Que mierda de vida, no leía ni siquiera en el colegio y ahora resulta que mi único pasatiempo en la cárcel es adentrarme en uno de los cuantos libros deshojados de la biblioteca.
O sea, no es que haya sido mi idea, sino que fue mi única escapatoria. ¿Pueden creer que alguien en este mundo me quiere matar? ¿A mí? Yo que soy una persona tan amable y gentil. Este mundo está cada vez peor.
Resulta ser que el otro día fui al baño y me encontré con uno de los reclusos. Él estaba orinando y como yo también tenía deseos, me paré a su lado y comencé a expulsar el líquido amarillo. ¿Somos hombres no? Y vaya que varón tenía a mi lado. No la tenía larga como Leonardo, sino que más bien gruesa, como tronco para el fuego. ¡Ave María! Recordé los consejos de mi abuela cuando pequeño: "No importa el tamaño, sino que te sirva para jugar..." Está bien, la pobre vieja se refería a la cuerda para saltar, pero como soy tan buen nieto, aprendí muy bien y uso el consejo pada todo.
Estaba ahí, intentando mear, cuando no pude dejar de verle. ¿Qué cara habré puesto? Pues ni idea, lo único seguro es que cuando comencé a gemir, recién ahí el otro recluso se percató de mi exaltación.
-¿Qué miras maricón? ¿Te estás pajeando viendo mi pito?- Recuerdo su rostro apretado, sacando humo por las orejas casi. ¿De qué hablaba? Ni siquiera me había dado cuenta lo que había pasado ahí abajo.
¡Patitas para qué las quiero! Comencé a correr al mismo tiempo en que el delincuente sacó una navaja del porte de un plátano. ¡Nunca había tenido tanto miedo! Vi mi vida pasar y lloré al darme cuenta que he tenido muy poco placer.
El único lugar seguro para un miedoso como yo, es la biblioteca, ya que es ahí donde los gendarmes se esconden para tomar siestas y ningún preso se le ocurriría entrar a hacer fechorías ahí.
Ahora paso la gran cantidad del día en esa habitación, escondiéndome de "El Papucho", el líder de un cartel del narcotráfico. ¿Quién me manda a verle la verga a alguien tan peligroso?
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Diario de un Soltero GAY
HumorMi psicólogo me recomendó que debía hablar sobre mis vivencias con alguien, y es que según él soy homosexual. ¡Pamplinas! No porque cuando pequeño jugaba con muñecas, ayudaba a mi madre a cocinar e inspeccionaba los cuerpos desnudos de mis amigos, s...