No quiero ser una mala imagen para mi hijo, tan solo que a veces no logro contenerme.
Tenía que ir al supermercado a comprar unos productos para el hogar. Joaquín quiso acompañarme, así es que los dos recorrimos los pasillos del gran galpón del descuento.
Todo iba bien, hasta parecía una persona normal, pero no, el destino tenía que colocarme a prueba. Si yo no quería, les prometo, tan solo que si se me presenta alguien así, tan cerca, era obvio que reaccionaría de la manera en que lo hice.
Cuando estaba buscando el detergente, vi a lo lejos a un hombre hermoso, moreno con músculos, era todo un semental. El uniforme le quedaba muy apretado y le hacía ver aún más sensual. Se trataba del guardia de seguridad, de esos que parecen agentes de la Cía, pero más de barrio, sin pistola, pero con una buena macana de palo.
-Si así de grande tiene la macana... Uf, cómo tendrá el pedazo de verga... - dije son querer.
-Y esos músculos... Me gustaría que me contara un cuento acostadito en mi cama... Está muy papo... - escuché a mi lado.
Mierda, creía que lo había pensado, tan solo que terminé diciéndolo en voz alta. Mi hijo había escuchado y me había respondido. Por Santa Cachucha, ¿por qué dice eso a esa edad? Yo a su edad.... A quién engaño, me metía en los camarines de los alumnos más grandes del colegio para verlos desnudos.
-Olvida lo que dije... A todo esto, ¿quién te enseñó lo de Papo? - le pregunté asombrado, porque no son frases de niño.
-La abuela Gracia lo dice siempre... Que el lechero está papo, que el de las noticias está papo... Que don Fernando está papo... - claro, si era obvio quién se lo había enseñado.
De pronto, sonó la sirena de seguridad y mi adonis corrió hasta la entrada. Me centré en cómo se le movían los glúteos, a la vez que le tapé los ojos a Joaquín, era demasiado para un niño tan chico.
Resulta que una vieja estaba robando en el supermercado, por lo que el guardia tuvo que palparla en búsqueda de los productos sustraídos.
Y ahí se me ocurrió una gran idea...
-¿Qué haces papá? ¿Estás robando? - preguntó el inocente de mi hijo.
-Claro que no, te estoy buscando una figura paterna real... - y eso hacía, no era por mí que lo hago, no señores, es por mi cachorro.
No pagué nada de lo que llevaba en el carrito y sólo me dediqué a colocar productos entre mis ropas, especialmente en el pantalón.
Como si nada, salí por la puerta del galpón y la sirena sonó como virgen con amante negro. Al instante llegó mi super guardia.
-Lo reconozco, soy un ladrón... Regístreme.... - levanté las manos y también el trasero.
Estaba emocionado porque esas manos de macho me iban a tocar. Aunque claro, no todo me podía salir bien.
-Dese la vuelta... - dijo el supuesto Adonis.
-¿Esa es tu voz? - pregunté pasmado.
Por la cresta, si parecía más una ardilla. ¿Cómo puede haber un hombre tan grande con la voz tan chillona? Yo tengo la voz suave, pero parezco pollo desplumado sin hormonas.
-Claro, eso pasa cuando consumen muchos esteroides... ¿No te da vergüenza? Además estoy seguro que debes tenerla chica... Que vergüenza, qué vergüenza... Me retiro indignado... - me saqué todo lo robado, tomé de la mano a mi hijo que estaba rojo por el show que hice y nos marchamos del lugar.
Esta sociedad está cada vez peor, ya ni se puede confiar en los musculosos.
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Diario de un Soltero GAY
HumorMi psicólogo me recomendó que debía hablar sobre mis vivencias con alguien, y es que según él soy homosexual. ¡Pamplinas! No porque cuando pequeño jugaba con muñecas, ayudaba a mi madre a cocinar e inspeccionaba los cuerpos desnudos de mis amigos, s...