura derrotada de la gema, y sin dudarlo, comenzó a retirar el metal incrustado en su cuerpo. Jasmin y Ray la observaban en silencio, sabiendo que no había nada que pudieran hacer para detenerla.
-No merece sobrevivir,- murmuró Nagisa, su voz cargada de rabia contenida. -Después de todo lo que hizo... no merece seguir existiendo.-
Mary, que siempre había sido más compasiva, se quedó en silencio mientras veía a su hermana mayor trabajar. Sabía que Nagisa estaba sufriendo mucho, y en cierto modo, entendía su deseo de venganza.
Cuando Nagisa terminó, se levantó lentamente, su cuerpo temblando por el esfuerzo y el dolor. Se volvió hacia Lapis, cuya figura inmóvil seguía en el suelo. -Pero Lapis... ella... nos ayudó. No podemos dejarla así.-
Jasmin, que había estado observando todo en silencio, asintió lentamente. -Debemos ayudarla. No podemos dejar que alguien que nos protegió quede así.-
Ray, siempre pragmática, se acercó para evaluar el estado de Lapis. Aunque no podía hablar, era evidente que había sufrido mucho, tanto física como emocionalmente. -No será fácil,- dijo Ray, mirando a las demás. -Pero no podemos abandonarla.-
Nagisa miró a sus hermanas menores, especialmente a Karla, que aún temblaba y sostenía a Sarah con fuerza. Sabía que habían pasado por mucho, y no quería exponerlas a más peligro. Pero también sabía que no podían ignorar lo que Lapis había hecho por ellas.
-Nos vamos a encargar de Lapis,- dijo Nagisa, con una voz firme. -Le debemos nuestra ayuda.-
Las chicas asintieron, sabiendo que tenían que hacer lo correcto. Se reunieron alrededor de Lapis, dispuestas a hacer lo que fuera necesario para salvarla. La cueva, aunque aún opresiva y peligrosa, parecía menos amenazante con todas ellas unidas.
Mientras comenzaban a moverse para ayudar a Lapis, Aria se acercó a ella, olfateando con cuidado y luego lamiendo su rostro, como si intentara despertarla. Karla y Sarah, que habían estado tan asustadas, se sintieron reconfortadas al ver cómo incluso la pequeña perrita intentaba consolar a la gema herida.
-Todo va a estar bien,- susurró Karla, más para sí misma que para las demás. -Lapis nos salvó, y ahora es nuestro turno de salvarla a ella.-
Y con ese pensamiento en mente, las chicas decidieron enfrentar juntas el próximo desafío que se les presentara, sabiendo que, aunque las probabilidades estuvieran en su contra, la fuerza de su vínculo les daría la fortaleza para seguir adelante.
**Continuará...**

ESTÁS LEYENDO
Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1
FanfictionHan pasado más de 20 años desde que Ciudad Playa fue atacada por las personas y gobiernos más letales del mundo. Nadie sabe que pasó con las gemas que habitaban allí. Jasmin es una niña que creció en un mundo completamente aterrorizado por las gemas...