Día 116: Infieles en fuga

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Oh por la Santa Cachucha más cachucha que la cachuchística vida ha conocido, no van a creer lo que ha sucedido en mi casa y es que... Ni siquiera yo puedo, todavía me encuentro en shock.

Como ya les había comentado, Jaime se fue a vivir a nuestra casa, aunque a mi madre no le gustó la idea, él siguió con nosotros.

-Te voy a agradecer el resto de mi vida por la ayuda que me estás brindando... Saldré de este agujero en el que me encuentro y cooperaré en esta casa... Lo prometo...-me dijo la primera mañana en que amaneció con nosotros. 

Y lo ha hecho, ha salido todos los días a buscar trabajo, aunque no ha tenido éxito hasta el momento. Por eso, es que ha decidido cooperar con las labores del hogar, y vaya que lo ha hecho, si es mejor sirvienta que mi madre. Vieja floja, siempre dejaba los baños sucios.

-Que rica está la comida... ¿acaso haces todo bien con tus manos?- preguntó en la mesa la maraca de Laurita la otra vez.

Uy, la muy putona, me hirvió la sangre al verla coquetear con el vagabundo. ¿Quién se cree? ¿Acaso tiene que meterse con todos los hombre que ve? Es una suelta. Y no fui el único que se enfadó con su actitud, ya que mi padre se levantó de la mesa y se fue al patio, completamente ofuscado. 

-Querido hermano mayor. Me acerco a ti para saber qué intenciones tienes con el joven Jaime Sandoval, porque si no existe ninguna intención emocional con el mencionado, quisiera comunicarte mis intención para cortejarlo...- me dijo Pía días después de la llegada del hombre.

-¿Qué?...- quedé lelo y es que no le entendí ni mú a la pendeja, ¿en qué idioma habla?

-Que se lo quiere servir sin cubiertos y con la cochinada que tiene entre las piernas...- me tradujo Constanza. 

Joder, es que mi hermana adoptada no sabe expresarse. Solo me dio risa sus intenciones con el hombre y es que ella es muy chica (y mujer) como para interesarle. Después de un rato, me acordé lo que dijo mi hija y me sorprendió cómo habla a sus cinco años.

-¿Cómo es eso de servirse a alguien y sin cubiertos?... ¿Quién te ha enseñado a ser tan maleducada?- reté a mi hija y es que no quiera que sea así.

De inmediato me percaté que la pregunta estaba demás, porque tanto ella como Pía me quedaron viendo con incredulidad. Ah claro, quién más que yo para enseñarle a ser tan ordinaria. Uy, si siempre todo es culpa mía.

En fin, mejor iré al grano... Todo se complicó hace dos días, cuando era de noche y estaba a punto de irme a trabajar. Iba bajando las escaleras cuando escucho unos gemidos. ¡Mierda! Mis papás estaban follando, pensé de inmediato. Como soy curioso, quise ir a investigar, por lo que fui metiendo la oreja pieza por pieza. Grande fue mi sorpresa cuando me di cuenta que los gemidos venían de la pieza que compartía Laura y Jaime. ¡Por la chucha, si sabía que no podían dormir juntos!

Estaba colérico, no iba a dejar que se burlaran de mí de esa manera. ¡Ah no! A mi nadie me es infiel, por lo que no lo pensé dos veces e ingresé al cuarto para hacerles show. Ni loco los iba a dejar terminar, que fueran a copular a otro lado, los muy cochinos.

-¡Los encontré, malditos cerdos! ¿No les da vergüenza hacer esto en la casa?- grité a todo pulmón mientras prendía la luz.

Lo primero que me pareció sospechoso es lo arrugado que tenía el culo Jaime, porque no recordaba que fuera tan feo. Supuse que la calle había estropeado todo.

Como grité tan alto, en menos de lo que termina un primerizo, toda mi familia estaba en la pieza de los amantes. Y solo en ese momento, cuando ya había creado el show perfecto, me percaté que no era Jaime el macho, sino que mi padre. Así como oyen, mi papá estaba follando con la maraca de Laurita.

-¿Qué significa esto?- gritó mi mamá antes de desmayarse.

Ups, nunca pensé que fuera el viejo quien estuviera jodiéndose a la culisuelta esa, total... ¿quién podría imaginar que todavía le sirve el pito? Así es que sin quererlo, destruí el matrimonio de mis padres. 

A la mañana siguiente, Pía estaba tirándole la ropa por la ventana a su adoptador y a Laura, como si hubiera sido ella la esposa cornuda. Pensé que el hombre intentaría pedirle disculpas a mi madre, que estaría arrepentido de la infidelidad. Estaba muy equivocado.

-¡Por fin soy libre!- gritó mientras se llevaba sus cosas acompañado de la maraca, quien parecía contenta a su lado.

Si antes mi mamá me odiaba, ahora le causo repugnancia y es que cree que por mi culpa su pareja se folló a otra.

-Ay no, a mi no me vas a culpar... fue a ti a quién se te cayeron las tetas y a quien no se le moja la panocha hace tiempo... Mi único error fue traer a Laura, porque me chantajeó con contar que es la madre de Constanza...- yo y mi bocota, después me percaté que había revelado aquel secreto en frente de mi hija.

Me di vuelta para ver su reacción, estaba tiritando como jalea y es que no quería que se enterara de esa manera de quién era su madre biológica.

-Ay no te preocupes, siempre supe que ella era la mujer que me parió... me lo contó mi abuela María hace mucho tiempo. No te alteres, eso no cambia en nada lo que siento por ti... todavía en mis sueños eres tú quien me parió...- respondió tranquilamente Constanza.

¿Qué mierda le dan de comer a los niños ahora? Si son mucho más maduros que un adulto... Mierda, que mi hija es más madura que yo. 

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora