Día 105: Todos Se Aprovechan

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Santa Cachucha, yo que estaba tratando de ser buen padre, que es un ejemplo para su hijo y de pronto, se me ocurre tomar más de la cuenta ¿y qué pasa? Termino en la cama de otro hombre, sin ropa y con un dolor de cabeza enorme. Claro, antes quería tener sexo con cualquiera y no sucedía nada, ahora que no quiero despierto follado sin saberlo.

-Parece que no te acuerdas de nada de lo que hiciste ayer... Será mejor que te vistas. Cuando estés listo baja, que la sirvienta ha preparado el desayuno...- mencionó el hombre con quien me acosté.

Vaya, para ser sincero el hombre era bastante guapo y eso unido a que tiene dinero (y una polla) lo hace un buen pretendiente.

Le hice caso y me vestí. Me impresionó encontrar mis calzoncillos en la copa de un árbol. Supongo que lo lancé por la ventana y como estábamos en un segundo piso, cayó sobre las ramas. Ni modo, tuve que colocarme los pantalones y andar sin ropa interior.

Bajé las escaleras y, aunque no lo crean, sentí mucha vergüenza y es que todos los sirvientes de la mansión me miraban de mala manera, como si supieran lo qué había hecho. Y lo peor, es que en ese momento ni yo lo recordaba.

-Te ves asustado, ayer estabas muy distinto... - sentí de nuevo la voz grave del dueño de casa.

Ana, Anita, Anal, solo en ese momento, cuando vi al hombre sentado a la mesa, pude percatarme de quién se trataba.

El hombre de unos cuarenta y cinco años, pelo castaño decorado por canas, rostro agradable aunque serio, cuerpo fornido aunque grueso, ese sujeto era el mismísimo Jaime Sandoval. Vale, no tienen por qué saber de farándula, así es que yo les contaré quién es él.

Jaime fue la mano derecha de uno de los empresarios más importantes del país, Antonio Palmer. Nació muy pobre, pero con perseverancia logró llegar a ser un destacado gerente en las empresas Palmer. Bueno, eso dicen las revistas económicas, porque en la calle sabemos la verdad. El muy cabrón nació con una verga que cualquier puta quisiera de mascota. De una manera no muy clara, conoció a don Antonio y le calentó tanto la garganta, que se hicieron amantes. Qué esfuerzo ni qué nada, solo se esmeró en taladrearle bien el culo y así se hizo rico.

Ambos tuvieron una pelea muy fuerte, parece que este hombre le fue desleal y por eso ahora están distanciados. Qué digo, si no puede ni acercarse a los supermercados Edwards, todos en esa compañía lo odian. Había sabido que antes de su separación, él había planeado Cassiopeia, el grupo de Martín Arístegui, pero no pudo debutarlos ya que renunció a la agencia Nueve. Desde ese momento ha montado su propia agencia de talentos y ha logrado éxito con la banda de chicas "Sin Pudor".

En fin, la cosa es que tiene plata y me folló. Mierda, que es la primera vez que intimo con un famoso y yo el muy tarado, no lo recuerdo.

-Disculpe si lo he molestado, debí estar muy borracho anoche... De hecho, no me acuerdo de nada... - admití avergonzado.

-¿No te acuerdas de nada?- dijo riéndose el millonario.

-Bueno, yo te voy a refrescar la memoria... - Y comenzó a narrarme lo que hice como si fuera una película de terror.

Resultó ser el vecino de atrás de Fernando, por lo que supongo que escalé la cerca que nos divide y caí en su patio. Entré a la mansión cantando la cucaracha y sacándome la ropa. Parece que le di besos a una estatua del David de Miguel Angel, mientras le tocaba la hoja de parra e intentaba seducirlo.

-A ver... ¿Quién es tan hombre como para follarse este culito? - grité delante de todos los guardias, jardineros y mayordomos reunidos a ver el espectáculo.

Les mostré mis nalgas, de hecho estuve a punto de introducirme una botella de vino para demostrarles que si me dilato bien.

Jaime me dijo que en ese momento llegó él y terminó con el show. No llamó a la policía porque le parecí divertido, así es que prefirió dejarme durmiendo en un cuarto.

-¿Y por qué desperté en su cama entonces? - le pregunté tras todo el cuento ese.

-No sé cómo, pero en medio de la noche llegaste a mi cuarto, me bajaste el pijama y me hiciste una mamada... - mierda, entonces si tenía razón y lo violé.

-¿Y usted no se defendió? ¿Qué hizo para detenerme? - quería llegar al fondo del asunto.

-Te di vuelta, te eché saliva y te follé... - respondió muy tranquilo el cabrón.

-Si te embriagas de nuevo, regresa por acá... Me gustan tus shows... - Se burló mientras veía que me marchaba.

¡Por Dios! Hay tanta gente degenerada en este mundo.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora