Día 43: Nada me sale bien

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Gracias a los investigadores de Berna, supe que Marcos y Leo se iban a reunir en un restaurante. Así es que me alisté para ir hasta aquel lugar y presenciar cómo el moreno le diría que quizás tiene VIH.

Me escondí detrás de un mostrador repleto de platos y por uno de los espacios vacíos del vidrio, vi la mesa que sería la escena del triunfo, cuando me coronaría como el ganador.

-¿Qué hace ahí señor?- me dijo un niño al verme en el suelo, escondido detrás del mueble.

-Lo que sucede es que estoy esperando a un amiguito que vive aquí en el mostrador...- mencioné siendo extrañamente cariñoso, hasta me dieron ganas de vomitar, pero como estaba feliz, no me importó.

Pasaron los minutos y vi como el moreno llegó hasta el local. Se veía nervioso y es que al sentarse, no dejaba de mover sus piernas.

-¿Ya encontró a su amigo?- de nuevo aparecía el reverendo niño.

-No todavía no...- respondí un tanto harto y es que el pequeño era tiernamente horrendo.

Finalmente hizo su aparición Marcos, besó en la boca a mi amado y yo tuve que morderme la lengua para no hacer un berrinche ahí. ¿Quién se cree? ¡Ese hombre es mío!

No lograba oír nada, pero no importaba, sus gestos me dirían todo. Esperaba a que el crespo hiciera una escena ahí mismo, que gritara como la zorra que es, como su hermana.

¿Y que sucedió? Pues el muy tonto abrazó con cariño a Leo y lo reconfortó con besos en la boca.

-Está bien... Saldremos de ésta juntos, te prometo que no te dejaré sólo.- fue lo único que escuché.

¿Tanto se quieren? ¿Tan pendejos son? Se suponía que lo dejaría, que se iría asustado, pero no... Al final se hace el bueno y lo cuidará, el muy maricón ahora tiene corazón, siendo que me metió a la cárcel sin compasiones. ¡Hijos de la gran puta!

-¿Ya encontró a su amiguito?- volvió a aparecer el maldito mocoso, sólo que esta vez no tenía la paciencia de antes.

-Sí, apareció... Está ahí atrás, esperando con un cuchillo para abrirte de la boca hasta el ombligo... Y se comerá tus órganos con chocolate... Yo le pediré tu riñón, sabe muy bien con un poco de sal...- y comencé a reírme con malicia mientras tomaba un cuchillo del mostrador. Hubieran visto el pantalón del pendejo, se mojó de inmediato y es que el muy cabrón se meó.

¡A la mierda con todo! Pensé en ese momento, cuando todos me quedaron viendo. Caminé hasta la mesa de esos dos amantes y simplemente me expresé.

-¿Así que el par de maricones se aman? Pues muchas felicidades, espero que sean muy felices... Claro, como no tiene  VIH... Porque todo fue una broma, divertida ¿verdad? ¿Saben qué más es divertido? Pues esto...- y tomé el mantel para sacudirlo de un solo tirón. Cayeron platos y carnes al suelo, pero no me quedaría ahí.

Luego pasé por las otras mesas haciendo lo mismo, tomando platos y lanzándolos por el aire, para que le cayera a cualquiera. También me lancé las copas de vino a la cabeza, me quité la ropa y comencé a bailar desnudo en medio del local.

Soy la reina de las flores! Soy muy feliz... Feliz.... ¿por qué mierda nadie me quiere a mi? ¿Tan feo soy?.... Dígame señora, ¿tan feo es mi pene? Y usted señor.... ¿Acaso mi trasero es tan horrendo?- le dije a una pareja asustada de ancianos, mientras les restregaba mi desnudez en sus caras.

Y como era de esperar, llegó la policía y me llevó a la cárcel.

- Es un peligro para la sociedad...- Sentenció el juez y pues... Así fue como llegué a Valle Tranquilo... El peor manicomio de todos. ¡Que no estoy loco! Sólo levemente enamorado, ¿acaso nadie me comprende? Lo peor es que el chaleco de seguridad no combina con mis ojos.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora