Ray respiraba con dificultad, su cuerpo aún tenso por el combate y la adrenalina que la había impulsado a salvar a Amatista. El silencio era casi ensordecedor en comparación con el caos que había llenado la habitación momentos antes. Sus ojos recorrieron a sus amigas, atadas y heridas, a las hermanas de Nagisa que sollozaban asustadas, y a Amatista, que seguía tirada en el suelo, con la ropa destrozada y la nariz sangrando. Sabía que no había tiempo que perder. Tenía que liberar a las chicas antes de que Topacio copia pudiera reaccionar o las demás Topacios volvieran.
Con manos temblorosas, pero firmes, Ray se acercó a Ashley primero. Estaba atada de manera incómoda, pero sus ojos estaban llenos de determinación, aunque el miedo aún brillaba en el fondo. Sin decir una palabra, Ray comenzó a desatarla, moviéndose con rapidez pero sin perder la delicadeza.
Cuando Ashley estuvo libre, no dudó ni un segundo en correr hacia Peridot, quien seguía tirada en el suelo, exhausta y aterrada después de la brutal tortura. Ashley cayó de rodillas junto a la gema alta, rodeando su cuerpo con los brazos mientras la acurrucaba con cuidado. Peridot temblaba, sus ojos aún estaban abiertos por el miedo, incapaz de procesar lo que acababa de suceder. El dolor en su cuerpo la había dejado casi inmóvil.
—Estoy aquí, Peridot. Ya pasó... —susurró Ashley, su voz temblando ligeramente mientras acariciaba la mejilla de Peridot, la misma donde ambas compartían una cicatriz similar. Sus labios temblaban al ver a la gema tan indefensa, y no pudo evitar derramar algunas lágrimas al sentir la fragilidad de su amada en sus brazos.
Mientras tanto, Ray continuaba desatando a las demás. Su siguiente objetivo fueron Karla, Mary y Sarah, que temblaban visiblemente. Apenas las cuerdas cayeron al suelo, las tres niñas corrieron hacia Nagisa, quien estaba claramente debilitada, la herida en su abdomen seguía sangrando y su piel estaba pálida por la pérdida de sangre. Las pequeñas la abrazaron con desesperación, sus rostros llenos de lágrimas.
—¡Nagisa! —gritó Karla, con la voz quebrada—. ¡Por favor, no te vayas!
—No... no me iré —respondió Nagisa con una sonrisa débil, tratando de tranquilizarlas. Pero cuando intentó levantarse, su cuerpo se desplomó, incapaz de soportar el esfuerzo. Las niñas gritaban de terror, abrazando a su hermana mayor más fuerte, mientras el miedo las consumía.
—¡No! —Mary comenzó a tocar la herida de Nagisa con su mano robótica, tratando de detener el sangrado—. ¡Nagisa, tienes que quedarte con nosotras! ¡No te vayas!
Sarah, la más pequeña, simplemente lloraba mientras se aferraba a la pierna de su hermana mayor, su pequeño cuerpo sacudido por el miedo. Nagisa intentaba tranquilizarlas, pero el dolor era demasiado intenso. Sentía que su energía se desvanecía rápidamente, a pesar de sus intentos por mantenerse consciente.
Ray, con el corazón encogido, les lanzó una mirada preocupada mientras seguía liberando a Jasmin, quien parecía profundamente afectada por todo lo que había sucedido. Sus manos temblaban mientras sus ojos recorrían la sala, buscando una salida de ese infierno.
Jasmin, apenas libre de sus ataduras, se acercó lentamente hacia Perla, que yacía en el suelo en un estado lamentable. Su ropa estaba destrozada y su cuerpo parecía haberse apagado por completo. El pánico llenó el rostro de Jasmin al verla tan vulnerable.
Bismuto ya estaba allí, arrodillada junto a su compañera, con los ojos llenos de desesperación. A pesar de su apariencia dura y fuerte, en ese momento, todo lo que podía hacer era abrazar a Perla con desesperación, tratando de reanimarla, pero Perla seguía sin moverse.
—"Por favor, por favor... no me hagas esto"— murmuró Bismuto, su voz ronca mientras su enorme mano acariciaba suavemente la mejilla de Perla, tratando de sentir algún tipo de respuesta. Jasmin se acercó aún más, con el corazón en un puño, y se arrodilló junto a ellas. Podía escuchar las palabras sin voz de Bismuto. Eran débiles, rotas, pero aún resonaban en su cabeza.
"No me dejes... por favor... no me dejes."
Las palabras hicieron eco en la mente de Jasmin, que sintió una mezcla de terror y tristeza profunda. Se arrodilló junto a Bismuto y tocó el brazo de Perla, sintiendo la frialdad de su piel, esperando alguna señal de vida.
Al otro lado de la sala, Lapis había conseguido arrastrarse hacia Esmeralda, quien aún yacía inconsciente. Con manos temblorosas, Lapis buscó la mano de Esmeralda, desesperada por sentir su calor, su vida. La abrazó con fuerza cuando finalmente la alcanzó, su cuerpo temblando de angustia. Aunque su historia con Esmeralda había sido tormentosa, en ese momento, todo lo que Lapis quería era mantenerla a salvo. Esmeralda, a pesar de todo, era su refugio.
—"No te vayas... no te vayas de mi lado."— Las palabras resonaron en la mente de Jasmin una vez más, mientras las sentía provenientes de Lapis, tan cargadas de dolor y arrepentimiento.
Cerca de ellas, Rubí y Zafiro, a pesar de sus heridas, permanecían juntas, sosteniéndose mutuamente en silencio. Rubí apretaba con fuerza la mano de Zafiro, y aunque el dolor físico era innegable, el hecho de que estuvieran juntas les daba una pequeña chispa de esperanza en medio del caos.
Ray, viendo a todas sus amigas en ese estado, sintió una mezcla de ira y desesperación. Finalmente, se acercó a Amatista, quien seguía tirada en el suelo, aún aturdida por el combate. A pesar de todo el dolor que había sufrido, la pequeña gema (no tan pequeña porque medía 1.80 metros) seguía sonriendo de forma desafiante, aunque la sangre aún caía de su nariz y su ropa estaba casi destruida.
—¿Qué voy a hacer contigo? —susurró Ray, arrodillándose junto a Amatista mientras sus manos temblorosas la tocaban con delicadeza. Amatista la miró de reojo, claramente agotada pero incapaz de rendirse del todo.
Topacio copia, herida y aún en el suelo, se mantenía inmóvil, pero todas sabían que el peligro aún no había pasado.
**Continuará...**
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Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1
FanficHan pasado más de 20 años desde que Ciudad Playa fue atacada por las personas y gobiernos más letales del mundo. Nadie sabe que pasó con las gemas que habitaban allí. Jasmin es una niña que creció en un mundo completamente aterrorizado por las gemas...