Día 40: Amantes

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No he pensado en nada más que no sea en él, y en lo mucho que pude haberlo dañado. Creo que finalmente ha sucedido lo que nunca pensé que ocurriría, me he enamorado.

Estaba desesperado al creer que Leo estaba sufriendo, lo único que hablaba con Cata era sobre él y sufría en las noches, tenía pesadillas terribles. No aguanté más y decidí ir a verlo, observar con mis propios ojos lo que estaba sucediendo.

Toqué muy nervioso el timbre, ¿y si llamaba a la policía para meterme de nuevo en la cárcel? O aun peor, ¿si se había suicidado por el dolor de la violación? Tenía mil miedos hasta que  terminé por pulsar el dichoso botón.

Una
Dos
Ocho
Veinte veces, y el psicólogo no aparecía. ¿qué estaba sucediendo? Estaba histérico, por lo que no me controlé y embestí la puerta con toda la fuerza que logré juntar. Por fin ingresé a su morada y encontré todo en orden, como si su dueño estuviera en perfecto estado.

En la cocina los platos estaban limpios, en la sala estaban los cojines acomodados y en el baño la tasa no tenía restos de orina. Así decidí ir a su habitación, si no lo encontraba, significaría que estaba afuera... Vivo o en un cajón bajo tierra.

Ahí encontré la escena más espantosa de la vida, porque efectivamente Leo estaba bien, tanto que follaba enérgicamente, como gallo de campo.

¡Oh por Bush! Mi amado moreno, pene de mi vida, estaba sobre otro hombre. ¿no que no?

-O sea que si eras gay y me mentiste todo el tiempo... Maldito hijo de puta... Ya verás la paliza que te daré...- grité colérico, espantado por la idea que sólo a mi no me follaba.

Corrí hasta la cocina para tomar el cuchillo más grande que encontré, estaba decidido a castrarlo y así llegué agitado a su cuarto, cuando de repente veo el rostro de su amante. ¡Santa Cachucha! Eso era peor de lo que imaginaba y es que... Es que.... Estaba follando con Marcos... ¡Par de maricones! Me engañaron todo este tiempo.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora