¿Pueden creer que el desgraciado de mi jefe me regañó por llegar tarde? ¿Acaso piensa que es fácil levantarse temprano con el frío que hace afuera? Además debe agradecer que llegara, podría haber preferido seguir en mi cama, pero no, me levanté y arribé a la oficina dos horas tarde, eso habla muy bien de mí y del interés que poseo por laborar en tan patética empresa. En serio que estoy a punto de renunciar, estos imbéciles me tienen estresado.
Aunque eso no fue todo lo que sucedió, porque me tenían una sorpresa guardada. Resulta que al llegar a mi cubículo, me encuentro con un sujeto sentado de lo más bien en mi lugar. -¿Y tú quién diablos eres?- Le encaré ante tal espectáculo. La cosa es que era el nuevo asistente contable, y cómo vamos a ser compañeros, decidieron que yo le enseñara la empresa. Claro, si tengo todo el tiempo del mundo para gastarlo con aquel larguirucho. ¿Qué le dio su madre cuando bebé? Y es que parece ser el doble de mi estatura, y sin decir que es más delgado. ¡Perro! Me tenía que opacar, yo... que era el único espécimen que todavía no tiene estómago de cervecero ni que ha perdido su cabellera. Con este tal Marcos, me sentiré aún peor, ya ni siquiera podré presumir mi cuerpo. ¡Le odio!
Íbamos caminando por entre las oficinas, cuando... ¡Saz! Al sujeto ese se le cayó el bolígrafo, con el cual tomaba nota de cada estupidez que le decía. Obviamente se agachó para recogerlo. Y yo ahí, detrás de él no tuve de otra que mirar su trasero. ¡Por Buda! ¿Cómo lo tiene tan grande si es tan delgado? Apenado contemplé el mío, tan chiquitito y escuálido, como de bebé en pañales. De ahí para adelante, no pude dejar de vérselo y es que tengo una teoría: a mayor volumen de las nalgas, más grande en proporción es el pene. Traté de buscar el bulto entre su pantalón, solo que no me dio la oportunidad.
Por favor, no vayan a creer que soy homosexual. Para nada, a mí me gustan las mujeres, solo que a veces... pues... los hombres contemplamos a otros varones para comparar. Eso es, porque a mi ese tal Marcos no me gusta para nada, es demasiado alto, con trasero regordete, voz gruesa de locutor de radio, manos grandes y rostro barbudo. Eso es asqueroso, totalmente alejado a mis gustos.
-Lo que tú tienes que hacer es acostarte con un hombre y así saldrás de dudas... ¡No regreses hasta que lo hayas probado!- Fueron las últimas palabras de mi psicólogo, quien con sus propias manos me echó de su consulta. Luego de dos horas tratándole de convencer que Marcos no me parece atractivo, decidió sacarme con aquel consejo absurdo. ¡Es su trabajo! Debería tenerme más paciencia, si nos conocemos hace tanto tiempo ya.
¿Cómo se le ocurre decirme eso? ¿Acaso el viejo ese es homosexual y quiere convertirme? Y es que esos maricas buscan transformar a todo el mundo en afeminados. Yo no lo haré, no caeré en esas trampas de terapeuta enfadado. ¿Aunque saben lo que soñé? Que llegaba a la oficina y no había nadie. Buscaba a todos mis compañeros entre los cubículos, hasta que encontraba a Roxana saltando nuevamente como coneja, aunque esta vez sobre Marcos. –Suéltalo perra... Ese es mi hombre... ¡Te dije que no te metieras con mi Marquitos! ¡Maldita Lisiada!- Ok, esa telenovela me traumatizó cuando pequeño. La cosa es que le gritaba a la de pechos gigantes y de las mechas, la sacaba de las piernas del nuevo. Después todo se volvía extraño y recuerdo que me sobaba el trasero.
¿Lo peor? Es que bueno... esto es un tanto incómodo de decir... y es que... digamos que hace mucho no amanecía mojadito. Rememoré esos momentos en que tenía once y mi mamá me castigaba por seguir orinándome en las noches. ¿Qué? No todos maduramos tan rápido, ¿ok?
Ahora me dirijo a la oficina, creo que no llegaré tan tarde esta vez. Solo que en realidad, no quiero llegar. ¿Cómo voy a ver ahora al nuevo? Rememoraré todo mi sueño... húmedo con él. ¿Y si le hago caso a mi psicólogo? ¿Sería buena idea acostarme con Marcos para corroborar que no soy homosexual? Y si por esas casualidades de la vida, ¿me terminara gustando la cochinada?
ESTÁS LEYENDO
Diario de un Soltero GAY
HumorMi psicólogo me recomendó que debía hablar sobre mis vivencias con alguien, y es que según él soy homosexual. ¡Pamplinas! No porque cuando pequeño jugaba con muñecas, ayudaba a mi madre a cocinar e inspeccionaba los cuerpos desnudos de mis amigos, s...