Día 49: Terapia Intensiva

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Si supieran lo cansado que estoy, nunca antes me había ocurrido algo tan maravilloso, ni siquiera cuando vendí el perro de mis papás para pagarle a un prostituto me sentí tan dichoso.

-Esto está mal, eres mi paciente y no puedo involucrarme contigo... Sólo que no puedo con está adicción, me encanta el sexo y podría hacerlo todo el día... Ahora quieras o no, tendrás que follar conmigo a cada rato...- dijo Pablo tras intimar por primera vez.

Me acordé de los rezos que repetía de niño y las palabras sagradas que decía, fue lo más parecido a lo que pronunció el psquiatra. ¡Por Krishna! Follar con él a cada rato es todo lo que deseo, porque... eso es amar ¿verdad?

-Vengo a hacerte terapia intensiva... Estás muy mal y debo ayudarte.- ayer entró a mi cuarto diciendo eso e inmediatamente después cerró la puerta, se sacó la bata, bajó sus pantalones, luego los míos y sin previo aviso introdujo su erección en mis carnes. ¡Santa Cachucha! Me gusta el pene, pero esa vez me dolió horrible.

En un solo día me ha penetrado cinco veces y todavía esta jornada no se ha acabado.... ¿Qué es eso que escucho? ¿Acaso alguien está abriendo la puerta? Lo siento chicos, pero ahora tengo que atender a mi macho. Todas mis plegarias se han cumplido. ¡Soy el maricón más feliz del mundo!

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora