Día 106: No Quiero, Porque...

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A veces me doy vergüenza, aunque no lo crean. Aquel sujeto con dinero, Jaime, me trató como a un objeto y me sentí utilizado. ¿Qué hice a cambio? Fui a encararlo, tan solo que al abrir la puerta, lo vi y... Me lancé sobre sus brazos, le besé con pasión mientras le tocaba la entrepierna. ¡Soy una zorra! Y una muy barata, ni siquiera cobro.

Creo que tengo una adicción con aquel hombre, porque no puedo dejar de pensar en él y en lo bien que lo pasamos juntos. Han sido dos semanas de sexo delicioso y no sé por qué me siento rastrero, si lo he pasado bien.

-Ya sé que te estás viendo con el vecino se atrás... - me confesó Fernando el otro día.

Mierda, el sinbolas me quiere echar de la casa porque no le di bolas... ¿Entendieron? Él no tiene testículo, ¿Captan el chiste? Da igual.

-¿Qué tiene él que no tenga yo? - preguntó apenado.

-Bueno, esencialmente... Que a él se le para y a ti no... - ¿qué? Preguntó y yo respondí con honestidad.

-¿Por eso? Pero si... Tú me hiciste impotente... Tú me sacaste las bolas... - arremetió.

-¿Y? Yo no te conocía y querías violarme , tenía que defenderme de alguna manera ¿no? - claro, ahora todo es mi culpa. Que agradezca que no le arranqué el pene también.

-Yo te voy a demostrar que el sexo no es importante... Te vas a enamorar de mí, ya verás... - es lo último que dijo y luego se marchó entusiasmado.

Para ser sincero me dio bastante miedo, era como esas promesas que hacen los dementes en las películas de terror y después llega con la cabeza de alguien.

¿Querrá cortarle el pene a Jaime? Pensé en un principio.

Sin embargo, lo que tenía planeado era muy distinto. De partida, me cambió de cuarto a mi hijo y a mí. Ahora dormimos en piezas separadas y sumamente elegantes.

-Desde ahora él será como el dueño de casa... Háganle caso en todo... - instruyó a todos sus empleados días después.

Imaginarán que doña Gracia no estaba para nada contenta con la noticia, me miró con cara de felina hambrienta. Y por eso, por quitarle al casi hombre, la anciana comenzó a atacarme.

¿Pueden creer que le cortó la cabeza a una paloma y la dejó en mi cama?

-¿Nunca has visto El Padrino? No encontré un caballo en esta maldita ciudad, así que tuve que amenazarte con lo que había... Ten cuidado, porque me vengaré... - la muy loca creyó que me causaría miedo.

Yo no le he pedido nada a Fernando, por lo que no le debo algo tampoco, lo hace por su gusto y yo... Me dejo querer. De todos modos sigo yendo a la casa de Jaime en la mañana para tener sexo... Y después de almuerzo también... Y a la hora de la telenovela para comentarla... Y a la cena... Bueno, ya tengo las llaves de la casa, así que entro cuando quiero.

¿Saben? Todo iba bien, tenía dos hombres. Uno me mimaba y el otro me metía la polla por el culo, ¿qué más podía pedir? Estaba en el paraíso.

Y claro, como siempre, cuando todo va bien en mi vida, tiene que suceder algo que lo estropee.

-Quiero que te vengas a vivir conmigo... ¿No te gustaría ser mi pareja? Creo... Que me gustaría casarme contigo... - Jaime fue directo.

Estábamos desnudos en la cama, empapados en sudor luego de follar. Era ese momento glorioso en el que repasas lo bueno que fue el encuentro, piensas dónde cresta dejaste los calzoncillos y, si tienes suerte, el macho se calienta de nuevo y volvemos a montar como locos. Vaya, que era un buen momento y este desgraciado tenía que arruinarlo.

¿Casarnos? Es todo lo que imaginé. Me quedé un rato pensando, estaba hipnotizado con la idea, hasta que salí del trance, tomé lo primero que encontré en el suelo (un gorro) y salí corriendo de la casa. Corrí como si me persiguiera el mismo demonio. ¡Santa Cachucha! Que si no corría el macho me iba raptar y atar a la cama, pensaba en mi cabecita inocente.

Y así están las cosas en mi vida, tengo a dos hombres interesados en mí y eso me aterra, porque... Porque...

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora