Día 41: Odio

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Tengo pena, no sé por qué este tipo de cosas me suceden a mí, ¿acaso estaré maldito?

Encontré a Leo y a Marcos en la cama, esos dos se han convertido en amantes, justo los dos sujetos por quienes he sentido alguna atracción.

-Pues todo es tu culpa, si no fuera porque te conocimos y supimos lo que era ser marica, ninguno de los dos se hubiera dado cuenta lo mucho que nos gustamos...- replicó Marcos mientras me veía con un cuchillo, amenazando a ambos

Estaba decidido a acabar con ellos dos, cuando de pronto los muy cobardes se escapan por la ventana.

-No se escondan, si no los quiero matar... Sólo cortarles sus penes... Y una que otra extremidad... Prometo que seré cuidadoso...- gritaba desesperado por el patio, no podía creer que ambos se hubieran escondido tan bien.

El corazón me dolía, cuando por fin me había enamorado, resulta que no era correspondido. ¡Puta vida! ¿así que chiste tiene amar?

Obviamente los muy imbéciles llamaron a la policía y terminé en la cárcel... Otra vez. Por suerte esta vez cuento con un ángel protector, una amiga que está siempre a mi lado.

Al otro día llegó a la comisaría Cata, feliz porque había pagado mi fianza y ya podía irme con ella al antro.

- Me debes mucho dinero eh, tendré que coger con muchos clientes para recuperar la plata...- dijo entre risas la pelirroja. En realidad me conmovió, nunca nadie había hecho algo tan bonito por mí, ni siquiera mi madre, que me tuvo por cesárea.

En fin, estoy en libertad, pero preso por la rabia y el resentimiento. ¿creen que me voy a quedar quieto y que no haré nada para separar a esos dos?

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora