Todo es muy extraño, yo pensaba que El Papucho iba a matarme luego de contar su secreto, pero resulta que al final me lo terminó agradeciendo. - Ahora que ya todos los saben, puedo vivir más tranquilo y estar con quién yo quiera... Muchas gracias- me dijo en la mañana, cuando fue personalmente a visitarme a mi celda.
Yo ya me había confesado, había asistido la noche anterior a la capilla de la cárcel para hablar con el sacerdote. - Confieso que he pecado... Que le he robado a mis padres, que he chantajeado a un compañero de trabajo para intimar conmigo, que al final el muy hijo de perra... Disculpe, se me salió la palabrota... Se terminó burlando de mí haciendo que un feo me follara en la habitación de fotocopiado... Después contraté los servicios de un prostituto negro... Se me acabó el dinero... Asistí al psicólogo y quise que fuera mío, así que me metí a su casa y lo secuestré... Y por eso estoy ahora en la cárcel... ¿Usted cree que Dios pueda perdonarme?- dije todo lo que he hecho con un sólo aliento y es que estaba sumamente nervioso, nunca antes había hecho aquello. -Pues, hijo mío... Para serte sincero... Pues no, tú ya estás bien frito en el infierno... Pero qué putazo eres...- terminó diciendo el cura. ¿No que Dios era benevolente y lo perdonaba todo? ¿Ah? Ahora resulta que a las putas si las quiere, y a los maracos como yo no... Así no se vale...
Estaba convencido de mi eternidad en el infierno, que me matarían y resulta que al final me hice la mejor amiga de La Papucha. -Puedes pedirme lo que quieras, yo te concederé todos tus deseos, amigui...- me dijo el delincuente, totalmente transformado, convertido en toda una loca, liberado completamente.
- Quiero un buen pedazo de polla... No... No, en realidad quiero otra cosa... Quiero... Al psicólogo que me metió preso... Sólo para mí...- Sí, era eso lo que quería, lo que anhelaba hace mucho tiempo.
- Lo tendrás...- sonrió La Papucha. Sí, ahora verán que tendré lo que merezco. ¡Leonardo, prepárate!
ESTÁS LEYENDO
Diario de un Soltero GAY
HumorMi psicólogo me recomendó que debía hablar sobre mis vivencias con alguien, y es que según él soy homosexual. ¡Pamplinas! No porque cuando pequeño jugaba con muñecas, ayudaba a mi madre a cocinar e inspeccionaba los cuerpos desnudos de mis amigos, s...