Capítulo 118

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El aire frío del bosque mordía la piel de Jasmin mientras era arrastrada por las gemas copia. No podía ver a Perla, pero sentía la presencia de la gema cercana, la conexión que había establecido con ella pulsando en su mente como un débil eco. El miedo la consumía, pero había una determinación férrea en su interior que la mantenía luchando contra las garras de la desesperación. Sin embargo, estaba rodeada por tres de las guerreras más peligrosas que había conocido, y la realidad de su situación la aplastaba a cada paso.

Después de lo que pareció una eternidad, las gemas llegaron a una estructura oculta en medio del bosque. El laboratorio era un edificio sombrío y fortificado, cubierto por la maleza y oculto del mundo exterior. Jasmin apenas tuvo tiempo de procesar el lugar cuando fue empujada violentamente dentro del laboratorio, tropezando y cayendo al suelo. Al levantar la vista, se encontró en una sala amplia, iluminada por luces fluorescentes que emitían un resplandor enfermizo. A su alrededor, había todo tipo de máquinas extrañas, mesas llenas de instrumentos afilados y contenedores llenos de cristales brillantes que emitían una luz pulsante.

Pero lo que más le llamó la atención fue la jaula de contención en el centro de la sala. Perla, su cuerpo ya frágil por las batallas y el sufrimiento, fue lanzada dentro de ella sin piedad. La jaula se cerró con un chasquido metálico, y en un instante, varios cables conectados a las paredes del laboratorio se dirigieron hacia Perla como serpientes hambrientas. Los cables se incrustaron en su cuerpo, perforando su piel con precisión, y Jasmin pudo ver cómo Perla se estremecía de dolor ante cada inserción.

—¡No! —gritó Jasmin, intentando levantarse para correr hacia Perla, pero antes de que pudiera dar un paso, Bis 7 la detuvo, empujándola contra una mesa y atándola con correas de metal. Estaba atrapada, inmovilizada y forzada a presenciar la tortura de Perla.

La Esmeralda Madre se acercó a un panel de control en la pared, con una expresión de satisfacción en su rostro. Jaspe copia se paró junto a ella, su sonrisa cruel iluminada por las luces del laboratorio.

—Es hora de ver cuánta energía vital le queda a esta reliquia del pasado —dijo La Esmeralda Madre, con su voz fría y cortante, mientras sus dedos se movían por los controles con una precisión letal.

Jasmin observó con horror mientras las máquinas comenzaban a zumbar con vida. Los cables que penetraban en el cuerpo de Perla brillaron con una luz maligna, y la gema dentro de la jaula comenzó a temblar, sus músculos tensándose mientras luchaba contra el dolor que ahora recorría cada fibra de su ser.

—¡Perla! ¡Deténganse! ¡Por favor, deténganse! —suplicó Jasmin, su voz llena de desesperación mientras luchaba contra sus ataduras. Pero sus palabras no podían hacer nada para detener el sufrimiento de Perla.

A través del vínculo que compartían, Jasmin pudo sentir el dolor que atravesaba a Perla. Era un dolor profundo, desgarrador, que no solo afectaba su cuerpo físico, sino que también minaba su espíritu. Perla estaba siendo drenada, su energía vital siendo succionada por las máquinas que la rodeaban. Su rostro, normalmente tan sereno, ahora estaba contorsionado por la agonía, y aunque no podía gritar, Jasmin podía escuchar los ecos de su sufrimiento en su mente.

"No... no puedo... soportarlo..." las palabras de Perla resonaron en la mente de Jasmin, débiles y quebradas, como si provinieran de un lugar muy lejano. Pero aun en su tormento, había una lucha feroz dentro de Perla, una resistencia que Jasmin pudo sentir claramente.

—¡Por favor, deténganse! ¡La están matando! —Jasmin gritó, sus ojos llenos de lágrimas mientras veía cómo Perla se retorcía dentro de la jaula. Pero sus súplicas solo provocaron risas en sus captoras.

—¿Matándola? —Jaspe copia se rió, su voz resonando en la sala con un tono burlón—. Este es solo el comienzo, niña. Estamos extrayendo cada gota de energía que esta gema inútil tiene. Cuando terminemos, no quedará nada de ella.

La Esmeralda Madre observaba con una sonrisa perversa mientras la luz en los cables que drenaban a Perla se intensificaba. Jasmin sintió cómo la desesperación se apoderaba de ella, sabiendo que cada segundo que pasaba, Perla se debilitaba más.

Perla, con sus fuerzas menguantes, trató de luchar contra el proceso. Jasmin podía sentir cómo Perla intentaba cortar el flujo de su energía, resistiendo la extracción con cada gramo de fuerza que le quedaba. Pero las máquinas estaban diseñadas para ser implacables, y Jasmin vio con horror cómo Perla comenzaba a ceder.

La luz dentro de la jaula comenzó a desvanecerse, y Perla, que siempre había sido un faro de esperanza y resistencia, parecía estar apagándose lentamente. El dolor en su rostro era evidente, pero también lo era la determinación. Incluso en ese momento, Perla no estaba dispuesta a rendirse. Pero Jasmin sabía que la situación era desesperada.

Las lágrimas corrían por las mejillas de Jasmin mientras intentaba liberarse, pero las correas de metal eran demasiado fuertes. La impotencia la consumía, la culpa de no poder hacer nada para salvar a Perla la aplastaba.

—No te rindas, Perla... por favor... —susurró Jasmin, con la voz rota, sabiendo que esas palabras podrían ser las últimas que Perla escucharía.

Perla, a pesar del dolor, volvió su mirada hacia Jasmin. Sus ojos, aunque llenos de sufrimiento, transmitieron una última chispa de esperanza, una promesa silenciosa de que no se rendiría, no mientras tuviera algo por lo que luchar.

Jasmin sintió esa conexión, ese lazo inquebrantable que se había formado entre ellas, y supo que tenía que encontrar una manera de salvarla. No podía quedarse allí y ver cómo Perla era destruida.

Las máquinas seguían su labor sin piedad, el zumbido en la sala se hacía cada vez más fuerte, mientras el cuerpo de Perla temblaba incontrolablemente. Pero a pesar de todo, la gema seguía resistiendo, sus ojos fijos en Jasmin, transmitiéndole una fuerza que Jasmin nunca había sentido antes.

El tiempo se ralentizó para Jasmin, cada segundo parecía una eternidad mientras veía cómo Perla luchaba por su vida. La impotencia, el dolor y la desesperación se entremezclaban en su pecho, y sintió como si algo dentro de ella estuviera a punto de romperse. Sabía que no podía dejar que esto sucediera, que no podía permitir que Perla fuera destruida de esta manera.

Y justo cuando parecía que todo estaba perdido, la determinación de Perla brilló con una intensidad inesperada. Jasmin sintió una oleada de fuerza atravesar el vínculo que compartían, una última explosión de resistencia por parte de la gema.

Perla, con lo poco que le quedaba de energía, comenzó a concentrar todo su poder en un intento desesperado por romper las conexiones que la mantenían atrapada. Jasmin sintió ese esfuerzo, esa lucha final, y su corazón latió con fuerza al ver que, a pesar de todo, Perla no estaba dispuesta a rendirse.

Las luces en la jaula comenzaron a parpadear, y Jaspe copia frunció el ceño, dándose cuenta de lo que estaba sucediendo.

—¡Está resistiendo! —gritó Jaspe copia, apretando los controles en un intento de intensificar el drenaje. Pero Perla no cedía, sus ojos fijos en Jasmin, dándole la fuerza que necesitaba para continuar.

La Esmeralda Madre miró a Perla con una mezcla de desprecio y fascinación, consciente de que estaba viendo una lucha desesperada por sobrevivir.

—No importa cuánto luches —dijo con frialdad—, al final, tu energía se agotará, y no quedará nada de ti.

Pero Perla, incluso sin poder hablar, transmitió un mensaje claro a Jasmin: no te rindas, sigue luchando, porque mientras haya vida, hay esperanza.

Jasmin, con el corazón lleno de una mezcla de miedo y determinación, juró que haría todo lo posible para salvar a Perla. No sabía cómo, pero no permitiría que la única gema que le quedaba, la que había protegido a su madre, fuera destruida así.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora