Día 98: Cinco Años Después

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Y bueno, el tiempo pasa bastante rápido como se habrán dado cuenta. Y la vida de las personas cambia mucho.

Todavía sigo extrañando a Ernesto, aunque sé que ahora está descansando y no sufre más por esa terrible enfermedad.

Falleció poco antes que Laura diera a luz. Fueron sentimientos encontrados para todos, por una parte sufrimos por la partida de mi amado, pero también nos alegramos al saber que aquel retoño nació con salud.

El funeral fue íntimo, con las personas que realmente amábamos a Ernesto. Aquella sepultura contiene todo el amor de mi corazón y por ello voy todas las semanas a visitarle. Me gusta pensar que él me está viendo desde algún lugar y me acompaña siempre que le visito.

Uno nunca sana ese tipo de heridas, solo las hace más llevaderas. Todavía hoy lloro al recordarle, al imaginar todo lo que podríamos haber vivido si siguiera a mi lado.

Ha sido doloroso, pero he tenido a alguien a mi lado que me ha ayudado. Es el hombre a quien más amo en estos momentos, pienso en él todo el día y me preocupo porque esté bien. Se llama Joaquín, como el padre de Laura.

Ok, no es que esté con el hermano de la maraca esa, sino que se trata de su hijo, de nuestro hijo o de quien sea en realidad. Bueno, les contaré.

Todos pensamos que la zorra ésa al convertirse en madre y tener una relación con Omar, cambiaría y dejaría de ser una puta. Craso error, porque solo pasaron dos meses para que volviera a lo mismo.

Un día llegó Omar hasta mi casa (La del sin bolas en realidad. Sí, sigo viviendo ahí). Estaba muy triste y cargaba a su hijo (nuestro o de quien sea), lloraba como niño chico.

-Me dejó... Dijo que la tenía muy chica y que quería buscarse un negro que la dejara bien abierta... - sollozaba mientras me contaba.

De la nada y sin previo aviso, la maraca de Laurita se marchó, abandonó a su familia y se fue en búsqueda de la polla celestial. No la juzgo, cualquiera hubiera hecho lo mismo en su lugar. ¡Santa Laurita de Putilandia, patrona de todas y todos los putos!

Sin embargo, Omar no iba a contarme solamente. No señor, iba a dejarme el bulto de carne para que lo cuidara.

-Voy a buscarla... No puede dejar a su hijo solo. Te prometo que serán solo un par de días... - me suplicó.

Como aquél puede ser mi hijo, o de Ernesto también, decidí ayudarle. Total, ¿qué son un par de días?

El problema vino cuando esos días pasaron y no supe más de él.

¡Maldito hijo de $&%@#$&!

Recuerdo que grité cuando lo llamé y me contestó una mujer.

-Pues no amor, él perdió su teléfono en mi local... - respondió la desconocida.

Me he vuelto ingenuo, porque pensé que sería una cafetería, una librería o algo así.

-No cariño... Yo no trabajo en eso. Hago cosas más divertidas...más íntimas... Ya sabes... - y sí, el muy desgraciado había perdido el celular con una puta.

Así que no estaba buscando a Laura ni nada, solo estaba saltando de vagina en vagina. Y yo me tuve que quedar con la criatura.

De eso han pasado cinco años. ¿Qué soy ahora? El papi más marica que han conocido... Sería un milagro si Joaquín no me sale transformista.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora