Día 99: Superpapi

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Me levanto temprano todos los días para llevar a Joaquín al colegio. Lo primero que hago es arreglarle su mochila de Barbie, colocarle sus cuadernos de Frutillita, su estuche de My Little Pony y su lonchera de Dragon Ball, para que no parezca tan afeminado.

Podrán creer que soy yo, como Gay, que le insito a usar cosas de niña, pero no es así, porque fue él mismo quien me lo pidió.

-Papi, no me gustan los pantalones... ¿Puedo usar falda? - me preguntó a los tres años.

Vale, creí que sería un juego, una etapa que se acabaría luego, tan solo que después fue empeorando.

-No me gusta mi pene, es feo.. Lo quiero cortar... - quedé helado.

-Papi, cuando grande quiero estar embarazado, ¿puedo? - congelado congelado.

-Me gustan todos mis compañeros, son todos muy guapos... - ¡He creado un monstruo!

Estuve preocupado mucho tiempo, imaginaba que todo era mi culpa y que por yo ser Gay, él se había hecho uno también.

-No lo creo, tus papás eran heterosexuales y tú saliste bien maricón... Quizás él estaba destinado a ser diferente, y el destino quiso que tuviera un padre que lo entendiera.. - fue lo que me aconsejó Gracia.

La vieja para estar bien loca, da bueno consejos a veces. Quizás tiene razón y por eso hice todo lo que mis padres no hicieron conmigo. Y es que ellos solo me reprimieron, desde bebé.

Por eso dejé que mi hijo creciera como él quisiera, sin reprimirle nada. Quiero que sea feliz, y para eso no debe sentir que ha nacido mal, que ha fallado como yo creí por mucho tiempo.

Era obvio que no sería normal, muchas veces las mamás de sus compañeros me reprenden por mi proceder.

-Cree que los niños son juguetes y que puede hacer con ellos lo que quiera... - escuché a una vieja una vez.

-¿Y usted que se mete? Yo quiero que él sea feliz y no alguien amargado... ¿Me puede decir por qué tiene la piel tan amarilla? ¿Y el pelo tan seco? Creo que no le han metido por la panocha un buen pedazo de verga hace mucho tiempo... - decente me retiré con mi cachorro.

Ah no, con mi hijo nadie se mete. Cualquiera que ha intentado burlarse de Joaquín ha sufrido mi venganza.

Hace unos meses unas niñas se rieron de él, porque quería asistir a la pijamada que esas crías estaban organizando.

-Ay no, que asquito, eres muy raro... Además eres hombre, tienes que jugar fútbol y no andar pegado a nosotras... - la rubia estúpida esa se creía la gran cosa.

Se quedó callada cuando llegué, obvio, no haría nada malo delante de un adulto respetable. Pero no, no iba a dejar que se saliera con la suya.

-Cachorro, pásame tu estuche... - le pedí a Joaquín.

De aquél saqué las tijeras y comencé a amenazar a la matona.

-Vamos a ver quién se comporta como niño cuando tenga el pelo rapado... - le dije antes de comenzar a perseguirla.

La muy cabrona era escurridiza, como lechón bañado en aceite.

-No te escapes, si te vas a ver bien como pelona... - traté de tranquilizarla.

Al final la perdí en una esquina. Luego parece que la mamá de la rubia me demandó a la policía y me llegaron notificaciones, pero no las leí. Total, sigo siendo un prófugo de la justicia.

¿Se acuerdan? Porque me escapé del manicomio donde cumplía mi condena al estar loco loquito.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora