A veces cuando tienes dudas, lo mejor es consultar con alguien mayor, por algo han vivido tanto y siempre están dispuestos a entregarte un consejo.
Por ello acudí a doña Gracia, estaba desesperado por llegar a una conclusión, tenía que tomar un bando rápido, antes que se desatara un problema mayor.
-A ver, si quieres a ambos, es muy egoísta tener que elegir a uno por sobre otro... ¿No lo crees? Tal vez quien te esté pidiendo que elijas está cegado por el rencor... Hazle ver que no puede obligarte a nada...- Al final la vieja es bastante cuerda.
Me convencí con esa respuesta, por lo que busqué a La Papucha por toda la casa, hasta que la encontré en el patio.
-He tomado una decisión... Lo siento mucho amigo, pero no puedo ayudarte... Espero puedas comprender... - le dije mientras posaba mi mano sobre su hombro.
Pensé que se enfadaría, aunque ni siquiera se inmutó, hasta llegó a sonreír levemente.
-Está bien... Espero tú puedas comprenderme también... - y se marchó tranquilo.
Aquello pareció casi una amenaza, una sumamente aterradora. ¿A qué se refería? ¿Acaso planea algo en contra de Cata y Patricio?
Desesperé, aunque la marica fuera mi amiga, algo en mi interior me hacía temerle, como si fuera un lobo vestido de oveja.
Entré en pánico, tal vez estaba exagerando, quizás nada pasaría, pero de todos modos tenía que hablar con mi amiga, que estuviera atenta ante cualquier amenaza.
Toqué el timbre de su departamento una y mil veces, pero nadie aparecía. La llamé al celular y nada. Era como si la tierra se la hubiera tragado.
Un vacío se creó en mi estómago, las piernas se debilitaron y apenas pude bajar las escaleras.
Amiga, amiga... ¿Qué he hecho? Quizás que te ha sucedido... Y si tal vez... Ella ya no esté...
No podía imaginarme siendo responsable de su final, ¿cómo no pude darme cuenta que me estaban utilizando?
-Me usaste ¿verdad? ¿Te hiciste mi amigo para llegar a Patricio y vencerlo?... Dime la verdad maricón de mierda... ¿Qué le hiciste a mi amiga?- fue lo primero que le dije a La Papucha cuando la encontré en casa.
No respondió nada, por lo menos al principio no con palabras. Sin darme cuenta me golpeó en la cara, tan fuerte que me botó al suelo.
-Gracias por entregarme a Patricio, ahora ese hijo de puta está muerto... Parece que tu amiga se salvó. Eso ya me da igual, no me interesa... - se jactó de su fechoría.
Maldito hijo de la perra ... Nunca le perdonaré lo que hizo.
Enfurecí a tal punto que enceguecí. No sé cómo, pero agarré una lámpara y salté sobre el desgraciado. Lo reduje y así comencé a golpearlo con aquel aparato de metal. Mis manos se llenaron de sangre y su rostro se desfiguró.
Estuve a punto, a instantes de acabar con su vida, tan solo que en ese momento llegó doña Gracia y me detuvo.
-Mi niño... No caigas en el mismo agujero que ése... Tú no eres así... - fue la forma en que me calmó, aunque ella misma le dio una patada en el suelo antes de irnos.
Estaba en shock, me perdí de este mundo y solo me dejé llevar. La anciana empacó nuestra ropa en una bolsa de basura y nos fuimos tan rápido como pudimos de esa casa. Claramente el maricón traidor ese querría vengarse de mí.
Ahora no sé cómo seguir, por mi culpa mi amiga ha perdido al amor de su vida... Por mi estupidez le arruiné su futuro.
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Diario de un Soltero GAY
HumorMi psicólogo me recomendó que debía hablar sobre mis vivencias con alguien, y es que según él soy homosexual. ¡Pamplinas! No porque cuando pequeño jugaba con muñecas, ayudaba a mi madre a cocinar e inspeccionaba los cuerpos desnudos de mis amigos, s...