Día 20: Será mío

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Pues sí, la tiene grande. Ya saben a qué me refiero. Mi deseado Leonardo tiene un buen trozo de carne entre las piernas.

Como él me estaba insinuando cosas... Vaya, que se sentaba con las piernas abiertas en las sesiones y yo veía todo su paquetote. Era obvio que subliminalmente me estaba diciendo: esto es tuyo... Tómalo... Así es que le hice caso a las enseñanzas de mi madre e hice lo correcto.

-Usted siempre tiene que ayudar a los demás, incluso cuando no se lo dicen con palabras.- Solía decirme la mujer que me parió. Es que cuando pequeño era demasiado indolente y no ayudaba a nadie, aún cuando se estuviera muriendo a mi lado. Ahora si eso pasara... Mierda, creo que no he cambiado en nada.

En fin, la cosa es que en la terapia de ayer, me decidí y tomé la iniciativa.

-Deberías buscar más profundamente en tus emociones y darte cuenta por qué te comportas así...- Iba diciendo el moreno, cuando de pronto, salté sobre él y me puse estratégicamente entre sus piernas. Sin perder tiempo, le abrí el cierre de su pantalón y saqué su pene.

Gloria en las alturas... Qué cosa más bella vi en ese momento. Y claro, sólo me quedé con eso.

-Pero si pensé que me estabas coqueteando... Te preocupas por mi, me escuchas pacientemente y me ves siempre a los ojos...- me expliqué mientras me sacaba a empujones.

-Claro que sí, enfermo... Si para eso me pagas. Soy tu psicólogo... Y tú no lo necesitas... Ya deberían haberte internado en un manicomio hace mucho... Loco- y ahí partió mi corazón en mil pedazos. Todas las ilusiones de tener esa verga, se han esfumado. ¿Y ahora quién me ayudará?

Estaba desesperado, pero ya no. No me daré por vencido... Digo... Ahora mismo estoy frente a Leo, viéndolo dormir plácidamente en su cama, luego de ingresar a la fuerza a su casa.

Pues no Leito, usted no se me escapa. Ahora que lo pienso, si estoy un poco poco ¿no?

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora