Día 112: Grupal

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¿Se acuerdan que trabajo en el fono erótico? Pues he tenido que seguir fingiendo para seguir allí. Ya son varios meses los que he pasado en esa habitación oscura, donde hombres feos intentan cortejar a mujeres que los imaginan hermosos.

Todo iba bien, para ser un trabajo de mierda, hasta que tenía que cagarla. 

Resulta que como los hombres se "entusiasman" muy fácil (me incluyo), muchas veces mis compañeros de trabajo tienen erección y me he dado cuenta que suelen ir al baño por mucho tiempo. Pues que sí, que se van a masturbar.

Al principio me daba asquito, porque todos ellos son bastante feos. Hasta que hace un par de días abrí la puerta del baño y me encontré con uno de ellos masturbándose frente al espejo. Me fue imposible no verle el aparato y le miré pasmado en el dintel de la puerta, por largos minutos.

Al rato el sujeto se dio cuenta de mi presencia y en vez de sentir vergüenza, me invitó a participar de su actuación. Oh madre mía, que yo no hago ese tipo de cosas, menos con alguien a quien recién conozco. Además, la vez que lo hice fui engañado por Marcos.

El pecado es fuerte y terminó ganándome, me acerqué a mi compañero y le agarré el paquetón caliente. No pude controlarme y se la mamé como si no fuera a ver otra verga en mi vida. El hombre jadeaba y se extasiaba viéndome a sus pies, lamiendo lo que le da placer y jugueteando con el líquido que comenzaba a emanar de su miembro.

Iba todo bien, estaba a punto de pedirle que me penetrara, cuando de pronto y sin previo aviso, apareció el supervisor.

-¿Qué mierda están haciendo?- gritó el jefe espantado.

De ese puro susto, la polla que tenía en frente se bajó como por arte de magia y de parecer un obelisco monumental, pasó a ser un mondadientes partido.

-Soy gay.... ¿y qué?- respondí desafiante.

-No me digas... si se te nota bastante... Ahora saca esa verga de tu boca y mete la mía...-dijo al tiempo que se bajaba el pantalón y mostraba su erección.

Quedé sorprendido, porque esas cosas solo suceden en las películas porno, y no en la vida real. Así me vi con dos pollas en la cara, una azotándome mientras que la otra entraba y salía con vehemencia.

Traga la polla maricón...

¿Te gustan mis bolas? ¡Lámelas!

Ambos me decían groserías como si fuera una prostituta y a mi me educaron para no terminar así.  Me enfadé mucho, por lo que me levanté y me fui del lugar decente como siempre.

Nah, es broma, me quedé y les pedí que me dijeran más cochinadas, porque me gustan mucho.

Y no van a creer lo que sucedió después. Ay niños, es que cuando uno se levanta con suerte, tiene mucha de verdad. Resulta ser que estaba con esos dos machotes, uno feo y el otro no tanto, cuando  apareció otro compañero de trabajo.

-Ven, acércate... esta perra le encanta la verga...- dijo sin pudores el supervisor.

Me sonrojé un poco, y es que me había halagado. Así terminé con tres hombres frente a mí, jadeando y eyaculando en mi rostro.

-Papi, tienes una piel muy linda últimamente... ¿qué crema usas?- me preguntó Constanza el otro día.

-Una que conocerás cuando seas más grande hijita...- respondí como un padre educado.

Después de esa situación en los baños, he tenido que soportar la calentura de todos mis compañeros y es que el rumor se expandió, ahora todos ellos me invitan al baño para que les mame un poco sus vergas. Y como soy gentil, no puedo decirles que no.

¡Que me he convertido en una perra! Bueno... me he convertido un poquito más en una marica libertina. 

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora