Ayer en la noche comenzó todo. De la nada doña Berna me llevó hasta los vestidoras de "las muchachas" y me sentó en un sillón, donde no pude moverme más.
-Ni siquiera tu madre te reconocerá después de pasar por mis manos.- Dijo la de peluca rosada. Para ser sincero, yo creo que mi progenitora ya hasta se ha olvidado de mí. ¿Qué será de ella?
La cosa es que primero trajo una olla con una sustancia viscosa y oscura, como poción de bruja con verruga. Al rato me desvistió por completo y puso aquel brebaje por cada zona donde veía vellos. ¡Era cera! Y me di cuenta cuando se endureció y comenzó a sacarla de mi piel. Nunca había sentido tanto dolor, ni siquiera cuando he tenido una verga por el orto.
Toda mi piel quedó roja, pero libre de pelos. Incluso esa parte, aquel que siempre me ha mirado desde abajo quedó con corte moicano.
Pero eso no era todo, ya que luego fueron por mi rostro. Dentro de mi nariz colocaron unas pinzas de metal que sirven para respingarla. Parecía todo un sujeto fifí. Tras eso, espolvorearon un montón de maquillaje en mi cara, haciendo líneas y sombras extrañas, que dieron por resultado un efecto visual de delgadez y belleza.
¡Parecía mujer! En realidad que sí y lo peor vino cuando quisieron esconder aquello que me hace hombre.
-¿Qué es eso?... ¿Cinta adhesiva?... ¿Por qué lo colocan en mi pene? ....¡¿Qué hacen?!- grité desesperado y es que Berna y Cata tomaron mi verga, la estiraron y la pusieron justo debajo, casi llegando al trasero, usando cinta para sujetarlo.
Quizás se rían y que crean que es divertido, pero no lo es, no saben lo incómodo que es tener un pedazo de carne viva estrujándose y sudando mientras caminas. Es como.... Si te amarraran un brazo a los pelos de la nariz.
En fin, pasando de eso, luego me colocaron un vestido rojo, casi brillaba en la oscuridad además de corto y ajustado. Claro, si aquí sólo hay putas, qué más iba a pedir.
Para culminar, depositaron una prominente peluca rubia en mi cabeza. Me miré al espejo y no me reconocí, era toda una mujer.
-Y todavía falta la mejor parte....- Dijo Cata antes de sacar de un cajón un par de artículos redondos de plástico. -Aquí están tus tetas, y por el poder que me da ser la puta maricona más vieja de este cuchitril, te bautizo como Débora Cabezas, la de garganta caliente...- Sentenció la pelirroja mientras colocaba en mis sostenes las pechugas falsas.
Ya me veía como toda una ramera y debía seguir con el plan. Ir a conquistar a Leonardo, pero... Eso ya se los contaré mañana, que las novedades nunca se cuentan todas juntas.
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Diario de un Soltero GAY
HumorMi psicólogo me recomendó que debía hablar sobre mis vivencias con alguien, y es que según él soy homosexual. ¡Pamplinas! No porque cuando pequeño jugaba con muñecas, ayudaba a mi madre a cocinar e inspeccionaba los cuerpos desnudos de mis amigos, s...