Día 32: Complot

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No saben la rabia que tengo, es tan grande como las tetas plásticas de Cata o el pene de Lidia. No puedo creer que exista gente tan mala en este mundo y que además se les ocurra unirse para hacer sufrir a un ser tan puro e inocente como yo.

Resulta que Berna no ha olvidado la promesa que le hizo a El Papucho, y ha estado ideando la forma en que tenga mi venganza con mi psicólogo.

-El tal Leonardo se la pasa en su consulta y cuando no es así, está con su grupo de amigos...- me decía la vieja de peluca rosada mientras me mostraba las fotos que sus espías sacaron mientras seguían al psicólogo.

Estaba viendo detenidamente las imágenes, cuando una de ellas llamó por completo mi atención. ¿Acaso no le conozco? Tuve que acercarme a esa fotografía para ver claramente las facciones de aquel individuo.

-¡Hijos de la gran zorra! ¡Maricones conchetumadres!- grité a más no poder tras darme cuenta de lo que sucedía. Me desquité con los muebles, con las pelucas de las rameras, con todo lo que pasaba frente a mis ojos.

-¿Qué te pasa loca maricona?- me preguntó venenosa una de las prostitutas. Era tanta la rabia que tenía, que Me desquité con ella.

-No eres mujer... Date cuenta, naciste con verga... ¿Ves está tripa seca con cinta que te atas por debajo del culo? ¡¿Lo ves?! ¡¿Lo ves?! ¡Míralo! Es una polla, no una vagina.... ¡Míralo mierda!- Ok, quizás y la traté un poquito mal. Sé que no estuvo bien empujarla hasta la pared, ni mucho menos bajarle la falda, ni haberle rasgado el calzón de Hello Kitty, tampoco haberle sacado de cuajo la cinta adhesiva con la que esconde su pene, arrancándole sin compasión unos cuantos pelos. Está bien, actué mal, pero es que era demasiada la rabia que tenía en mis venas.

¿Saben por qué? Y es que el amigo de mi bello psicólogo Leo no es nada más, ni nada menos, que el mismísimo Marcos. Sí, el hermano de la tetona de Roxana, ese que desapareció luego de haber publicado en su Facebook un video porno de los dos y que se hizo viral en todo el país. Ese mismo crespo, ahora estaba en esa foto, compartiendo alegremente con mi amado.

¿Qué significa todo esto? No soy tan crédulo como para suponer que es una mera casualidad. No, estoy seguro que aquí hay gato encerrado. Quien me llevó a la cárcel es camarada de una de las personas que más me odia. Es muy sospechoso, pero no se preocupen, porque no descansaré hasta revelar toda la verdad y si han actuado juntos contra mí, prometo hacerles pagar por su atrevimiento.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora