Día 65: Trato hecho

267 38 18
                                    

La vieja fea no me ha querido decir dónde se encuentra Ernesto, he intentado de todo con tal de hacerla hablar. Incluso le di alcohol para que soltara la lengua estando ebria. Lo único que logré fue verla desnuda e intentando violar al perro de La Papucha. Pobre can, debió quedar traumatizado.

Como no puedo actuar por esa área, debo centrarme en el falso Pablo. Me reuní con mi amiga marica y con el pelirrojo para idear nuestro próximo ataque.

- Yo creo que lo mejor es secuestrarlo, anestesiarlo y hacerle una cirugía... Le colocamos un vaginón y un par de tetas. Lo convertimos en Pabla y ya no podrá hacerse pasar por mi marido... ¿qué les parece? Soy brillante...- di mi mejor idea, aunque a nadie le gustó. Es que no tienen visión.

La Papucha decía que lo mejor era secuestrarlo y a golpes hacerlo desistir de su vida robada. Eso no le gustó al pelirrojo, quien proponía que lo mejor era ofrecerle una nueva vida. Como él es el verdadero psiquiatra, le daría el alta y ya no tendría que ser internado en el manicomio. ¡Qué aburridos!

-Lo mejor es chantajearlo con aquello que más anhela... Por ejemplo, que este maricón le folle por el culo...- de la nada apareció la anciana decrépita.

¿Como sabe ella eso? ¿Acaso nos ha estado vigilando? Más que una abuela, parece un ninja.

Los presentes me quedaron viendo, dándole la razón a la uva pasa e insitándome a comportarme como activo. ¡Imbéciles!

-Entonces quedamos en eso... Es el mejor plan que he oído. No pensé que fuera tan fácil.- comentó finalmente el verdadero Pablo.

Como si pudieran decidir sobre mi cuerpo, todos pensaron que llevaría a cabo esa idea.

Me senté en el suelo y maduramente comencé a llorar a todo pulmón. ¡No quiero, no quiero! Grité entre sollozos. Esa idea no gustar al niño, caca.

- Yo creo que como recompensa tu marido debería consumar el matrimonio... Es justo, pensando en el sacrificio de una pasiva...- intervino La Papucha, dejando al pelirrojo con los ojos abiertos.

Alegre me levanté y le tendí la mano. Trato hecho. Me gustó el plan y es que lo único que quiero es conocer a ese papito delicioso. Total, no creo que sea tan difícil colocar mi pito en el culo del rubio falso ése. Más que mal, se supone que lo que tengo entre las piernas sirve para eso. Ahora debo follar al Pablo de mentira, para que el verdadero me folle después a mí. Muy fácil.

Diario de un Soltero GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora