Día 117: Parece que sí

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Ay, es que no sé qué hacer, les juro que me encuentro en un momento de mi vida donde es difícil tomar una decisión.

Como ya saben, Jaime está viviendo con nosotros y bueno, si tienen buena memoria recordarán que tuvimos un idilio hace algún tiempo. Vaya, que me puso los ojos blancos cuando me metió su verga. Ya, la cosa es que escapé de su lado cuando me propuso matrimonio. Creí que era un asunto resuelto, que ahora solo éramos amigos, pero estaba equivocado.

-¿Así que pensaste que era amante de Laura?... Te vi muy enojado, ¿será que estabas celoso? - se burló de mi una mañana hace unos días.

Estaba llegando de mi gratificante trabajo, cuando me lo encuentro con delantal y guantes lavando los platos en la cocina.

-Claro que no, solo que no quería que mi hija oyera esa cochinada... - respondí un poco avergonzado, aunque no sé por qué.

Jaime se rió de mí, no me creía lo que le decía. No le di importancia y me senté a la mesa para tomar mi desayuno.

-¿Y te ha tocado una polla más grande que la mía? - me preguntó mientras untaba mantequilla en mi pan.

-Claro que sí, todos son más grandes que el tuyo... - le dije sin mirarle, ¿no le gusta burlarse de mí?

-Eso es mentira, lo vi en la ducha y es un espécimen bastante bien dotado... - escuché una voz chillona a mi espalda.

Se trataba de Pía, quien ni siquiera se inmutaba en confesar que espía al hombre aquel.

-¿Lo has estado viendo desnudo?... Pero que psicópata eres... - me enfadé mucho con la pequeña.

-Pero si Constanza me enseñó cómo se hace... - volvió a hablar mi hermana.

Ay no, ahora sí que sí iba a retar a esa promiscua. Primero viendo penes en los baños y ahora en la propia casa. Esta juventud de hoy en día no tiene límites.

-¡Constanza! ¡Baja en este momento! - grité histérico.

La pequeña me vio asustada, nunca me había contemplado tan agresivo. La encaré y le pregunté por qué hacía eso.

-Pero... Es que el otro día desperté porque había mucho ruido, salí de mi pieza y te vi haciendo un agujero en la pared del baño que da al pasillo... No entendía por qué lo hacías, así que te espié toda la tarde y ahí me di cuenta que luego que Jaime entró al baño, tú fuiste corriendo hacia el agujero que habías hecho y te quedaste media hora mirando... Ay papito, reconozco que aquel hombre es un bombón, pero si tú trabajas de puto solo deberías comértelo... ¿O no? - quedé negra, negra negra, negra como calzón de puta, negra como conciencia de Hitler, negra como mano de ginecólogo.

Ay por Dioh, no sabía que me habían descubierto, y por cuenta doble. ¿Cómo es que mi hija sabía que era puto?

-¿Cómo sabes eso?.... Que yo... Me dedico a... Eso... - pregunté confundido, y reconozco que hasta apenado.

-Es que dejaste tu Facebook abierto el otro día, y vi como te promocionabas... Si quieres que sea sincera contigo, deberías bajar un poco de peso, porque en las fotos se ve horrible tu barriga... - prosiguió Constanza como si todo fuera normal.

-Y depilarte los vellos de tus posaderas, debo reconocer que es antihigiénico y poco estilizante... - continuó opinando Pía, quien ya había visto la foto.

-Sí, y esconder los dientes cuando haces la mamada, porque a veces duele... - terminó comentando Jaime.

Él se pasó tres pueblos y es que las dos chicas se quedaron congeladas al oír eso.

-¡Basta! No me digan eso... Se supone que era un secreto... ¿Acaso no te da vergüenza que tu papá sea... Puto? - me arrodillé para hablarle a mi hija a los ojos.

-Claro que no, sé que lo haces para alimentarnos y nunca podría sentir vergüenza de ti... ¿Cómo podría? Si tú nunca la has tenido por mí, al contrario... - y me abrazó fuertemente.

Aquí me ven todo fuerte y machorro, pero no pude resistir tanto cariño, así que terminé llorando en el hombro de mi retoño.

-Pero no te preocupes Coni, porque cuando nos casemos él dejará de trabajar en eso... - escuché de pronto a Jaime.

-¿Qué?.... ¿Eso es verdad?... ¿Voy a tener un papá y una... Un... Jaime va a ser mi papá también? - Constanza saltaba de la alegría, le había encantado la noticia.

-¿Qué? ¿Eres joto? ¿Te gustan los hombres?... Puta vida, siempre elijo tan mal. Primero Jorgito que quería un beso a la primera cita y ahora este maricón... - Pía estaba muy enfadada, tanto que hablaba como una vulgar vieja de la esquina. Se fue enrabiada a su cuarto.

Y así es como, de pronto y sin mi consentimiento, me voy a casar. No tengo ni idea por qué no le rechacé, supongo que por ver tanta felicidad en Constanza, pero la cosa es que ahora todos creen que me voy a casar con Jaime, incluso él mismo, que ya me trata de maridito.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora