¿Y si vendo a Ernesto con Loreto? Digo, el otro día en la oficina, la gorda se le declaró en frente de todos, como una estúpida enamorada de un tarado aún más horrendo que ella, en realidad sería la pareja más nefasta del mundo. Especialmente porque me dejarían de lado, y a mí nadie me discrimina, ¿entendieron? – ¡Atención! ¡Atención! Quiero decirles a todos un secreto que he guardado por muchos años... Desde el primer día que entré a trabajar aquí, me enamoré del muchacho que tan gentilmente me dio un paseo por las dependencias... Sí, Ernesto, te amo y quiero que me des una oportunidad...- Es lo que la mujer que me arrienda el departamento dijo frente a todos, tras llamar su atención. ¿Qué? ¿Cómo puede humillarse tanto? Pensé y es que todos saben que el feo está interesado en mí, en un hombre, o sea que no es el sujeto más heterosexual en nuestra oficina.
El tipo que me quitó la virginidad escuchó que la gorda le confesaba sus sentimientos y se transformó de pronto en un tomate, tan ruborizado que hasta llegaba a resplandecer. –Lo que sucede es que... yo... estoy enamorado de alguien más... Lo siento...- Fue la forma en que se disculpó, antes de volver a centrarse en su computador, pendiente de quién sabe qué asunto de la empresa. El silencio se apoderó de la oficina y es que nadie quería admitir que Loreto había quedado en ridículo. Debo reconocer que hasta me dio un poco de pena, solo que luego se me pasó al recordar que es tan fea.
Supuse que todo quedaría en eso, en un mal recuerdo para todos, solo que al llegar al departamento luego del trabajo, me encontré con toda mi ropa empacada. –Quiero que te vayas, no puedo verte la cara sabiendo que eres lo que impide mi romance con Ernesto...- Dijo la dueña del departamento, dañada luego de lo ocurrido en la empresa. ¿Qué? ¿Cómo puede ser tan resentida? Estaba entre la espada y la pared, era seguir teniendo un techo donde dormir o mantener relaciones sexuales por desesperación. ¿Qué era más importante?
Pues resulta que me tuve que ir al cuarto que arrienda Ernesto, ese en medio de una casucha que se cae a pedazos. Claramente no iba a dejar la única verga que me alegra, por lo que le hice caso a Loreto y me fui de su casa. –Pues quédate sola... ¿Qué se siente que nadie se interesa por ti? Eres patética... ¡Patética!- Dije antes de irme. Para ser sincero, la verdad es que le grité, tanto que todos sus vecinos salieron a ver el escándalo que estaba haciendo. A veces me pregunto por qué estoy tan descontrolado y es que cuando estaba en consulta con mi psicólogo, no trataba tan mal a la gente y tampoco pensaba en sexo tan a menudo.
Gracias a esos pensamientos, es que decidí buscar a un nuevo profesional, a uno que sea capaz de ayudarme a superar mis traumas y mis instintos de asesino, violador y mentiroso compulsivo. Este fin de semana lo hice, busqué por internet a los psicólogos que cobraran menos y que atendieran las veinticuatro horas. Así di con uno de nombre Leonardo Da Silva, me gustaron las referencias que leí y por eso fui esta mañana a su consulta.
¡Por Chávez, Morales y Correa! Lo que encontré fue mucho más que un profesional, fue un ser a quien idolatrar, con quien tener sueños mojados. Tanto que quise estar con un hombre de piel oscura y ahora mi nuevo psicólogo es como cualquiera de esos prostituto, es un morenazo de casi dos metros, espalda atlética y una voz gruesa, que solo al escucharla sentí un orgasmo. ¿Cómo mierda me concentraré? Si lo único que hago cuando me mira, es imaginarle desnudo con un látigo en la mano. Fui a su despacho para que me ayudara con mis instintos sexuales hiperdesarrollados y ahora solo quiero desnudarlo con los dientes.
Oxlo
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Diario de un Soltero GAY
HumorMi psicólogo me recomendó que debía hablar sobre mis vivencias con alguien, y es que según él soy homosexual. ¡Pamplinas! No porque cuando pequeño jugaba con muñecas, ayudaba a mi madre a cocinar e inspeccionaba los cuerpos desnudos de mis amigos, s...