Capítulo Trece. Quiero conocerte más.

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Una vez se fue, me quedé unos minutos recargada en el marco de la puerta, noté algo en buzón y lo saqué, era otra nota.

*Cuando pienso en ti, mi mundo se detiene, quisiera tenerte junto a mí, en vez de rondando mi mente*.

Sonreí ampliamente aún viendo las letras, giré el papel y vi que era el otro ojo, giré nuevamente y corrí a la cocina a por un trozo de papel, escribí algo y lo dejé como de costumbre, atada con un hilo al buzón, entré y caminé a la habitación, sonreí y pegué el otro ojo cerca del primero.

-Cada vez te conozco más- susurré mientras pegaba el papel, uniendo con cuidado los bordes.

Salí de la habitación y caminé hacia el recibidor, llegué hasta el sofá y miré alrededor "Debería asear un poco". Recogí mi cabello en una coleta y caminé hacia la habitación de limpieza, busqué la escoba con la mirada y al no encontrarla caminé a la habitación de Mariel.
Abrí la puerta y nuevamente el aroma a chocolate y menta inundó mis fosas nasales, aprecié el lugar y era un desorden completo, ropa por el suelo o en la cama, algunos zapatos debajo de la misma, los cuadernos regados por todas partes, pero algo llamó mi atención por completo, un estuche para guitarra color negro, me acerqué a ella y lo abrí dejando a la vista una guitarra color café con algunos detalles en negro, rocé las cuerdas y sonreí, "Sabe tocar instrumentos". Cerré el estuche y busqué la escoba con la mirada, encontrandola recargada en un lado del armario, caminé hacia ella y la cogí, eché un último vistazo a la habitación y salí.

Después de asear todo el apartamento, me senté en el sofá a descansar, ahora con las nuevas reglas, había menos desorden en el lugar lo cual hacía el trabajo más sencillo. Decidí leer un poco, pero recordé que el libro lo leía junto con Violeta, así que dejé el libro en su lugar, y me puse a admirar algunos libros de Mariel. La mayoría eran sobre "thrillers", series policíacas, suspense, poesía.
Cogí uno de pasta completamente negra, lo acaricie suavemente y lo abrí en la primera página, buscando el título, mi sorpresa fue mayor al darme cuenta de que la primera página estaba arrancada, busqué en las demás, en busca de algún indicador del nombre, pero lo habían borrado, desde nombre del libro, hasta nombre del autor. Me quedé unos segundos viendo el libro hasta que decidí leer el prólogo, tal vez ahí estaba alguna pista.

-Si quieres saber que libro es, debes leerlo- La voz de Mariel sonó a mis espaldas.

Di un pequeño brinco por el susto -¡Por Dios!- puse una mano en mi pecho -¿Hace cuánto llegaste?-

-Tengo unos minutos- sonrió -¿Te interesa?- señaló el libro.

-No me di cuenta que llegaste- dejé el libro en su lugar.

-Estabas concentrada- se acercó a mí -Si gustas te lo presto- cogió el libro y me lo entregó.

-No me interesa- lo dejé en su lugar -Solo es extraño que le hayas quitado toda información- caminé hacia la cocina.

-Es mi libro favorito- levantó los hombros -Es como yo, nadie sabe realmente como soy, hasta que termina de leerme- se recargo en un costado del frigorífico cruzando los brazos sobre su pecho.

-Es por eso que no tienes un estilo propio- susurré.

-¿Disculpa?- se alejó para acercarse a mí.

-Es que, tenemos casi cinco meses viviendo juntas y en todo ese tiempo te he visto ser un poco de todo, tu estilo cambia, tu forma de combinar...-

-Son cosas externas- interrumpió -Sí me miras con otros ojos verás que soy la misma persona, independientemente lo que me ponga o cual sea mi estilo- me guiñó un ojo y cogió rumbo a su habitación.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora