Diario de un Soltero GAY

Día 34: Ayuda con sorpresa

No aguanté más y le conté a mi amiga Cata todo lo que ha sucedido con mi vida. Le mencioné sobre la venganza de Marcos, sobre mi obsesión con el psicólogo, lo que sucedió en la cárcel, mis vivencias con mis padres y la "relación" con Ernesto.

-Y yo que pensaba que había vivido desgracias... Tú si que tienes mala suerte...- mencionó la pelirroja tras escuchar pacientemente.

En realidad, creo que exageró. El solo hecho que ella haya nacido en el cuerpo equivocado, es mil veces más traumático que aquello que yo he debido soportar, pero en fin, sé que solo quería consolarme.

Al principio Cata parecía un tanto triste, sólo que al rato comenzó a caminar estresada, de un lado hacia el otro de su habitación, como león enjaulado.

-Son unos cretinos, unos desgraciados.. Hijos de la peor de las madres. ¿Cómo se les ocurrió hacerte eso? Me gustaría tenerlos en frente... Y... Y... Sacarles las bolas sólo con una cuchara...- decía histérica, con una expresión agresiva y un tono notoriamente masculino.

Es raro verla así, y es que por fuera es toda una mujer hermosa, con cuerpo curvilineo y rostro coqueto, tan sólo que su voz era de macho dominante.

-Disculpa... Es que me enfurece la gente así... Y también creo que son las hormonas. A veces me dan unas ganas tremendas de golpear a todo el mundo...- Cata volvió a su voz femenina para pedirme disculpas, aunque ya era tarde para sacarla de la historia y es que ella misma se quería involucrar aún más.

-Yo te ayudaré a vengarte de esos imbéciles... Ya verás... Les gustan las mujeres ¿verdad? Pues vamos a ver si se pueden resistir a está fémina... Ya sabremos si les gusta mi secretito también...- Sus ojos abiertos por completo, la escasa luz que llegaba a sus facciones, todo me hacía tener miedo y es que su determinación atemorizaba.

Bueno, si ella quiere ayudarme, supongo que tendré que dejarla ¿no? Ya veremos qué sale de todo esto.