Día 29: Trabajando

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Ahora sé por qué no me gustan las mujeres. Estas prostitutas son la peor pesadilla que he podido tener, siempre pelean por quién es más bella, por quién fue la cerda que se comió el último yoghurt o por quién tuvo el placer de atender al hombre más guapo de la noche.

-Dinos, si no fueras maricón, ¿a cuál de nosotros cogerías?- preguntó una de las rameras el otro día, en medio de una discusión con una de sus compañeras. -Con ninguna de ustedes, si no fuera gay me volvería uno, sólo para no tener que vivir el horror de estar con alguna de ustedes.... Entiendan, son todas feas, tienen las tetas caídas y el trasero flácido... Cuando las veo me dan asco...he debido aguantar las ganas de vomitar.- respondí con mucho respeto.

Las muy taradas comenzaron a reír después de escuchar mis palabras. ¿Son retrasadas o qué? -Ay que eres divertido hombre...- dijo una de las mujeres. Al final todas creen que las adoro y que las encuentro irresistibles. ¿ Esa será la consecuencia de conocer tantos penes? Ya no sé si quiera probar tanto entonces.... Bah, tendré que acostumbrarme a la idiotez.

La otra noche estaba lavando los baños de los clientes, cuando alguien me abraza por detrás. -Que buen culazo... ¿cuánto cobras?- dijo el borracho que me atacó por sorpresa. Era un sujeto bajo, de piel morena, mezquino en dientes y arrugado como una pasa, un completo espanto.

-Nada amor, sólo bájate los pantalones...- respondí con voz cachonda. El tipejo hizo caso y me mostró su pedazo de carne seca, con algunos toques de canas. ¡Qué asco! Me tuve que agachar frente a esa cosa y la metí en mi boca. El viejo creía que duraría mucho así, no podía imaginar que luego agarraría sus bolas y las mordería con rabia.

El grito del viejo se escuchó por todo el antro. ¿Qué querían que hiciera? No podía dejarlo sin castigo, ¿cómo se le ocurre confundirme con una ramera? Se merece haber sangrado de esa manera. -¡Mis pelotas!- gritó después. Al segundo vi como dos pedazos de carne caían al suelo, envueltas en sangre. Mierda, lo castré.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora