Día 83: El zorro y su madre

223 31 13
                                    

Estuve días enteros pensando a quién creer, si debía seguir confiando en Cata o apoyar a La Papucha, más que mal, fue severamente atacado. Es difícil elegir entre dos amigos, más cuando ambos han sido tan buenos y me han ayudado cuando más los he necesitado.

No podía dormir por la inquietud, cuando una noche, de la nada. Ingresó El Zorro por mi pieza. Un hombre con antifaz, traje oscuro y ceñido al cuerpo, estaba en el umbral de la ventana, mostrando su enorme paquete. ¡Madre mía! Si aquel atuendo le favorecía mucho.

No sé cómo (Bueno sí, pero no quiero parecer tan promiscuo), pero de pronto estaba en el suelo, con el pene del visitante desconocido frente a mí. Le había quitado la parte de arriba del traje, para liberar la carne ardiente, que sudada me pareció tentadora.

-Adivina quién soy...-dijo fingiendo una voz distinta.

Estaba oscuro y él poseía un antifaz. La pregunta fue difícil en realidad, necesitaba investigar un poco más.. ¡Pastelero a tus pasteles! Me dije. Si soy bueno en algo, eso es tratando con vergas. Por lo que toqueteé aquel falo hermoso, para luego llevarlo a mi boca.

La textura era suave, con abundante vello y el color era... parecía oscuro, aunque con poca luz no pude asegurar nada. En fin, tenía que dar la probada final, así es que engullí la polla hasta el fondo. Sí... buen tamaño... sabor normal, aunque podría estar mejor... Textura placentera... Líquido preseminal un tanto salado, pero nada desagradable... Seguí con mi cata de verga.

Llegué a la conclusión que no sabía quién mierda era El Zorro. Creí que podía identificar a alguien por su pene, tan solo que al final, todos se parecen. Vale, que tenga la polla morena podría indicarme que se trataba de Ernesto. Así lo creí y me emocioné demasiado. Tal vez mi amado me había perdonado, abandonado a la maraca de Laurita y me estaba buscando de la forma en que me gusta: con sexo salvaje.

-Oh amor mío... este es el mejor día de mi vida... Ahora desgarra mis entrañas con tu bestialidad... ¡Méteme el pico hasta el fondo!.... Ernesto, amor mío...- Dije sin pensarlo, es que estaba muy contento.

Pero claro, la vida no es un cuento de hadas y como era de esperar, no se trataba de él. Como le nombré de otra manera, el desconocido disfrazado se enfadó mucho. En ese instante prendí la luz para verle el rostro. Él accedió a quitarse el antifaz y ahí fue cuando me encontré con Pablo.

-Mi mamá me dijo que esta era una buena idea.. se supone que te cantaría, pero no sé cómo lo hiciste que terminaste bajándome el traje... Quiero enamorarte, aunque no puedo creer que estés enamorado de ese tal Ernesto... ¿qué tiene él que no tenga yo? ¿Por qué te gusta tanto?- me encaró el psicólogo.

Rayos, se me había olvidado el plan de la vieja esa.

-¿Qué sucede allá arriba? ¿Accedió a casarse?- Escuché un grito desde afuera.

¿Qué mierda? ¿De quién se trataba? No tuve que esperar mucho para enterarme que se trataba de doña Conchuda, que obviamente no podía dejar solo a su bebote.

-Dice que está enamorado de otro... ¿ahora qué hago? No me quiere... ¡Mamita! Tengo mucha penita, necesito que me des mi leche... Quiero llorar mami...- 

Ay no, nunca pensé que ese hombre tan grande, tan fornido, tan peludo, tan dotado, fuera en realidad un mamón sin más. ¿Su leche? Ay no. Me imaginé mi vida  a su lado, durmiendo con su madre en nuestra cama, viendo como la vieja le lava la polla en la tina... No pude resistirlo más, así es que terminé con eso allí.

-¿Sabes Pablo? En otra época de mi vida, hubiera estado feliz que te enamoraras de mí... tan solo que ahora me di cuenta que no solo vale un cuerpo bonito, también es importante lo que puedas sentir, que me cuides... y tú solo eres capaz de hacer eso con tu mamita... Ahora ándate por donde viniste.... ¿y sabes qué más? Mejor cásate con la vieja esa de allá afuera... porque es la única persona a la que amas.... ?¡Mamón!- No tuve piedad con él.

El pobre Pablo se fue por la ventana, sollozando como niño chiquito, llamando a su mamá. Espero que por fin me haya dejado en paz.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora