Día 8: Vendetta

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¿Lo bueno del chantaje? Es que mientras tengas la ventaja, puedes aprovecharte todo lo que quieras. Claro, había descubierto que la hija menor de Roxana era en realidad del señor Foster y usé esa información con tal de no ser desvinculado de la empresa. La mujer convenció a su amante de no despedirme y creyó que con eso, me quedaría conforme. –Pues no bonita, ahora quiero que hagas otras cosillas por mi...- ¡Te tengo pécora! Y no la voy a dejar tranquila con tanta facilidad, mucho menos luego de la humillación que me hicieron pasar junto con su hermano.

Recordando ese suceso, creo que no les he hablado de Ernesto hace algún tiempo. Resulta que luego de descubrir que en realidad no tiene dinero, el muy cretino me ha estado acosando en la oficina. –Eres el amor de mi vida... Dame otra oportunidad... Soy el único que te puede hacer realmente feliz...- Entre otras frases sacadas de las más lacrimógenas películas, me ha dicho cada vez que nos encontramos. La primera vez simplemente me marché sin decir palabra alguna. La segunda le miré con ofuscación. La tercera le empujé. Ya al intento número veinte, es decir, esta mañana, simplemente colapsé y le pegué una patada en su entrepierna. El pobre ñoño quedó botado en el suelo, sobándose la parte de su cuerpo que conocí a profundidad, literalmente, en el armario.

Y esta última palabra me recuerda a lo que nuevamente me ha estado diciendo mi psicólogo. –Que eres gay, que la pluma se te nota a leguas... ¿Has intentado acostarte con alguien que realmente te guste? ¿Un moreno por si acaso? ¿O comprarte un consolador jumbo?- Me dijo el anciano el otro día. Y dale con que las gallinas mean, ¡que no soy marica! Es que no es mi culpa que tenga la próstata por el culo, que a todos los hombres nos pasan cosillas cuando nos introducen algo por aquella zona, es erógena hombre.

Me enfadé en un principio con el anciano de prominente barba cana, solo que al final llegué a una conclusión perfecta: debía tener sexo con un hombre nuevamente, mas no con cualquiera, sino con quien tenía una cuenta pendiente. Sí, chantajearía a Roxana obligándola a que convenza a Marcos que debe intimar conmigo. De seguro la sola idea de tenerme desnudo a su lado, le resultaría macabra, aunque el salvar a su pobre hermana casquivana, terminaría por convencerle. –No... eso es imposible... pídeme cualquier cosa menos esa... No puedo involucrarlo hasta aquel punto.- Abogó la de prominentes senos este mediodía, cuando le pedí que cumpliera mi venganza. –Es eso u obligar al señor Foster para que me de tu puesto... ¿qué prefieres?- Tajantemente di mi estocada final. ¿Qué le será más fácil? ¿Convencer a su hermano a tener sexo homosexual? ¿O dejar su tan amado puesto con tal de salvar a Marcos?

Esta historia continuará...

¿En serio creían que les dejaría con la duda? Pues no, y es que tengo tan buen humor que quería bromear un tanto con ustedes. Cuando llegué esta tarde al departamento de Loreto, me encontré frente a frente con el hermano de Roxana, quien sentado en el sofá me miraba enfurecido. -¿Y ya compraste condones? ¿O tu hermana se sacrificó por ti?- Dije con la única intención de causar daño. A esas alturas el larguirucho ya debía haberse enterado y quería recalcar el poder que ahora tenía sobre ellos. –Este es un problema entre nosotros, así es que no dejaría que ella saliera dañada... Quieres tener sexo conmigo, pues bien... sácate la ropa y siéntate sobre mi polla.- Me dijo al mismo tiempo que mi boca se abría por completo. ¿Qué mierda le pasó a este? ¿Será que vio muchas películas porno cuando adolescente?

Por un momento quedé paralizado, mi corazón latió fuertemente y sentí cómo mi rostro se ruborizaba. Me repleté de nerviosismo, hasta que la risa comenzó a llenar mi boca. Estaba feliz, dichoso con aquel rol de macho dominante que pronto me follaría. Porque aunque no quería reconocerlo, aquel hombre alto de cabellos indomablemente rizados, me atraía de sobremanera, como ningún otro ser me había gustado. Y sí, estaba dichoso de saltar sobre su verga... ¡Por Obama! Nunca pensé que diría algo tan gay, solo que... realmente me sentí feliz al saber eso.

¿Qué pasó? Resulta que la gorda obesa de Loreto se le ocurrió justo llegar a su casa. Claro, la muy chancha siempre se la pasa comiendo en la sandwichería de la esquina luego del trabajo y justo hoy, el día en que me desgarrarían el ano, comienza con una dieta estúpida. Si no hubiera sido por ella, ese semental hubiera sido mío. –Te espero mañana en el baño del centro comercial...- Me dijo Marcos al darse cuenta que no podíamos intimar en aquel momento. Por lo que tendrán que esperar a mañana, para saber cómo me fue. ¡Envíenme toda la fuerza del mundo! Que en un par de horas, ya seré un homosexual consumado ¿Y qué? 

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora