Día 4: Y eran hermanos

432 53 30
                                    


Es que soy tonto, soy un completo imbécil por no darme cuenta de lo que tenía enfrente. Resulta que solo hoy se me ocurrió revisar los documentos de aquel gañán de Marcos y me encontré con una coincidencia enorme. Resulta que su apellido es Bernal ¿y no sabrán quién también se llama así? Pues la zorra de Roxana, esa ubres de vaca que se acuesta con el jefe y a quien desenmascaré delante de todos en la oficina. Claro que no me iba a quedar con los brazos cruzados, mucho menos luego de la humillación que me hizo pasar el crespo.

¿Pueden creer que ahora todos se atreven a darme palmaditas en la espalda? Como si creyeran que necesito su apoyo. –Debe ser difícil para ti asumir que eres homosexual a esta edad... Espero que puedas ser por fin completamente libre.- Es lo que me dijo la gordita de Loreto, con esa onda un tanto mística que tiene y la mirada de gata atropellada. Odio que sientan lástima, como si fuera el primer hombre que se da cuenta que le gusta ser penetrado. Eso sí, marica yo no soy, porque todavía puedo tener relaciones con mujeres, solo que les pediré que me introduzcan un consolador por el ano. ¿Eso les gusta a las féminas verdad? Porque la otra solución sería comenzar a frecuentar transexuales.

La cosa es que tras todas las humillaciones que recibí en el día, decidí enfrentar a quien las provocó, a ese larguirucho que sigue siendo mi subordinado. –Solo con un "no" hubiese sido suficiente... ¿por qué decidiste dejarme en vergüenza delante de todos?- Le dije cuando le encontré lavándose las manos en el baño. A través del reflejo del espejo delante de él, me observó fríamente, ya no con esa careta de nuevo empleados asustado. –Eres pariente de Roxana, ¿verdad? Tú y ella planificaron esto, ¿o me equivoco?- Sentencié luego del silencio que aquel crespo produjo, generando un ambiente de tensión. -¿Sabías que ella estaba casada y tiene dos hijos? Tras saberse tan públicamente sobre el idilio con su jefe, su esposo decidió pedirle el divorcio y alegó ante tribunales para quedarse con la custodia de los niños... Ahora Roxana se encuentra alejada de ellos, todo por tu intromisión... Nosotros somos hermanos y espero que hayas pagado por lo que causaste.- Volteó para revelar toda la verdad, encajando sus ácidos ojos en mi piel.

-En realidad lo disfruté, me gustó bastante... Y sobre lo que pasó con tu hermana... Aun cuando yo haya gritado a los cuatro vientos todos sus secretos, ¿no crees que quien causó todo fue ella misma? Si no fuera tan ambiciosa, no hubiese ocupado su cuerpo para ascender en la empresa... Ella le fue infiel a su esposo y engañó a sus hijos... ¿No crees que tiene el castigo que se merece?- Le detuve cuando intentó escapar del baño. Le tomé por el brazo y lo acerqué a mi rostro, ese que petrifiqué con odio con tal de intimidarle. –Puedes creer que soy un cretino... Solo que no sabes de lo que soy capaz. Ten cuidado, porque me vengaré por lo que hiciste...- Respondí finalmente, antes de liberarle ante la sorpresa que se llevó. Sí señores, ver telenovelas en las tardes junto a mi madre, me ha ayudado a crear mi lado maquiavélico. Ahora tienen frente a ustedes, al malo de la historia... ese que es sexy, se acuesta con todos los personajes y solo al final sufre un poco. ¿Para qué ser bueno si se pasa mejor siendo malo?

Luego de salir del trabajo, me dirigí hasta la parada del autobús y no saben lo avergonzado que me sentí frente a todos quienes ahí estaban reunidos. De pronto, apareció detrás Ernesto, aquel que me folló ayer. Venía vestido con smoking y llevaba entre sus manos un ramo de rosas rojas. –Sé que nuestro amor no partió de la mejor manera... Aunque quiero que comencemos desde cero, deja que me convierta en tu príncipe azul...- Fue lo que me recitó antes de arrodillarse ante mí.

¿Qué mierda? ¿Qué se comió este proyecto de ser humano? Trato de no reírme, solo que me es imposible y me descojono frente a todos quienes me observan con extrañeza. Es que debe ser muy imbécil para creer que lo de ayer significó algo, ya que solo fue una jugarreta de dos hermanos desquiciados. –Yo pensé que querrías venir conmigo al penthouse que me regaló mi papá... y el fin de semana navegar por el velero que me compró mi abuelo... pero si no quieres aceptar mi amor...- Dijo tristemente el ñoño.

Si viéndolo bien de cerca... tampoco está tan feo, solo tiene un poco más de cejas de lo normal, posee unos frenillos que si cierra bien la boca nadie los ve. Así como gordo gordo, tampoco... y lo de sus granos en el rostro, debe ser un problema hormonal pasajero. En el fondo es todo un adonis en potencia y es que ¿hay algo que no pueda hacer el dinero? Si ya pienso que me estoy enamorando. Finalmente decidí aceptar el cortejo del panzón... dijo, de mi príncipe azul.

e

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora