Día 56: Odio a los curiosos

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Debe haber alguien en el más allá que no deja que mis planes resulten. Al final ni Pablo ni la maraca de Laurita tuvieron secualas, lo más grave es que ahora la tipeja esa está pelada. Es tan divertido verla pelona, y es que cuando le puse los cables, pasé a llevarle el cabello, por eso se le quemó.

Todo regresó a la normalidad y yo tenía terapia con el psiquiatra. Entré a la oficina del rubio y todo se me vino en cima.

-Tú si que estás loco. Que digo... Estás demente, no tienes cura. Pudiste habernos matado, ¿qué estabas pensando?- me recriminó el muy pendejo.

Pensé que todo se había acabado, que nunca más querría estar conmigo, sólo que algo sorprendente sucedió luego.

Entre insultos y recriminaciones, empujones incluidos, Pablo cambió de ánimos. Se acercó iracundo, decidido a golpearme. Cerré los ojos creyendo que me dañaría y nada de eso pasó. Sin más, bajó mis pantalones, me dio vuelta contra la pared e introdujo su pene de una sola estocada.

-¿Te gusta meter cosas por el culo? Pues a mi también... ¿te gusta mi cable?- dijo mientras me retorcía de dolor.

Me contuve y es que no le había perdido, creo que hasta había encontrado una nueva forma de divertirnos.

Y adivinen, todo era muy bello para ser cierto...

-Cuando sentí la electricidad en mi trasero, sentí un placer que jamás había sentido...- comenzó a hablar luego del orgasmo, estando ambos sudados en el piso de su despacho.

- Por eso quiero intentar... Que seas tú quien me penetre... Quiero tu leche en mi culo...-

......

......

Quedé en blanco un par de segundos. Luego me levanté tranquilamente, me subí los pantalones y comencé a correr en círculos. La habitación era pequeña, por lo que tuve que salir al patio.

¡¡¡Por qué a mi!!! Grité a todo pulmón, destruyendo lo que hubiera en mi camino. ¿Por qué mierda siempre me tocan pasivas? Primero Marquita y ahora Pablita. Puta vida, si ya no se puede ser maricón tranquilo, ¿tanto cuesta conseguir un gay que sólo quiera penetrar? Hombre ya, si no es tan difícil dejar el culo en paz... Bueno, no soy el mejor haciendo eso, pero no creo que sea tan difícil.

Ernesto llegó a tranquilizarme. Me llevó agua con azúcar y me abrazó fuertemente. Después de unos minutos, podía ver las plantas y no quería quemarlas.

-Dime que sólo usas el culo para hacer caca... ¡Por favor!- pregunté acongojado. Lo único que me faltaría ahora es que éste también quisiera experimentar.

-En realidad no me veo con una polla por detrás... Prefiero más follar.... Sólo a ti eso si...- pero si es tan lindo el hijo de puta. Hasta creo que ahora lo veo más guapo, hasta su acné me parece sensual.

No será bonito, pero si es bien machito para sus cosas. Si lo único que necesito es que tenga un pene y dos testículos, ¿qué importa si no es rubio? ¿o si es gordo? ¿o si es muy peludo? ¿o si...? Mejor no sigo, que me voy a terminar arrepintiendo de pensar en la remota posibilidad de tal vez en algún momento futuro quizás elegir a Enresto.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora