Capítulo 123

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El silencio que siguió a la explosión era ensordecedor. El aire estaba lleno de polvo y escombros, y el laboratorio, una vez imponente, ahora era un montón de ruinas desperdigadas. Jasmin estaba arrodillada junto al cuerpo inerte de Perla, con las manos temblorosas mientras acariciaba el brazo gris de la gema. No podía comprender del todo lo que acababa de suceder. Todo había pasado tan rápido. La explosión, las gemas copia escapando con la energía vital de Perla, el laboratorio colapsando... Ahora, el cuerpo sin vida de Perla yacía frente a ella, completamente gris, como una piedra más.

Bismuto, Mary y Ray empezaban a moverse lentamente, recuperándose del impacto de la explosión. Bismuto, aún protegiendo el cuerpo de Perla con el suyo, tenía heridas visibles: rasgaduras en su ropa, moretones y cortes en su piel iridiscente. Pero el dolor físico no se comparaba con el peso emocional que llevaba.

Mary, la más joven de las hermanas, se arrastró hacia Bismuto, su brazo robótico haciendo un pequeño chasquido mientras lo movía con esfuerzo. —Bismuto... —su voz era apenas un susurro—, estás herida. Tienes que descansar...-

Pero Bismuto no la escuchaba. Su mirada estaba fija en el cuerpo inerte de Perla, y sus manos temblaban al tocarla con cuidado, como si temiera romperla aún más. Por un momento, no dijo nada. El dolor en su rostro era visible, las emociones que había reprimido durante tanto tiempo comenzaban a liberarse, gota a gota, como una herida que se abría lentamente.

Jasmin, con la voz aún temblorosa, intentó explicarle a Bismuto lo que había sucedido. —Ellas... las gemas copia principales... se llevaron la energía vital de Perla. Estaban drenándola... y yo... no pude hacer nada. Lo vi todo, y no pude salvarla. —Las palabras salían atropelladas, mezcladas con culpa y desesperación. Jasmin sabía que no había nada que hubiera podido hacer, pero eso no disminuía el dolor de la impotencia.

Bismuto, al escuchar esas palabras, finalmente dejó caer su cabeza, apoyando su frente contra el pecho sin vida de Perla. Su cuerpo entero comenzó a temblar. Durante veinte largos años, había cargado con la culpa de no haber estado lo suficientemente cerca de sus amigas, de haber fallado cuando más la necesitaban. Y ahora, ver a Perla en ese estado era demasiado para soportar.

Las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de Bismuto. Al principio, solo una o dos, silenciosas, pero pronto se convirtieron en un torrente incontrolable. Ella, quien siempre había sido la fuerte, la protectora, ahora estaba rota. Ray, que se había despertado con un corte en la frente, miraba la escena en silencio, sin saber qué decir o hacer.

"Perla... lo siento... lo siento tanto..." Bismuto susurraba, con la voz ahogada por el llanto, aunque Jasmin era la única que podía escuchar esas palabras dentro de su mente—. "No debería haberte dejado sola. No debí haber sido tan cobarde... Lo siento. ¡Lo siento mucho!"

Las lágrimas caían sobre el cuerpo gris de Perla mientras Bismuto la abrazaba, con sus grandes brazos envolviendo el cuerpo frío y sin vida de su amada. Jasmin se quedó a su lado, observando la escena con los ojos enrojecidos por sus propias lágrimas. No había palabras que pudieran consolar a Bismuto en ese momento. Era como si todos los años de dolor, culpa y miedo finalmente hubieran explotado dentro de ella.

Mary, mientras tanto, observaba todo con una concentración inusual para una niña de solo siete años. Su mirada alternaba entre el cuerpo de Perla, los cables que antes la habían conectado a la máquina del laboratorio, y su propio brazo robótico. Aunque nadie le había dicho nada, Mary entendía que algo muy malo había sucedido. Perla no estaba bien, eso era evidente. Pero mientras veía a Bismuto derrumbarse, una pequeña idea comenzaba a formarse en su mente.

Con su brazo robótico haciendo pequeños zumbidos y chasquidos, Mary empezó a hacer cálculos en su cabeza. No entendía todo lo que había pasado, pero sabía que la energía era lo que mantenía a las gemas vivas. Y si habían drenado la energía de Perla, tal vez... tal vez había una forma de ayudar.

Se acercó lentamente a Perla, observando los detalles de su cuerpo ahora inmóvil, las grietas y la ausencia de brillo. Tocó suavemente su brazo gris con su mano pequeña, pero fue su brazo robótico el que comenzó a hacer los cálculos más importantes. Sus ojos se entrecerraron mientras su mente infantil trabajaba a una velocidad inusual.

Jasmin la miró de reojo, notando el enfoque en su rostro. —¿Mary? ¿Qué estás haciendo?

Mary no respondió de inmediato. Estaba demasiado concentrada en sus pensamientos. Sabía que no podía dejar que Bismuto siguiera sufriendo de esa manera. Había visto el dolor en su rostro, la desesperación que tenía de perder a una amiga tan importante. Y aunque solo tenía siete años, Mary estaba decidida a hacer algo.

Se levantó lentamente, su brazo robótico girando y ajustándose mientras se acercaba más a Perla. Cada paso que daba era calculado, su mente procesando todas las posibilidades. No sabía exactamente cómo, pero sentía que había una forma de ayudar. Solo tenía que pensar un poco más, observar un poco más.

Jasmin, que estaba viendo todo, comenzó a entender que Mary tenía un plan. —¿Qué estás pensando, Mary? —preguntó con cautela.

Mary la miró, con una expresión determinada en sus ojos. —Voy a ayudar a Perla... de alguna manera.

El silencio que siguió a esa declaración fue tan profundo como el que había precedido la explosión. Las palabras de Mary flotaron en el aire, llenas de esperanza y una resolución inesperada para alguien tan joven.

Bismuto, aún llorando, levantó la cabeza, observando a la pequeña niña mientras esta se acercaba a Perla, su brazo robótico brillando con una débil luz azul. Aunque su mente estaba nublada por el dolor, algo en las acciones de Mary le dio una pequeña chispa de esperanza, por diminuta que fuera.

El laboratorio destruido estaba lleno de tensión, cada una esperando lo que fuera que Mary estuviera planeando. Y aunque nadie podía estar segura de lo que sucedería a continuación, había una sensación compartida de que tal vez, solo tal vez, había una forma de salvar a Perla.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora