Día 46: Ángel caído del cielo

251 36 11
                                    

Que asco de vida, en realidad nada tiene sentido. Me he sentado todos los días bajo el mismo árbol, ahí paso gran parte de las tardes, viendo cómo las nubes recorren el cielo.

En cada momento recuerdo la cara de esa anciana, las cosas que me hizo y lo mucho que la detesto. Quizás un consuelo es que ya se haya muerto y que sus últimos días haya sufrido de Alzheimer. Tal vez esa fue la forma que el destino tuvo para hacerle pagar por sus fechorías.

Pensaba en ello el otro día cuando recibí una noticia.

-Tu psiquiatra ha renunciado, así es que ahora te tratarás con Pablo...- dijo la enfermera, esa regordeta que hace temblar cuando camina.

En ese preciso momento recordé a mi primer psicólogo, aquel anciano que se terminó aburriendo de mi historia. ¿este sería igual?

Entré un tanto temeroso a su despacho, últimamente he cambiado mucho y es que antes solía ser más atrevido, no le temía a nada. Me senté y esperé a que el dichoso doctor apareciera.

-Buenos días, soy tu nuevo psiquiatra, espero que podamos ser buenos amigos...- sonrío el hombre y me hizo temblar de pronto.

¡Qué viejas violadoras! Necesito pensar en el papacito que tengo de terapeuta. Rubio, de casi dos metros, ojos azules y rostro de modelo de revista. ¡Ah no Diosito! Me colocas a prueba y tú sabes que soy débil, así que no me queda otra que pecar. Sí, también le hablo al hombre de arriba, ¿algún problema?

Ay no Pablito, tú serás mío, eso lo prometo. Si el chocolate no me tomó en serio, pues ahora probaré con la crema batida. ¡He encontrado al amor de mi vida!

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora